Lluvia 1, sol 1


 Como podéis comprobar por el título hoy sí se han cumplido las previsiones y la jornada la hemos llevado pasada por agua. De todos modos no debéis preocuparos, queridos lectores de este humilde blog, el frío y el agua ha molestado poco, si acaso ha dificultado nuestra evacuación de líquidos en plena naturaleza dado que las manos estaban tan frías que daba miedo tocar zonas extremadamente sensibles, aparte de la dificultad natural que ya de por sí representa encontrar ciertas cosas con estas temperaturas.

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Vamos por partes: primero felicitar a nuestro ilustre lector Tarzán de la dehesa por su taitantos cumpleaños. Hemos comprobado que ya ha cumplido la mayoría de edad y le facilitaremos en poco tiempo la dirección del blog que nos ha pedido en los comentarios.

Antes de contra el trayecto de hoy y nuestras peripecias entre el hambre y los quilómetros tengo que detenerme algo en lo ocurrido ayer tarde desde el momento que publiqué la entrada.

Estábamos en que habían llegado dos tipos de Basauri en bici (con dos cojones…, cada uno), la alemana no te(u)tona y al poco rato nuestro querido destripador de peregrinos. No os quiero despistar, este destripador de peregrinos no es otro que el señor belga de la noche en Riegos que tan mala espina nos dio cuando lo vimos clasificando botes sospechosos sobre la mesa. Su apariencia y actos nos tiene bastante moscas tanto como su afición por hacer retratos de los diferentes personajes con los que se va encontrando, incluidos nosotros. Yo tengo la impresión de que los retratos los hace para poner luego la etiqueta a los frascos en los que hace esencia de cada uno de los peregrinos a los que asesina. El asesino en serie que intuimos ha llegado y se ha pasado más de media hora doblando meticulosamente varias mantas que ha colocado pausada y milimétricamente sobre su saco hasta alcanzar la consistencia adecuada. Sólo verlo medir los extremos de las mantas y el modo de colocarlas nos ha tranquilizado al pensar que su modus operandi debe ser limpio y rápido; además está junto a la cama de Joseba y yo espero que acabe con él antes de intentarlo conmigo que estoy al otro extremo de la sala. Tras colocar las mantas ha entrado en la ducha, momento que hemos aprovechado para salir de allí rápidamente y dirigirnos hacia el bareto 2 del pueblo dónde estaban los de Basauri. Siento no poner sus nombres porque no hemos intimado hasta ese punto, pero nos hemos tomado un par de vinitos, por cabeza, y Joseba ha podido dar rienda suelta a sus fantasías de la infancia cual vejete que cuenta las aventuras de su infancia en compañía de contertulios que pueden entenderle por la similitud de sus edades. Uno de ellos tiene una rodilla bastante fastidiada de la bici y el otro es identificable por el brillo de los cristales de sus gafas.

Tras la charla entre gente ruda del norte y recordando nuestras gestas a la hora de cortar troncos y levantar piedras, hemos encaminado nuestros pasos hacia el otro bar del pueblo para cenar. Nada más llegar allí hemos encontrado a los catalanes del mediodía acompañados de su chófer. Hemos sabido entonces que ellos forman parte de un grupo de gente que hace el camino apoyados por Santi (así se llama el asistente motorizado). Santi les ha dado indicaciones concretas sobre lugares estupendo para comer en Bilbao, lo que han corroborado los bilbainos, y yo he aprovechado para hacer la broma de que es evidente que Santi tiene conocimientos sobrados sobre lo que significa comer bien por lo generoso de la grasa que rodea su cuerpo. Nos hemos sentado juntos y hemos disfrutado de una cena agradable y divertida en la que hemos contado algunas anécdotas de las vividas hasta el momento y hemos amenizado con chistes y chascarrillos. Como la cena se iba calentando y las anécdotas subían el nivel de ambiente peregrino ha venido a volvernos a la realidad nuestra mesonera del día: no podemos decir que sea simpática pero yo he decidido que la situación debía cambiar y he comenzado a lanzarle piropos y alegría: el resultado ha sido inmediato ya que su actitud ha cambiado y nos ha deleitado con la única sonrisa que ha sacado en los últimos años. Misión cumplida y todos alegres. Después de un orujo de rigor hemos concluido con deseos de buen camino y planes para el resto del camino. Nuestros amigos catalanes han dicho que iban a desayunar en el hostal de arriba del pueblo y nosotros hemos intuido que íbamos a comernos una…

Al llegar al albergue el belga y la alemana estaban aún despiertos y preparando todo para dormir. Yo me he metido en el saco y mientras pensaba si ponerme los auriculares para escuchar música me he dormido.

Noche estupenda y sin asesinatos. El belga se ha despertado a las seis y media y ha comenzado a moverlo todo. Nosotros nos hemos levantado al mismo tiempo que los de Basauri y nos ha sorprendido la lluvia.

El resumen del camino es fácil de hacer: lluvia sin parar y nada para desayunar. Al principio nos ha parecido hasta divertido pensar que quizás el siguiente pueblo nos ofrecería algo para comer pero hemos tenido que hacer 20 km sin encontrar nada.

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 Al llegar a uno de los pueblos sin nada que decir (no me voy a molestar ni en poner el nombre porque todos son similares) hemos encontrado a Santi con el coche dejando a sus compañeros catalanes Juan y José que comenzaban la etapa allí. Santiago nos ha ofrecido la posibilidad de buscar alojamiento en Puebla y lo hemos aceptado gustosos. Finalmente hemos encontrado un bar, o algo parecido, en el que una grácil mesonera nos ha atendido amablemente. La señora era más ancha que alta y nos ha ofrecido empanada recién hecha de bonito y de chorizo. A estas alturas de la mañana eso era manjar de dioses y mucho más al comprobar que estaba calentita y regada con un par de cervecitas. Al poco de estar allí han llegado Joan y Josep (de cara a la galería) y han tomado otro pedazo de empanada ante la amenaza que hemos hecho de comérnosla nosotros entera.

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A estas alturas del blog habréis comprobado que Joseba ha vuelto a la bebida: no ha podido soportar la tensión de caminar conmigo y yo lo he celebrado con un par de orujos que me estoy tomando mientras escribo esta entrada.

Resto de la etapa con lluvia y frío (lo dicho sobre evacuación de fluidos) y nos ha llamado Santiago para confirmar que teníamos habitación en el hotel de los horrores. Sí, estamos en un hotel de los que se merece este blog. Ya nos había avisado Santi de que la mierda de un día aparece intacta al día siguiente. Además tiene un futbolín que tiene el suelo cubierto de tierra fruto de la acumulación de mierda de varios años por capas. El regente de dicho antro da casi tanto miedo como nuestro asesino en serie de peregrinos pero, milagrosamente, la habitación está limpia y es aceptable para ducharse y dormir. Nos hemos instalado y hemos bajado a comer a un mesón que nos ha acosejado Santiago: este tío es una agencia de turismo ambulante, conoce sitios, espacios y lugares de avituallamiento en todas partes. Nos va diciendo por delante lo que podemos hacer dado que su ocupación debe ser la de esperar a sus compañeros durante todo el día mientras organiza la infraestructura de todo peregrino que se precie.

Comienza la fiesta en Puebla: ¿habrá fragoneta móvil para todos los placeres?

Comienza la fiesta en Puebla: ¿habrá fragoneta móvil para todos los placeres?

Tras una comida estupenda en la que hemos podido degustar nuestro primer caldo gallego (se nota que estamos cada vez más cerca de Galicia) y una trucha hemos vuelto al hotel de los horrores para ducharnos y lavar la ropa, lo que no habíamos podido hacer ayer dado la precariedad de estructuras del albergue en Mombuey. El sol ha salido y el viento hará que nuestra ropa esté seca en pocos minutos, si conseguimos que no se vuele todo y tengamos que ir a buscarlo al lago de Sanabria. Si conseguimos que este tiempo dure un par de horas será suficiente para recuperar nuestra ropa en perfecto estado de limpieza (es a lo más que podemos optar).

Duchados, lavados y reposados hemos bajado a ver al mesonero para organizar la infraestructura de desayuno de mañana (no estoy dispuesto a volver a pasar la misma hambre que hoy, aunque sea en este antro). La fauna de la barra daba casi más miedo que el propio dueño del local y entonces he descubierto que tenían wifi con clave wep. La opción era clara: que nos diera la clave y pasaramos la tarde allí entre orujos grasientos mientras publicaba el blog, o buscar otra opción wifi en el pueblo. El grupo de parroquianos estaría encantado con vernos por allí sacando nuestro ordenador mientras publicaba la entrada pero hemos decidido intentarlo en el pueblo.

Futbolín del hotel de los horrores

Futbolín del hotel de los horrores

Hemos encaminado nuestros pasos hacia la parte histórica de Puebla y hemos encontrado una escalera de millones de escalones hasta llegar al castillo: no es problema para dos peregrinos sin mochila y deseosos de escaladas de verdad (los de Bilbao creemos que cualquier subida que no tenga unos 8000 metros sólo es una tachuelita).

Hemos visto el castillo (parque temático de la edad media con armadura protegida con cadena para que no se la lleven los abueletes de la tercera edad en viaje del inserso pagado por los contribuyentes) y yo me he dejado los cuernos en una puerta demasiado baja que no he visto al salir. Joseba ha decidido hacer fotos chorras de las que dejo constancia aquí.

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Al terminar la visita he buscado una wifi por aquí para intentar evitar regresar al hotel de los horrores y: suerte de peregrino: en una cafetería restaurante de muy buena pinta hemos encontrado red. LA POSADA DE SANABRIA es un local situada junto al ayuntamiento con muy buena pinta y una muy interesante carta. Al entrar estaban comiendo y parecía cerrado pero nos han atendido amablemente. Con wifi, con orujo y con carta para cena todo estaba claro. Aquí estamos hidratándonos tras conseguir la clave wep (he tenido que encontrarla en el propio router) y tras el abuso de confianza y la generosidad de nuestra amable mesonera esperamos pasar una velada agradable. Ellos veían la telenovela mientras nosotros hacíamos planes sobre la tarde alejada del futbolín polvoriento. Nos ha llamado Santiago y le hemos dicho que se venga para acá. Estamos los tres tomando una copa, ellos charlando mientras yo escribo y hacemos tiempo para cenar lo que nos va a suponer una maravillosa velada de hidratación, de charla de bromas y de carne a la brasa que nos dejará dispuestos a afrontar el Padornelo mañana.

Esta noche me voy a cebar con el independentismo catalán y dejaré algo más libre a Joseba, que ya lleva soportando las bromitas nacionalistas casi un mes. Santiago nos ha reservado sitio para mañana y esperamos llegar allí con dignidad, si sobrevivimos al hotel de los horrores tal y como hemos sobrevivido al belga asesino en serie de peregrinos.

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Nuestro gozo en un pozo


La noche terminó entre el empate del barça y la charla con nuestros amigos alemanes. Sobre todo con Bernardo que habla español bastante bien. Andreas lo comprende pero parece algo más cerrado e introvertido. Bernardo ha comprobado el resultado de fútbol de algún equipo alemán (ha habido bromas sobre lo del Bayer y la copa de europa del verano) y han comprando los billetes de regreso a casa un par de días antes que nosotros ya que piensan adelantar a partir de mañana. De esta manera nos hemos tomado una última copa para despedirnos y celebrar nuestro encuentro. A la celebración se ha unido el dueño del bar con su generosidad y amabilidad invitando a una ronda.

Despedida hispano-germana entre brindis

Despedida hispano-germana entre brindis

Con ese ambiente de alegría etílica imprescindible en los actos de recuperación de líquidos tan necesario cuando estás haciendo el camino hemos terminado y nos hemos encaminado hacia el albergue. Allí nos esperaba la noruega que entre sueños nos ha preguntado por el resultado del partido; tras informarle puntualmente, con bastante cabreo por mi parte al recordarlo, hemos recogido la ropa que aún estaba en el tendedero y nos hemos acostado.

Noche tranquila sin grandes ronquidos, la que más la noruega, y sin interrupciones. A la hora prevista ha sonado el despertador y nos hemos preparado las cosas para salir. La noruega ha vuelto a encender la luz cuando a ella le ha parecido sin tener en cuenta que Bernado seguía en la cama. Bernardo es siempre el último que se levanta, es tranquilo y le gusta reposar el despertar, yo creo que le gusta reposar todo en la vida. Es un tipo curioso que ha viajado bastante y que va a su ritmo: despacito pero sin pausa se detiene de vez en cuando en algún lugar hermoso del camino a descansar y comer y sale cuando todo el mundo ha abandonado el albergue. El ritmo de la tarde lo marcan las cervezas y las copitas de vino (no todos son abstemios como nosotros).

Nos hemos levantado todos al mismo tiempo, gracias a la noruega, y hemos salido delante nosotros con Andreas, Sin ninguna posibilidad de desayunar íbamos con la intención de encontrar algo en alguno sitio en los pueblecillos que nos iban a salir al paso pero nada de nada.

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Nos hemos chupado 15 km sin tomar ni agua hasta llegar a Rionegro del puente. El tiempo estupendo sin muchas nubes aunque algo fresquito

El camino llega hasta un pantano por un camino difícil de seguir por la falta de flechas. Va todo el rato en suave acenso hasta paralelo a un canal hasta que se ve la presa, entonces el camino sale por una senda estrecha que baja bruscamente hasta la misma orilla del río junto a la estación eléctrica y asciendo bruscamente justo a la misma presa.

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En Rionegro nos hemos desquitado: cerveza tamaño familiar con un pincho de tortilla y otro pincho de material desconocido (chorizo, jamón jork y queso rodeados de una masa tipo buñuelo). Charla agradable con la gente del lugar y continuar camino tras despedirnos de Andreas que acababa de llegar allí.

Rionegro del puente

Rionegro del puente

El resto hasta aquí pasa junto a la autovía un rato y luego se separa aunque paralelo a la nacional. Íbamos haciendo planes sobre la posibilidad de buscar una habitación en un hostal, lavar la ropa, descansar de estos días, comer en Mombuey (un buen chuletón de idem)… Además nos había dicho que el albergue era de pena y no había ni camas, sólo un local para suelo. En esas estábamos cuando hemos llegado al Hotel de la carretera: estaba como a dos quilómetros antes del pueblo, aislado de todo y de aspecto descuidado. Ante tal situación hemos optado por continuar hasta el pueblo porque ″seguro que habrá otro lugar para dormir″ (en la guía de Joseba ponía que esto es un lugar de servicios). Hemos ido llegando hasta el pueblo y la vista de dos supermercados, dos bancos, varios bares e incluso un mesón nos han hecho abrigar esperanzas de haber acertado plenamente en nuestra elección; a mí se me iban saltando las lágrimas de emoción al contemplar una concentración de comercios que hacía un montón de días que no habíamos visto. Pero…

Al llegar al hostal y preguntar por habitaciones nos han dicho que allí hace ya tiempo que no tienen habitaciones, que en el pueblo no hay nada más para dormir, salvo el albergue de peregrinos, que el mesón está cerrado y que los comercios están bajo mínimos desde que se hizo la autovía y los coches ya no pasan por el pueblo.

Ahora yo ya lloraba también pero por el desengaño y ante la idea de tener que regresar otro par de quilómetros hasta el hotel que habíamos visto arriba. Hemos ido hasta la iglesia y en el camino hemos visto el albergue, con poca esperanza hemos abierto la puerta y hemos quedado sorprendidos: estaba aceptablemente bien y tenía camas, limpio, agua caliente y 10 literas. No lo hemos dudado y nos hemos instalado aquí en lugar de subir al hotel y hemos hecho muy bien porque nos han contado unos ciclistas que acaban de llegar que no tenía habitaciones libres.

Vista del albergue de Mombuey

Vista del albergue de Mombuey

Nos hemos duchado (por separado Tarzán) y hemos ido al rehidratador del pueblo que no es otro que el hostal que no es hostal al que habíamos llegado al principio. Una cerveza terapeútica y sobre las dos hemos entrado a comer. Allí hemos encontrado a los dos catalanes que llevamos viendo desde hace algunos días. Son dos señores algo mayores que hemos encontrado casi al final de las dos últimas etapas que llevan una mochilita muy pequeña. Nos han dicho que les habían aconsejado el churrasco y que van haciendo el camino con coche de apoyo: hacen las etapas sin peso y luego un coche les viene a buscar para llevarlos a algún hostal de la zona. Entonces uno de ellos planteado a Joseba si podía ser indiscreto y le ha preguntado la edad; al contestarle él le ha explicado que habían hecho una apuesta sobre su edad y uno decía que unos cincuenta y el otro que era mucho más joven: en ese momento me ha dado un ataque de risa que no he podido controlar ante la falta de precisión, debe ser que no lo ha visto de cerca. Tras varios comentarios jocosos al respecto que he realizado con el consiguiente buen humor que nos caracteriza y tras la estoica paciencia que atesora mi gentil compañero de fatigas, hemos charlado con ellos sobre el camino, de dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos… Ellos catalanes, jubilados, animados y serviciales ya que nos han ofrecido información sobre los hoteles que vienen en los próximos días. Les he dado la dirección del blog y desde aquí les mando un saludo.

Tras comer aceptablemente bien y completar la sesión con un par de licores de manzana sin alcohol hemos regresado al albergue a reponer fuerzas en postura horizontal.

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Tras un ratito tranquilos han llegado dos ciclistas a instalarse. Tras las presentaciones hemos descubierto que son de Basauri (con dos cojones, que lo bueno abunda), ya somos cuatro. Hemos hecho algunas bromas y parecen gente maja, vienen destrozados después de una etapa larga y son los que nos han comentado que el hotel de arriba no tenía habitaciones por lo que han tenido que venir aquí como último recursos ya que pensaban que estaría lleno y que tendrían que dormir en el suelo.

También acaba de llegar una de las alemanas que habíamos dejado el otro día atrás y se ha instalado aquí, por lo que ya somos 5. Ahora la tarde se plantea como una continuación en nuestra rehidratación en el bar del pueblo, si han dejado de jugar a las cartas y pelearse los lugareños, pequeña visita turística (ir a ver la iglesia que es una belleza), publicar la entrada en el blog y poco más.

De la alemana te(u)tona seguimos sin tener noticias y la que ha llegado es sin duda alemana pero no te(u)tona, de hecho se podrían hacer dos a partir de esta, por tamaño y por edad.

El reloj de la iglesia no para de tocarnos los… y tememos que seguirá así durante toda la noche. A pesar de todo tenemos cama, sitio para dormir y descansar. No podemos quejarnos y, aunque podamos, nos va a dar igual.

Dos Béticos en velocípedo


 

Estaba yo ayer terminando de escribir el comentario cuando nos aparecieron los últimos peregrinos del día. Entraron a la cocina y tras mirarme con cara de asombro salieron en busca de lugar en que hacer descansar sus doloridos huesos. Yo no les había prestado atención porque estaba peleando con la conexión de internet y con habitante de algún país sudamericano que me atendía cuando intentaba conectar mi nuevo bono plus con 400 megas de acceso a internet después de haber consumido el que había comprado en los primeros días. Mientras tanto Joseba se había ido a comprar a la farmacia más compeed ya que los había gastado todos y además iba a hidratarse al bar del pueblo.

Nuestro alemán Andreas había estado preparando la cena (eran las 6) junto a Bernardo (alemán 2) consistente en media docena de huevos revueltos con una tripa de chorizo seco (sin quitar el pellejo) y un plato de pasta con tomate que preparaba Bernardo. Los dos se pusieron a tomarse ese montón de calorías mientras yo intentaba leer el correo electrónico de los últimos días, una vez activado el bono de vodafone.

Al terminar de publicar las entradas me dirigí al dormitorio y encontré que uno de los ciclistas iba a dormir justo encima de mi cama mientras que el otro no tenía cama y debía hacerlo en el suelo. Al entrar pregunté si eran españoles (algo normal ya que estábamos entre teutonesl) y me dijeron que eran de Sevilla; yo les contesté que había cosas peores y me replicaron que quizás Granada. Este planchazo venía a cuento porque ya habían hablado con Joseba y les había contado que yo era de Granada, yo les he dicho que era falso porque yo soy de Bilbao (los de Bilbao nacemos donde se nos pone en…) Ante tal presentación decidí continuar con la fantasmada y les comenté, como de pasada que no quedaba agua caliente para la ducha (yo para joder soy así).

Os voy a contar algunas cosas de estos dos tipejos porque hemos compartido una velada estupenda contando aventuras y desventuras. El que ha dormido sobre mi cabeza (yo he pasado miedo toda la noche pensando que iba a caer sobre mí) es un tipo tan alto que debe tener problemas para que la sangre le llegue a la cabeza (evidente a la hora de razonar) y además tiene problemas con el mal de altura, es Jesús y además de todos estos problemas de pensamiento ha abandonado a su amada y sufrida esposa sin darle todos esos caprichos que ellas necesitan cuando están gestando, para mayor desgracia y como algo que le será echado en cara en todo el resto de su vida familiar. El otro es Carlos, parte pensante del grupo (como yo lo soy en nuestra pareja) y sufrido personaje que, además, le ha tocado dormir en el suelo. Desde el principio nos ha intentado convencer de sus potencias sexuales (dime de qué presumes). Todo esto os lo cuento porque ellos están convencidos de que les voy a tratar muy bien en el blog ya que, para eso, nos han invitado a unas pocas cervezas antes de la cena.

El caso es que nuestros queridos amigos han conectado rápidamente con nosotros y les he comenzado a contar algunas de nuestras aventuras y el tema de este blog. Estaban algo alucinados con esta historia y, yo creo, un poco incrédulos. El caso es que hemos salido juntos hacia el bar del pueblo a tomar unas copas y cenar. Hemos pasado una velada estupenda. Son béticos y unos cachondos. Hacen el camino en unos pocos días y tienen que recorrer un montón de quilómetros para llegar antes del domingo a Santiago. Ya os he dicho que nos han invitado a las cervezas (sólo por hidratarnos) y nosotros hemos prometido pagar las de hoy (la verdad es que no han aparecido).

Tras charla, risas, llamadas de teléfono, cervezas y contarles algunas de nuestras aventuras les hemos prometido que hoy serían protagonistas de este blog y con ese comentario cumplo con mi parte. Jesús y Carlos: sois unos tíos geniales. Hemos pasado un rato estupendo juntos y espero que os podáis reír con este comentario cuando estéis currando en casa mientras nosotros seguimos andando.

Hemos cenado juntos nada del otro mundo (vamos, una mierda) y nos hemos ido al albergue mientras llovía lévemente y hacía un frío de muerte.

La noche ha sido aceptable salvo por las frecuentes visitas de Jesús al inodoro dada la cagalera que le dio la cena. Por lo demás ronquidos en alemán y esperar a la hora de levantarnos.

Ha amanecido a la hora habitual y todo se ha desarrollado con normalidad: Joseba estaba preparado mucho antes de que yo hubiera despertado y nos hemos ido a desayunar. Al ir a pagar he tenido que pelear con una teutona que creía que iba a colarme y tomar las tostadas antes que ella, tras la intervención mediadora del camarero todo ha vuelto a la normalidad. Joseba me ha recordado que tomara la pastilla y hemos salido a buen ritmo.

Hacía frío pero el tiempo ha sido estupendo. Ante la idea de que nos iba a llover seguro, hemos estado encantados con un día soleado y poco ventoso. Joseba ha decidido poner una marcha a tope y así hemos recorrido los primeros quilómetros dando un tremendo rodeo.

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Al llegar a un cruce del camino las flechas nos levaban hacia un lugar y el track del gps hacia otro: hemos decidido tomar las flechas porque iban a un pueblecito cercano y parecían recortar algo el camino previsto: ha sido un completo acierto. En el pueblo hemos encontrado un bar-restaurante, en Villanueva de las Peras, genial en el que una pareja encantadora nos ha atendido y agasajado con un par de cervecitas (tema de hidratación, no os olvidéis) jamón y queso curado. El lugar es una maravilla y está lleno de fotos de el dueño sobre los trofeos de caza: el jabalí del terreno.

El día ha estado lleno de contrastes con una primera parte entre encinas y jara alternando con rectas grandes entre cereales. Subidas y bajadas constantes sin gran desnivel. Los dos estamos físicamente muy bien y hemos ido pasando los quilómetros sin grandes problemas a pesar de que hemos completado nuestra quinta etapa consecutiva de más de 30 km.

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La última parte del camino pasa paralelo al río Tera, entre chopos y todo llano. Sin grandes novedades hemos llegado al destino de hoy: Calzadilla de Tera.

Al entrar en el pueblo una señora nos ha informado de la ubicación del albergue y de que las llaves estaban en la casa del alcalde. Nos ha contado que no debíamos ir al bar del pueblo porque el día anterior había habido un problema con los peregrinos porque les habían cobrado 15 euros por una porquería de menú; nos ha dicho que nos fuéramos al bar del pueblo de enfrente que está genial pero que no dijéramos nada de su información por no ponerse a mal con la gente del pueblo. Esta misma historia nos la han contado cinco personas más en todo el pueblo (no voy a decir quién porque nos han pedido discreción) pero hemos llegado al albergue y, tras dejar las cosas, hemos salido hacia el restaurante. Calzadilla de Tera se encuentra en una orilla del río Tera y está separado sólo por un puente de Calzada de Tera por lo que pasar de un pueblo al otro es un paseo. Hemos llegado al restaurante y una gente superamable nos ha atendido maravillosamente. Hemos comido de vicio unos garbanzos y unos chipirones en salsa. Además de darnos conversación, atendernos y ser simpáticos nos han ofrecido acceso a internet y todo lo necesario para pasar una buena tarde: y encima ponen el partido del Barça.

Hemos comido, hemos tomado un licor de… y nos hemos vuelto al albergue para la ducha, lavado de ropa y demás labores propias de nuestro sexo. El albergue está en la segunda planta de un edificio que los jubilados y jubiladas del pueblo usan para jugar a las cartas. Una señora nos ha sellado las credenciales y nos ha vuelto a contar que el bar del pueblo está regentado por gente que clava a los peregrinos.

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Tras agradecer su información hemos terminado todo y nos hemos vuelto al bar de Calzada para escribir, trabajar, mirar en internet, ver el partido y cenar. Esto se va llenando de gente y el ambiente es animado. Bernardo está aquí esperando la conexión a internet mientras charla con Joseba y yo voy corriendo para publicar antes de que empiece el partido. Suerte al Barça y hablamos mañana.

Resumen: 34,1 a 6,0 de media en 5:45 de tiempo andando y estamos a 723 metros de altura.

Lluvia 0, sol 1


 

Todas las predicciones del tiempo han fallado, daban lluvia para hoy y la mañana ha sido espléndida. Joseba me había pedido levantarnos un poquito antes del las siete menos cuarto porque teníamos que llegar aquí antes de las dos así que a las 6:43 le he dicho que podía encender la luz.

Luego lo de siempre y hemos salido para el bar Pepe sobre las siete para volver a perdernos por las calles de este pueblo incomprensible en su trazado. En el bar estaba la familia despidiéndose de la abuela porque todos se van a pasar la semana a Zamora, incluido el abuelo, se queda sola la señora llevando el bar. Estaba contenta y hacía bromas con todos mientras la familia daba besos a todos los presentes peregrinos y demás familia. Hemos tomado un café y hemos salido rápido.

Hasta Granja de Moreruela sin problemas, allí se separa el camino sanabrés del de la plata y hay varias inscripciones que así lo indican.

Lugar en el que el camino se divide

Lugar en el que el camino se divide

La verdad es que podrían haber gastado algo menos en estas marcas y haber puesto algunas flechas en el resto del camino porque hoy si no es por el gps quizás habríamos acabado en Portugal o quién sabe.

El camino ha vuelto a cambiar para encontrar bosque bajo de encinas y jara, aquí casi en flor. Todo el rato con pequeñas subidas y bajadas. También hemos encontrado algún trozo con grandes rectas interminables hasta llegar al puente que cruza el Esla.

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El paraje es increíble con la cola del embalse aún encajonado entre rocas. El camino baja a la misma orilla y transcurre por una estrecha senda de difícil paso y llena de piedras hasta ascender bruscamente a un lugar desde donde se contempla todo el curso del río desde el puente a la otra punta. He visto un par de garzas pasar y también muchos jilgueros y otras aves.

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Poco más allá nos ha cruzado por delante una pareja de gamos que no nos han olido porque el viento venía de cara. Todo muy salvaje y lleno de vida.

Así hasta llegar a las interminables rectas que llevan hasta Faramontanos de Tábara, que se llama así. Joseba va un poco molesto con el pie derecho y se nos ha hecho inacabable la llegada porque veíamos el pueblo desde muchos quilómetros atrás. Al llegar hemos preguntado a unas señoras por el bar del pueblo y nos han indicado uno en la plaza. Allí Joseba se ha descalzado y se ha dado Voltarem en el pie mientras yo daba cuenta de una cervecita y un buen plato de queso. Hemos comprado un billete de lotería para ver si la suerte de verdad está con nosotros y hemos salido rápido porque yo quería llegar antes de cerrar los bancos para poder sacar dinero en una caja de ahorros, tal y como me había dicho Sole, mi bancaria de Lorca que debía hacer.

Rectas, viento y fresco hasta llegar a Tábara y la caja justo a la entrada. Un señor muy amable me ha atendido y me ha dado la pasta con la que poder continuar nuestro periplo por estas tierras. De ahí a buscar sitio en el hotel rural del pueblo, único lugar para alojarse aparte del albergue (nos habían contado que bastante malo). Al llegar al hostal nos han dicho que estaba completo y que la única posibilidad era el albergue, a más de un quilómetro de allí. Cabreados y todo eso hemos hecho el camino hasta llegar. Hay un par de peregrinos ya instalados y nadie más. Hemos vuelto al hotel a comer un menú (sin nada importante que contar) y de regreso hemos encontrado esto lleno de alemanes sesentones medio desnudos y hablando todos al mismo tiempo. Al momento uno de ellos nos ha enseñado el culo mientras los otros se iban desnudando uno a uno para ir a la ducha. También hay un chico de Navarra que hace el camino en sentido contrario y que se ha sorprendido de encontrar españoles entre los peregrinos y poco después han llegado la noruega, Andreas y el último Bernardo.

Al ir a ducharse Joseba se ha acabado el agua caliente (como podéis comprobar siguen sus problemas con el agua en este camino) y ahora yo escribo mientras espero que se vuelva a cargar el termo porque no estoy dispuesto a ducharme con agua fría otra vez.

La tarde está muy fea y en cualquier momento se va a liar una buena. No se puede lavar la ropa salvo en un lavadero público que hay fuera y esto está fatal, descuidado y detrás de una obra enorme que no para de hacer ruido. En una sala están todas las camas y en otra una cocina enorme en la que estoy escribiendo. Ahora me voy a la ducha para luego ir a dar una vuelta por el pueblo si el viento y la lluvia nos lo permite. Joseba se ha ido a descansar un rato y a intentar recuperar los pies para mañana.

He podido ducharme con agua calentita justo antes de que se agotara. El dormitorio hay un montón de alemanes que no paran de hablar en alemán (es lo que tienen) y nos encontramos rodeados. Acaba de llegar la alemanita joven y guapetona de ayer y esto está cada vez más feo para la lluvia. Las perspectivas de día no van muy allá. Tendremos que ir a beber para olvidar…

Resumen de la etapa: 33,6 (incluye ida, vuelta e ida al albergue) a 5,7 en 5:52 horas y estamos a773 metros según el gps.

Zamora, en una hora… No


Íbamos hablando esta mañana entre los dos de todo lo pasado ayer, hemos tenido tiempo de sobra en la etapa larga y monótona, cuando hemos llegado a la conclusión de que el detenido por la policía podría ser nuestro querido alemán marrano. Sería una forma de mantener a nuestro personaje favorito al mismo tiempo que continúa sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de su olor corporal.
Imagen del camino

Imagen del camino

El resto de la tarde transcurrió sin grandes novedades a no ser porque llegaron nuestros dos compañeros alemanes para contarnos que un nuevo peregrino había llegado al albergue en nuestra ausencia. Este peregrino nos dijeron que se llamaba, ya después de su segunda cerveza, Federico. Al instante nos miramos asombrados y pensamos en el Federico que habíamos conocido varias etapas atrás y que había marchado el día del pantano. Después de cenar un arroz a la cubana y un San jacobo y Joseba un bocata de no sé qué (llevar la cuenta de sus bocatas es muy aburrido), todo esto regado con un poquito de vino del terreno (pero poquito). Nos sentamos un ratito con los alemanes que estaban muy intrigados por eso de que yo lleve portátil y todos estos instrumentos de precisión. Debían ir ya por la cuarta cerveza y se les empezaba a mezclar el poco castellano que saben con su alemán ébrio. Les contamos algo de la historia y quedaron alucinados con que tuviera acceso a internet y llevara los tracks metidos en el ordenador y en el gps. Ellos se limitan en su infraestructura a llevar una navaja suiza y buscar un albergue en el que poder cocinar cualquier cosa para ahorrar dinero: la verdad que es un poco absurdo porque lo que se ahorran en comida se lo gastan después en cerveza.

Intrigados por la noticia recibida nos fuimos rápidos al albergue para comprobar que ciertamente el peregrino llegado era Federico: así era. Lo hemos encontrado aún más perdido que la vez anterior, con dificultad y poca coherencia nos ha contado como antes del arco de Cáparra se perdió y acabó llegando a Plasencia aunque quería ir a Oliva de Plasencia. Nos contó que había estado tres días perdido sin saber encontrar el camino y que había incluso pensado en quedarse dormido en una cuneta hasta morir (sic); finalmente un taxista le llevó de nuevo al camino tras convencerle de que no abandonara y que terminara su proyecto y así lo hizo. Hoy había llegado al albergue a las 9 y se había comido los restos de macarrones y salsa extraña que habían hecho los alemanes a media tarde. Nosotros nos quedamos alucinados y nos mirábamos sin querer decir nada. Nos parece tremendo que una persona así pueda arriesgar hasta su vida y no valorar los riesgos que se pueden correr en esta aventura. Es cierto que no es muy complicado, pero venir aquí requiere cierta preparación física y mental y unos conocimientos básicos para andar. Federico no sabe muy bien si va o si viene y no parece que en su vida vaya mucho más allá.

En definitiva, le dimos las buenas noches y nos dispusimos a terminar el día: Joseba se fue a la cama enseguida y yo me quedé un rato grande en la sala que hay en el albergue intentando leer el periódico en internet, contestar al correo y subir las fotos a la entrada. Desesperado de lo lento que iba la conexión me fui a la cama, cansado ante el día pasado y frente al que se venía hoy.

La noche ha ido normal hasta amanecer a las 7. Hoy me ha llamado Joseba porque no he oído el reloj. Al momento ha llegado Andreas a ofrecernos un café con leche; la verdad es que llamar a eso café con leche es bastante generoso ya que más bien era un poco de agua caliente con algo de descafeinado y una gota de leche, además sin azúcar. Pero hemos de agradecer el detalle porque no había ningún bar abierto en el pueblo a esa hora y el más próximo estaba a 13 km.

Tras terminar de preparar todo y dar buena cuenta del agua sucia de Andreas hemos abandonado el Cubo de la tierra del vino: pueblo perdido en Zamora, sin nada que ofrecer y en el que no hemos visto nada referente al vino.

La etapa de hoy ha sido agradable. El camino se aparta de carreteras y va por un paisaje agradable y más variado que en estos días pasados. Hemos comenzado a ver vides por todas partes y el vino toma protagonismo en estas tierras. Los caminos que hemos pisado eran de tierra bastante cómoda de pisar y casi todo en cuesta abajo. Quizás el único problema ha sido que el camino da muchas vueltas para ir respetando los terrenos. Hemos ido alternando algo de dehesa con la vid y también con zonas de cereales.

Largas rectas en el camino

Largas rectas en el camino

A los 13 km hemos parado en un pueblo a tomar algo. En el bar había una señora que no ha entendido mis bromas desde el principio. No las pillaba de ninguna manera y he tenido que desistir de hacerlas porque se estaba mosqueando. Nos ha ofrecido un café con leche y una tapa de jamón que nos ha dicho era excelente y de corte pero era malo y de bolsa de plástico. Tras pagar 5 euros hemos salido pitando a recorrer los casi 20 km que nos quedaban.

Así hasta llegar a Zamora: campos de vid, ganados de ovejas, bastante fresquito (vamos un frío del carajo) y amenaza de tiempo que va cambiando. Las vistas de Zamora eran preciosas desde varios quilómetros antes de llegar. Primero se pasa por un barrio de casas muy pobres y viejas hasta entrar en la zona del puente en la que las vistas son preciosas.

La entrada a la ciudad

La entrada a la ciudad

Vista desde el puente medieval

Vista desde el puente medieval

Tras cruzar el puente he llevado a Joseba a la Hostería Real para que la viera y para preguntar por el precio de la habitación por si no subía mucho. Hemos decidido coger hoy una habitación para descansar y poder ver el partido esta tarde. Tras dar un vistazo y enterarnos del precio de la doble (80) hemos salido de allí a buscar algo más normalito (tampoco estaba tan mal). Ya en la zona alta una amable pareja mayor que paseaba nos ha indicado un hostal sencillo pero limpio junto a la plaza del ayuntamiento y hemos conseguido una habitación doble con tele incluida por 30 euros. No está mal y la señora es bastante amable. Nos ha explicado que va mucho a Saint Come d′Olt y nos ha pedido la ropa para lavarla ella.

Tras la ducha hemos buscado un sitio para comer. En un restaurante nos ha gustado el menú: setas a la zamorana, arroz a la zamorana y canutillos zamoranos. Comida típica muy rica. El arroz a la zamorana es algo especial: es un arroz hecho al horno de leña que lleva un montón de cosas de cerdo, desde oreja, careta, chorizo y costillas. Está muy rico aunque algo pesado.

Tras la comida nos hemos dispuesto a realizar las cosas pendientes que eran comprar el billete de tren para el final del viaje, mirar en Vodafone para cargar mi tarjeta de internet y buscar calcetines para mí. Como era temprano nos hemos acercado a la catedral pero estaba cerrada.

Catedral de Zamora

Catedral de Zamora

Antes de llegar hemos visto una farmacia y he comprado la crema hidratante para la piel ya que algunas zonas las tengo bastante secas.

Nos hemos ido para la estación que está en la otra punta de la ciudad a más de 2 km. Al llegar no había nadie en la taquilla y hemos tenido que esperar un buen rato allí (Joseba ha aprovechado para visitar al sr Roca de la estación). Tras arreglar lo del billete nos hemos ido hacia el centro en busca de un Vodafone pero todo estaba cerrado. Al llegar ya casi al centro hemos tenido suerte: un Vodafone abierto y con dos chicas muy majas (a la par de guapetonas) que nos han atendido amablemente. No les ha sentado muy bien que dijera que su pueblo era muy bonito y han respondido rápido que Zamora es capital de provincia, yo les he dicho que no se preocuparan que mi pueblo también es pueblo aunque sea más grande que Zamora. He recargado la tarjeta para cuando se gaste el bono que está casi listo. Como eran tan amables les hemos preguntado, sin mucha convicción por una tienda de deportes y nos han dicho que había un forum justo enfrente y que estaba abierto. Con la suerte de cara hasta este momento he comprado dos pares de calcetines y una camiseta.

Más contentos que unas castañuelas nos hemos ido hasta la catedral para completar nuestra visita turística. En esos momentos llevábamos más de 6 km hechos en toda la tarde aunque hemos hecho todo lo previsto.

Diversas bromas han sido hechas por Joseba de dudoso gusto en el recinto sagrado sobre una mesa y sus posibilidades para jugar al mus. Hemos admirado la belleza de la catedral con su imaginería y su coro y además hemos agradecido al portero que nos dejara pasar gratis por ser peregrinos no sin antes preguntarle si nos había identificado por el aspecto o por el olor a peregrino. Nos ha confesado que ha sido por la indumentaria y nos ha dejado pasar aunque no llevábamos encima las credenciales.

De regreso al hostal me he puesto la crema y he descubierto que yo también tengo una erupción en las piernas similar a la de Joseba, más suave y más abajo que él (tranquilos que no peligra mi entrepierna) pero estamos super moscas porque no sabemos lo que puede ser. Quizás una reacción alérgica al sol, quién sabe.

Luego yo he trabajado un poco y hemos salido a cenar a un bar cercano. Joseba bocata (para variar) y yo sopa castellana muy rica y un rape en salsa que no era rape, aunque estaba bueno. Luego de regreso aquí para sufrir con el partido y al acabar he decidido escribir el blog. Joseba ya duerme desde hace un buen rato y yo lo voy a hacer en pocos minutos. Mañana tenemos etapa larga y no sabemos qué nos encontraremos en el pueblo al que pretendemos llegar, quizás tengamos que continuar hasta el próximo y hacer 42; espero que no sea así. Los pies van bien aunque algo machacados en estos días.

Como podéis ver ni hemos llegado a Zamora en una hora, ni hemos tardado una hora en recorrerla, ni en ir a la estación, ni en hacer las compras… Día muy duro con poco descanso aunque contentos por lo bonita que es y por haber hecho todas las compras.

Pesadillas peregrinas


 La tarde pasó tranquila en Salamanca, en torno a la plaza mayor cada vez más abarrotada de gente. Nuestra visita turística se limitó a lo mínimo. La tarde ha quedado preciosa con una luz muy bonita que coloreaba las piedras de la ciudad. Los pajarillos revoloteaban por doquier amorosamente dando pistas de la incipiente primavera por estos lugares, los olores de las flores lo llenaban todo y… todas las señoritas de la ciudad bajaban sus camisetas y subían sus faltas debido al calor que hacía: ay omá qué rico!!!

Plaza mayor en Salamanca

Plaza mayor en Salamanca

 Dos nuevas cervezas nos han llevado hasta la hora de tomar algo antes de dormir. Después de mucho dudar hemos acabado en un lugar de bocatas calientes con regular pinta pero buen resultado. Hemos dado cuenta de un par de baguettes que rodeaban un filete de ternera y alguna cerveza más. Yo tenía el antojo de tomar un helado en una heladería que hay en la plaza pero al llegar había una cola de más de 20 personas por lo que he pasado.

Dando un paseo nos hemos ido hacia el albergue y he tenido que orientar varias veces a Joseba porque no había forma de que se aprendiera el camino, si le hubiera hecho caso habríamos acabado en Barcelona antes de tiempo. Allí estaba ya casi todo el mundo y nos ha recibido Klaus, nuestro teutón hospitalero con cara de mala leche. Klaus será un personaje al que voy a dedicar gran parte del comentario de hoy pero vaya por delante una breve descripción.

No podríamos decir de él que ha hecho el camino recientemente ya que difícilmente podríamos encontrar una mochila con correas los suficientemente grandes para rodear su panza cervecera. A su desconocimiento del idioma castellano se une una cara de mala hostia digna de un carcelero más que de un hospitalero. Sus andares son lentos, pesados, casi se diría que repta en lugar de caminar. Se ha aprendido bien en castellano la palabra no para cada cosa que le preguntas. Tiene unas instrucciones que cumplir y no te permite un solo extraordinario: las botas abajo, las mochilas a las 4, los baños limpios, no se lava en el lavabo, a las 10 se cierra, se despierta a todo el mundo a las 7 porque Klaus canta (??) y desayuno a las 7:30 para salir a las 8. Nada más en castellano porque toda la mala leche que acumula con la gente no germana es simpatía para los suyos. Nada más llegar nosotros al albergue estaba atendiendo a una pareja alemana con risas, bromas y simpatía y les acomodó en una habitación privada del albergue. Nosotros fuimos recibidos con un: no hacer ruido por la noche!

Lo de cantar por la mañana nos pareció algo raro, pero yo creí no haber oído bien y no le di demasiada importancia. Todos nos fuimos instalando en la habitación: los italianos, una pareja de australianos que van en bici, el fiel escudero que ya va solo y nosotros dos.

Los australianos ya estaban en la cama y Joseba les ha encendido la luz al llegar porque pensaba que no había nadie y el señor le ha gruñido ásperamente. Al poco rato han llegado Ernesto y Giuseppe y se han preparado para dormir: Giuseppe va a parar un par de días en Salamanca porque tiene un gran dolor en el talón, yo le he visto la ampolla que tiene ahí y además lo tiene todo morado, como magullado. Tiene mala pinta. Ernesto nos ha comentado que va a hacer etapas pequeñas de no más de 20 y que espera llegar a Santiago del 20 al 25 de mayo así que lo perdemos también definitivamente. Nos ha comentado que ronca mucho y que le puedo dar un bastonazo si ronca. Por último ha llegado el fiel escudero de su opípara cena. Lo habíamos encontrado por la tarde porque iban a cenar junto a Pepe y Michele en un restaurante fuera de la zona turística que él conocía y que estaba muy bien (ni que decir tiene que no nos ha dicho si queríamos ir o algo parecido).

Sin más todos se han ido durmiendo aunque yo he encendido el ordenador y he estado leyendo el periódico, mirando el correo y cosas así un buen rato. Sobre las 11:30 he apagado todo y me he dormido. Luego he decidido leer un poco la guía para saber algo de la etapa del día y me he quedado atónito ante el título que le da: Pesadillas peregrinas. Relata una jornada larga, pesada, paralela a la carretera, con rectas interminables y calor asfixiante. Con la impresión de que el día sería duro ya que nos esperaban 37 quilómetros he intentado quitar esas pesadillas de la cabeza.

La noche ha sido tranquila y no ha roncado demasiado nadie. Hemos descansado bien para la etapa que nos esperaba hoy; yo me he despertado varias veces y todos hemos estado tranquilos hasta…

A las siete en punto ha comenzado a sonar una música religiosa pseudo gregoriana y (sorpresa) Klaus ha comenzado a cantar acompañando. Decir que Klaus cantaba es ser bastante generoso porque el nivel de gritos, desentones etc. era bestial. Todos desde la cama nos hemos mirado atónitos y nos ha dado un verdadero ataque de risa que apenas podíamos contener ante la inminente presencia de Klaus que se acercaba a deleitarnos con su canto.

A partir de este momento hemos conocido a un nuevo Klaus: estaba contento y tarareaba la canción de marras (yo creo que está convencido de ser la reencarnación de Pavarotti, y no lo digo sólo por el tamaño), nos ha preparado un desayuno simple pero suficiente para todos con café con leche, pan con margarina, galletas, manzana y cereales. Ha estado simpático y se ha despedido de nosotros al salir. Giuseppe y Ernesto también han salido a despedirnos y hasta el fiel escudero se ha acercado para desearnos buen camino y suerte, ante lo que nos hemos quedado sorprendidos gratamente aunque no tanto como para perdonar sus malos gestos a lo largo de todos estos días.

Así hemos salido del albergue con la mañana perfecta, sin frío y con las calles de la ciudad comenzando a recibir a sus primeros transeuntes.

Iglesia circular a la salida de Salamanca

Iglesia circular a la salida de Salamanca

Hemos cruzado toda la ciudad y hemos salido después de casi 6 km de avenidas, rotondas, aceras y coches. La etapa hoy transcurre paralela a la nacional 630 sin grandes desniveles y casi todo recto. El paisaje es monótono y para colmo una gran parte del día lo hemos pasado junto a las obras de la autovía.

Hemos parado a tomar algo en Calzada de no sé qué. En el bar de la plaza hemos entrado y hemos pedido algo de comer, sólo tenían una cosa rellena de carne y chorizo. Hemos pedido dos trozos de eso con una cerveza y Joseba se ha puesto a leer el periódico mientras la señora del bar me ha contado su vida: que tiene cuatro hijas y 6 nietos, que los nietos le dan mucha guerra, que le gustan los puzles y al hacer uno le faltaba una pieza pero que la encontró entre los cojines del sofá, que ellos atienden muchos peregrinos de paso…

En medio de la nada nos ha aparecido este campo de baloncesto: sobran los comentarios.

Cancha de baloncesto de hierba

Cancha de baloncesto de hierba

Y todo eso gracias a que el trozo de empanada ese era pequeño (hay que reconocer que no estaba mal aunque nos ha parecido algo escaso). El resto de la etapa un machaque ya que nos quedaban 20 km de carretera. Al llegar a las obras de la autovía había un señor trabajando que nos ha dicho que mejor que tomar la carretera siguiéramos el camino paralelo a la nueva autovía por la izquierda y así evitábamos el asfalto. Hemos hecho 10 km por ese camino entre maquinaria de la autovía y trabajadores que están montándola. Hemos podido ver todas las fases que tiene el montaje de una autovía, poner los quitamiedos, plantar las matas a los lados…

Así hasta llegar al centro penitenciario de ″Topas″: hemos pasado por delante aunque deprisa no se fuera a escapar alguien o no fuera a ser que reconocieran a Joseba y quisieran retenerlo. Lo demás por el arcén con camiones y coches pasando a toda leche. Auténtica pesadilla tal y como había leído anoche

Así hasta llegar destrozados al pueblo. El cubo de la tierra del vino, con ese nombre no esperábamos mucho aunque yo comentaba a Joseba que seguro que nuestra suerte cambiaría ya que siempre que pensamos eso acaba con una jornada estupenda. Esta vez no va a ocurrir: el pueblo es tan poca cosa como parece. Un albergue sencillo aunque limpio y bien atendido, un bar, un super, una farmacia y poco más: lo imprescindible. Hemos llegado al albergue y, tras instalarnos hemos bajado a comer al bar del pueblo. Allí hemos comido un menú de judías pintas con chorizo (con su guindillita incluida) y chuleta de baviera (carne de cerdo), un poquito de vino con casera y yogurt.

En el pueblo lo tienen claro

En el pueblo lo tienen claro

Luego hemos regresado al albergue para ducharlos y lavar la ropa. El hospitalero ha llegado para cobrarnos y darnos las instrucciones. Hablando con Joseba (que no se calla ni debajo del agua) se ha enterado de que había vivido muchos años en Basauri. Han comentado diversos momentos de su vida y se ha alegrado con su afición al Atlhetic mientras yo bostezaba ostentosamente y casi vomitaba ante tan absurda muestra de chovinismo. La verdad es que el señor es muy simpático y nos ha contado como ayer tuvo que llamar a la policía para echar a un peregrino que llegó a las 3 y se quedó en el bar hasta las 12, entonces llegó aporreando la puerta varias veces hasta que tuvo que intervenir la policía y deternerlo. Nosotros hemos prometido llegar relativamente serenos aquí a una hora prudente y nos hemos puesto a descansar. Yo escribo el blog mientras mi compañero dormita en la cama de al lado. Han llegado Andreas el de las mil cervezas y otro alemán y están preparando la cena ya que no han comido. Han ido al super y han comprado carne, pimientos verdes, queso y chorizo en rodajas, con agua hirviendo (no sabemos para qué aunque dicen que harán fideos) regado con unas buenas latas de cerveza. Huele bien y seguro que a las 10 estarán bien servidos.

Mis pies están machacados por las plantas aunque poco a poco van recuperando su tono. Seguro que meter al cuerpo algo de líquido le vendrá bien.

Resumen de la etapa: 36,6 a 5,8 de media en 6:17 horas de marcha y estamos a 863 metros de altura.

 

Amable mesonera


 

La tarde ya no daba para más: hemos regresado tras un par de vueltas por el pueblo y después de localizar el único metro cuadrado en el que había cobertura, lo suficiente para hablar un momento con la familia y preguntar por la salud. Y vuelta a casa.

A estas alturas nos sentíamos plenamente satisfechos por todo lo ocurrido, sólo esperábamos un poco de paz, algo de cena y ver tranquilamente el partido. La gente de la casa nos había atendido cordial y amablemente y hemos sentido su atención de manera muy especial: pero eso no era todo. En este punto tengo que hablar de nuestra amable mesonera. Simpática, divertida, atenta, generosa y ¡magnífica cocinera!… Había estado pendiente de todo lo que nos hacía falta y había seguido nuestras bromas. Nos proporcionó todos los placeres que un peregrino cree que pueden estar en su paraíso (peregrino), qué más os puedo contar…

Así las cosas se acerca la hora de la cena y yo decido tomar un menú suavecito y Joseba un bocata de lomo, para variar. De primero sopa castellana y de segundo: tostón. Yo comento al atento camarero (el del madrid) que el único tostón que tengo que aguantar es a Joseba, él me dice entonces lo que es el tostón y que lo están terminando de hacer. Debo confesar que pensé que el cochinillo debía ser recalentado del mediodía y que como complemento al menú no estaría mal; decido tomar un par de platos de sopita castellana (muy rica) y prepararme para el plato recalentado: craso error: me aparece nuestro querido amigo con un cuarto de cerdo enano de la zona recién preparado, crujiente, sabroso…. Comentamos la pena que nos daba el óbito de nuestro querido amigo animal y el modo de darle el último adiós y me dispuse a dar cuenta de semejante sepelio a ritmo de partido de fútbol y con néctar líquido como acompañamiento (sin alcohol, claro). Joseba trabajaba sobre su bocata tamaño familiar y yo iba desentrañando los restos físicos de nuestro enano amigo mientras intentaba contener los orgasmos gastronómicos que se iban sucediendo a pocos minutos cual contracción de parturienta (imagen algo pillada por los pelos, lo reconozco). Así hasta casi finalizar con suculento manjar y tras venir nuestra amable mesonera a preguntar por nuestra situación mental ante tal prueba gastronómica. En esos momentos he pensado que nuestra amable mesonera debía ser una trampa puesta por Satán para impedir que nuestro camino de sufrimiento y abstinencia hasta Santiago pudiera llegar a buen puerto en las VII carreras como si fueran las siete pruebas del demonio.

El resto de la velada ha transcurrido entre los goles del Barça y la sensación de que durante todo nuestro camino recordaré cada trocito de carne pegado a esos huesecillos pequeños de la amable criatura que me ha sido imposible apurar. Un par de licores de ″manzana″ y charla futbolera sobre lo mal que lo pasará el Madrid dentro de pocos días en el Derby.

Para colmo nos ha llegado la cuenta de todo el día que hemos pagado comentando que la felicidad es muy barata en estos lugares. El precio es muy bajo y sólo nuestro miedo a pensar que este comentario engordara la cuenta nos ha impedido decir a nuestra amable mesonera que nos cobrara algo más porque nos parecía demasiado poco. Contentos, satisfechos y con panza y bolsillos bien acomodados hemos decidido solucionar nuestro cansancio en una habitación digna de un turista rico más que de un peregrino.

Noche bastante aceptable en cama de lujo y despertar a hora más tardía porque habíamos quedado con nuestra amable mesonera para el desayuno a las 7:30 ya que su generosidad le había hecho prometernos que nos despediría con un café y algo más para acompañar a tan intempestivas horas de la madrugada para alguien que no está haciendo el camino, y además en un día de fiesta. Así es: anoche descubrimos que hoy es día de fiesta en esta comunidad autónoma y que nuestros proyectos de compras en Salamanca se iba a hacer puñetas porque todo estaría cerrado. Lo siento sobre todo por mis calcetines cuyos agujeros comienzan a ser perceptibles desde cualquier perspectiva. No podremos cambiarlos hasta más adelante.

En el desayuno nos ha confesado nuestra ya amable y entrañable mesonera que se habían leído el blog y que pensaban seguir nuestro periplo peregrino (anoche le di la dirección a su hijo). Comentando diversos avatares de nuestro camino hemos narrado la aventura del alemán marrano, entre otros muchos y entonces nos ha ofrecido la última noticia suya. Pasó el día anterior por aquí y nuestra querida mesonera lo conocía y lo había olido. Nos ha contado como a media mañana había llegado un peregrino suplicando habitación al precio que fuera porque en el albergue había un sujeto de apestoso aspecto que impedía la cohabitación con un mínimo de dignidad; un cochino señor de origen alemán y de ducha muy escasa se había colocado junto a su cama y que era imposible dormir a menos de 15 metros de distancia, teniendo en cuenta que la habitación no tiene más de 10 metros cuadrados. Nuestra amable mesonera tuvo oportunidad de conocer a dicho sujeto puesto que les premió con su presencia para comer y luego para las preceptivas 10 cervezas de la tarde. Tras desalojar el local y desinfectarlo durante las siguientes 24 horas nosotros éramos los siguientes peregrinos que se alojaban allí tras la limpieza general realizada. Conclusión positiva de esto es pensar que nuestro querido amigo sigue por delante de nosotros una jornada y que esperamos siga ganando días y alejando su rastro de nuestro camino, sentimos desear alejar a este personaje de nuestro relato ya que hemos visto que su descripción y aventuras ha calado entre nuestros lectores, que nos solicitan noticias frescas de dicho elemento. Prometemos recoger parte de su olor en un frasquito si los volvemos a ver (Santiago no lo quiera!) para distribuirlo entre los deseosos de emociones fuertes.

Como despedida nuestra querida anfitriona nos ha deseado que encontremos muchos lugares como su humilde hogar a lo que yo he contestado que ojalá que no: la vida del peregrino está llena de sufrimiento y no tendría sentido encontrar sólo el placer: se llenaría de turigrinos y demás enteraos y escuderos y para eso ya está el camino francés.

Con gran pesar por la pérdida que ya sentimos desde los primeros pasos nos hemos ido alejando, primero de la mesonera, luego de la casa y finalmente de San Pedro de los Rozados (no voy a hacer ningún comentario sobre el nombre en honor a su hospitalidad con el peregrino).

Charca llena de ranas

Charca llena de ranas

El camino hoy era aún mejor que los días anteriores: sé que no puedo estar todo el tiempo diciendo lo bonito que es esto porque aburre, pero no os podéis hacer una idea del paisaje, de los olores, de todo… Para eso tenéis las fotos.

Interminables rectas en los caminos de estos días

Interminables rectas en los caminos de estos días

Por cierto: todo el mundo nos dice que siente envidia sana por nuestro camino: no debéis ser mentirosos porque la envidia no es sana, estáis negros pensando en que lo pasamos de vicio mientras vosotros curráis, es lo que hay, podéis haceros ilusiones con la idea de que pronto nosotros también curraremos, pero eso no os quitará el suplicio de tener que disfrutar de nuestros caminares mientras financiáis nuestro viaje y a nosotros, que nos quiten lo bailao.

Llegando a Salamanca

Llegando a Salamanca

Y así hemos llegado a Salamanca.

Un carro nos viene de frente

Un carro nos viene de frente

La entrada ha sido preciosa con un día ideal. Hemos ido adelantando a los italianos, a Pepe y Michele, al enterao, a su fiel escudero, al alemán cervecero… Hasta llegar a la puerta del albergue a las 12 en punto que era el momento en el que el hospitalero abre sólo para dejar las mochilas. Si quieres hacer algo más este tosco señor alemán que no entiende ni patata te reprende en tono brusco diciendo No posible, sólo mochila, abrir a 4. Eso es todo lo que hemos conseguido entenderle.

Entrada al albergue

Entrada al albergue

Nos hemos puesto las crocs y hemos salido a visitar la ciudad. Catedral, universidad, casa de la conchas…

Casa de las conchas

Casa de las conchas

hasta la plaza mayor. Como siempre llena de gente, de ambiente, jovencitas animadas a desnudar sus escotes y muslos ante el incipiente calor primaveral y todo el mundo comprando libros en los puestos para celebrar tan señalado día. Nosotros contemplando el panorama nos hemos dispuesto a buscar un lugar en que calmar nuestra hambre. Un señor con torso desnudo hacía equilibrios sobre una silla de una terraza intentando captar la atención de los transeuntes y sedentes para conseguir una pequeña ayuda a su economía no necesitada de trabajar de verdad.

La plaza mayor

La plaza mayor

Señoras y señoronas, caballeros con corbata a la última moda, turistas de todo pelaje y condición y algún que otro peregrino o mochilero: ambiente de fiesta en el día de la comunidad y del libro.

Hemos buscado para comer por la plaza y alrededores algún lugar sencillo pero de menú no turístico y hemos encontrado uno con muy buena pinta. La carta era ámplia y tenían un menú bastante completo a un precio razonable. Era la1:15 y hemos decidido entrar. En ese momento he cometido el error de dejar que Joseba pasara delante para preguntar si había mesa; el camarero, tras mirar sobre sus gafas de arriba a abajo a Joseba, nos ha escupido un escueto: estamos completos. Era evidente que un tipo de aspecto tan desagradable, siniestro y poco arreglado como Joseba no estaba a la altura de lugar de tan elevada condición: yo hubiera pasado mucho más desapercibido dado que soy mucho más agraciado y que mi indumentaria era mucho más apropiada (sólo me faltaba la corbata). El caso es que nos hemos salido con el rabo entre las piernas, cabreados porque queríamos comer allí y no era suficiente con la visa para poder estar a la altura del establecimiento.

No nos ha desanimado la aventura y hemos encontrado poco después otro sitio donde tenían carne a la brasa y gran variedad de platos. Yo he tomado consomé y entrecot de buey y Joseba sopa castellana y pierna de cordero al horno, con un vinito de Ribera de Duero (un día es un día).

Conclusión es que nos hemos puesto como los guarros. Nos hemos venido a la plaza mayor y hemos pedido un café y un orujo de hierbas con hielo en el café en que está la estatua de Torrente Ballester porque he encontrado un enchufe y además hay acceso a internet gratuito.

Escribiendo junto a don Gonzalo

Escribiendo junto a don Gonzalo

 Todo bien salvo que nos han cobrado 6 euros por orujo. Yo he aprovechado empezar a escribir la entrada y a la hora prevista hemos ido hacia el albergue para situarnos y ducharnos. En la plaza hemos encontrado a los italianos que iban hacia allí y hemos llegado juntos. Nos ha recibido el hospitalero alemán con cara de pocos amigos y con pocas facilidades para todo. Hemos tomado una ducha y yo ni he lavado ya que sólo nos permiten hacerlo en un barreño.

Otra vuelta turística y regreso al bar de la plaza para terminar el comentario y publicarlo. La tarde no dará mucho de sí porque a las diez debemos estar en el albergue. Buscamos cena ligera, alegrar nuestra vista con el paisaje salmantino (humano y de piedra) y poco más, mañana hay etapa dura y nos esperan días de trabajo, que no todo son tostones (de los que se comen).

Huerto de Calixto y Melibea

Huerto de Calixto y Melibea

Noticia importante: el enterao nos ha abandonado y su fiel escudero se marcha mañana. Estamos tristes pensando en que vamos a estar privados de sus ilustrados comentarios diarios. Tenemos pena y fruto de ese dolor son estas dos cervezas que acabamos de pedir para olvidar. ¡Qué Santiago los lleve lejos de nosotros por siempre y no los volvamos a encontrar!

Resumen de la etapa: 23,3 a 5,9 en 3:57 horas y estamos a 819 metros.

Cena peregrina


 Tengo que reconocerlo: he vuelto a beber: no puedo soportar la tensión; lo he intentado pero no puedo resistirme, tener que soportar a Joseba y su mono han sido algo inaguantable: estoy aquí escribiendo este comentario delante de mi tercer orujo de hierbas con hielo y tras una botella de ribera de Duero, mientras intento recordar los acontecimientos de ayer. Los recuerdos se agolpan en mi mente de forma difusa e intento ponerles orden para que nuestros queridos lectores puedan seguir nuestras aventuras al día. Llevamos dos días sin publicar y veo que estáis ansiosos por conocer la historia de Giuseppe, del alemán marrano, del equipo A, e incluso de mi fiel compañero Joseba y su rehabilitación.

Voy a intentar ser conciso porque ayer se nos acumularon las anécdotas: bendición peregrina con Joseba propuesto para monaguillo, pareja de italianos peleando por mover los spaguetti, cena calentita del de Bilbao ante la chimenea, compañero de mesa hospitalero colgao… Vamos por partes.

Os habíamos dejado tras tomar un licor de manzana sin alcohol en el bar del pueblo. Al regresar al albergue nos ofrecieron los italianos (Giuseppe y Ernesto) participar en la cena colectiva. Preparaban la pasta y todos completábamos con cosas la cena. Después de dialogar con ellos ofrecimos unas naranjas de postre y algo de vino. Ellos habían propuesto que compráramos Grappa para después pero considerábamos poco apropiado volver a verlos como al medio día. Delante mismo del albergue han colocado un camión de fruta y he aprovechado para comprar la fruta para la cena y para el día siguiente: el día de Cáparra descubrimos que nos hacía falta tomar algo de fruta en la ruta y hoy no teníamos nada para parar en los 28 km.

Albergue de Fuenterroble

Albergue de Fuenterroble

También me había pedido Ernesto perejil (no sabía cómo se pedía en castellano). He ido a la tienda del pueblo y he encontrado al enterao y su fiel escudero que salían después de comprar algo de vino y pan. Yo he comprado el perejil y unas galletas para el camino del día siguiente.

Al llegar me ha dicho Ernesto que el equipo A había decido poner todo a partes iguales para que todos pagaran (debía ser que pensaban que sus 11 euros puestos entre los cuatro para la cena podrían ser demasiada generosidad peregrina). Así las cosas hemos aceptado que se compartan gastos entre todos y así evitar que algún capullo peregrino gorrón no pagara los 3 euros que nos ha costado la cena por cabeza (cosas del equipo A).

Giuseppe me ha enseñado que lleva una carpeta llena de partituras musicales que me ha hecho compartir para leer con música y cantar a dúo (mi voz no ha desentonado iluminando el momento con nuestra interpretación). Después se ha puesto a discutir con Ernesto sobre el modo de preparar la pasta y la manera de mover la rasera: así se pasan el día; Ernesto me ha explicado cómo tiene que sufrir a Giuseppe tras haberlo encontrado en el camino y que esa es su cruz peregrina; yo le he comprendido perfectamente y le he contado como tengo mi propia cruz con mi compañero.

Tras aceptar que no habría grappa para la cena Joseba ha descubierto que se había puesto el pantalón lleno de carbón de sentarse en algo: ha tenido que marchar a lavarlo porque todos sabéis que el otro pantalón que lleva le produce una reacción alérgica en la entrepierna que le hace ir andando en el camino como John Wayne sin caballo.

En poco rato nos hemos ido juntando todos en la puerta del albergue: el equipo A, un ciclista de Sevilla, la colgada del albergue, también de Sevilla, el hospitalero fumao (ya os contaré), el alemán musculado… En estas ha llegado Blas y Joseba le ha dado recuerdos de Julio (no se le ha olvidado aunque no ha hecho mucho caso). Nos ha invitado a todos a la bendición del peregrino y todos nos hemos dirigido hacia la iglesia. Allí nos hemos juntado: Andreas (alemán de mil cervezas), la noruega, la pareja de Benidorm, el enterao y su fiel escudero, Pepe y Michele, Giuseppe y Ernesto, el ciclista de Sevilla y el hospitalero que venía con Blas. Blas ha ofrecido la posibilidad de hacer de monaguillo a varios peregrinos y ha comenzado por Joseba: la oferta era tentadora ya que suponía estar cerca del cielo y vestir con una sotana blanca dispuesta para peregrinos de todos los tamaños. En este punto os permito una pequeña reflexión sobre lo que podría suponer haber visto a nuestro querido Joseba vestido de monaguillo con sotana blanca y acompañando a Blas en la ceremonia religiosa de bendición a peregrinos. El azar nos ha privado de tan ideal imagen ya que han sido finalmente nuestro querido Giuseppe y el señor de Benidorm los afortunados elegidos. ¿podéis pensar en nuestro beato Joseba en tales circunstancias?…

La ceremonia ha sido emotiva a la par que elevada. Hemos escuchado las lecturas del día y Blas nos ha aconsejado sobre nuestra peregrinación. Después Giuseppe ha cantado varias canciones entonado y emotivo (Joseba a esas alturas estaba a punto de llorar porque yo le he visto con los ojos lagrimosos). Para terminar todos nos hemos juntado cerca del altar y hemos rezado un padre nuestro cogidos de la mano, cada uno en su lengua materna: podéis imaginar la imagen de todos tomados de la mano mientras rezábamos en castellano, francés, alemán, noruego, italiano y euskera (bueno no sé si Joseba estaba rezando el padre nuestro o cagándose en…. perdón, que hay niños delante). Yo intentaba no imaginar lo que él podía estar pensando mientras todos vivíamos este especial momento de concentración religiosa. Giuseppe vestido con sotana y cantando textos religiosos en Hebreo nos ha transportado a un mundo espiritual y lleno de magia. La ceremonia ha terminado con un abrazo entre todos lleno de sensibilidad y espiritualidad.

Al salir de la iglesia, tras semejante experiencia mística, Ernesto nos ha contado la realidad: Giuseppe es un tío completamente fuera de la iglesia y estaba dispuesto a publicar las imágenes que había sacado en la ceremonia con él vestido de monaguillo para escarnio general de sus conocidos. Ante tal confesión casi nos da un ataque y yo le he contado como Joseba podría haber sido una parea ideal en cuanto a ideales.

Y llegó la cena, el fuego estaba encendido y los platos puestos.

Cenando spaghetti italianos

Cenando spaghetti italianos

Joseba ha decidido sentarse junto al fuego y casi se muere con el calor. A cambio a mí me ha tocado junto al hospitalero colgado. Ahora es el momento de hablar un poco de este tipo. Al llegar nos ha recibido él y nos ha instalado en nuestras camas: tiene el pelo largo, coleta recogida, barriga cervecera, barba tipo cabra y… poca limpieza; desde primera hora nos ha parecido que debía ir fumado o bebido (o ambas cosas). Se ha sentado a mi lado y me ha comenzado a contar una historia que no he entendido en absoluto: que él la pasta la hacía de otro modo; que había estado en Girona, que conocía a Adrián (el cocinero), que era cocinero profesional, que los políticos no saben comer… Todo eso mientras intentaba tomar un plato de pasta y evitaba el calor de la chimenea cuando Joseba se echaba para atrás y me daba todo el calor en la cara. En algunos momentos hubiera preferido estar cociéndome ante la chimenea mejor que soportar a este tipo por su olor, sabor y aspecto (es una forma de hablar). La pasta estaba muy buena y luego Blas nos ha ofrecido un lomo embutido como segundo (se nota que Dios está cerca porque estaba para ganar el cielo, o el infierno). Blas nos ha contado que en el verano van a Roma desde Asís con burros y carros en romería y que lo tienen todo preparado. Nos parece que Blas anda un poco alejado del tema del albergue, está en otras cosas y se preocupa de todo pero anda muy liado, debe ser alguien que ha estado muy relacionado con el camino y muy implicado con los peregrinos pero ahora se le ve en otros mundos. Definición: correcto pero distante.

Hemos comido, bebido y hablado amigablemente. Tras la cena yo he charlado un rato con Ernesto y me ha invitado a ir esta próxima pascua a su casa para conocer su región. Es un tipo genial, divertido, interesante, amable… Ha conocido a Giuseppe en el camino pero se separan en Salamanca porque Giuseppe debe adelantar alguna etapa en Bus. Creo que es alguien especial y que podremos disfrutar de sus locuras y de sus aventuras más adelante. Tras intercambiar email nos hemos ido al dormitorio a dormir.

Noche aceptable salvo por los ronquidos del enterao y su fiel escudero. Nos hemos despertado a las 6 y Joseba dice que ha pasado la noche regular.

La primera sorpresa del día ha sido el desayuno: nos había dicho Blas que no había problema y que podíamos desayunar, pero no nos había contado que teníamos que comprar las cosas: sólo había leche y azúcar. Hemos tomado un vaso de leche y dos galletas de las que había comprado ayer y con eso hemos salido a hacer nuestra etapa del día.

El camino sigue cambiando cada día. Hacía un frío de muerte (yo con todo lo que llevo) y la helada en el campo era considerable. Hemos salido los primeros delante del fiel escudero. A los pocos metro Joseba ha decidido dejar algo de lastre fisiológico sobre el camino y ha realizado una pequeña parada técnica en ruta.

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Después sólo camino, cerdos, toros y frío. Así hasta coronar el alto del día en el pico Dueñas, nada complicado pero puñetero.

Pico Dueñas

Pico Dueñas

Aquí tengo que contaros algo importante sobre cómo va el camino: para empezar llevo varios días que me despierto antes que Joseba, me acuerdo de tomar la mediación sin que me lo diga él y soy yo el que se lo digo, para colmo hoy me he quitado el polar antes que él y he ido más desabrigado durante un buen rato: conclusión de todo esto es que se nos está volviendo nuestro peregrino más de los alrededores de Bilbao (además del tema de lo del ABC) mientras yo me acerco más al centro mismo.

He puesto un rato la radio para saber cómo habían acabado los partidos de ayer y hemos comentado lo de la victoria del Athletic y el Madrid (vaya mierda). Todo esto entre ganados de toros bravos y piaras de cerdos de color oscuro (qué ricos!!!)

Al remontar la última subida del día le he comentado a Joseba la mala impresión que me causaba el pueblo de hoy, que parecía un pueblo sin ninguna posibilidad en el que difícilmente podríamos incluso comer; hemos comentado, no obstante, que en el camino cuando todo parece que acabará mal nos sorprende algo maravilloso (y viceversa) así Joseba ha comentado como era posible una buena sopa y un filete. Yo le he recordado el día del pantano de alcántara y la sopa del pantano cuando han aparecido las primeras casas del pueblo: joder…. Esto pinta mal.

Encina llegando a San Pedro de Rozados

Encina llegando a San Pedro de Rozados

Flechas por todas partes y el pueblo vacío. Después de varios desvíos hemos encontrado el albergue: es un albergue privado que parece bien cuidado y limpio, sin grandes lujos y por 9 euros. En la puerta había un cartel con un tf para llamar si estaba cerrado y nada más. La puerta estaba abierta y no había nadie así que nos hemos instalado y yo me he ido a la ducha mientras Joseba rellenaba las fichas de inscripción.

Al poco rato ha llegado el fiel escudero para contarnos que ellos ya habían llamado ayer a esta gente y que el albergue estaba completo y la casa rural del pueblo también. Imaginad la escena: nosotros ya instalados y yo duchado, el escudero diciendo que todo está completo en el pueblo y que se marcha corriendo por si hay problemas de camas. Nosotros no sabíamos que hacer por lo que yo he decidido lanzarme a la aventura a solucionar el problema a lo Indiana Jones…

Pueblo desierto y sólo un perro amenazante en la plaza; me he encontrado con una señora transportando un cubo de basura que me ha dicho que había un restaurante en el pueblo y que la señora del albergue no venía hasta la tarde. Desde el principio habíamos sospechado algo raro porque había flechas amarillas por todas partes. Debe haber mal rollo.

He entrado al local y era una casa de turismo rural: gente muy amable (la señora del cubo de basura era la dueña). Nos han dicho que ellos no saben nada del tema pero que tienen habitaciones doble a 15 euros por cabeza. Yo he pensado rápido: si el albergue está lleno podemos tener problemas y nos podemos ver en la calle, para evitar problemas hemos cogido las cosas y nos hemos instalado aquí. Joseba aún no se había duchado y hemos cogido todo rápido hasta esta casa. Está claro que todo puede cambiar en pocos minutos: de no tener sitio para dormir en un pueblo sin nada hemos pasado a: habitación doble estupenda a precio razonable y atendidos por gente amable.

Mientras Joseba se duchaba yo he ido a preguntar por el modo de lavar la ropa: había una manguera pero yo he insistido (con cara como de dar pena) sobre la posibilidad de que hubiera una lavadora para usarla: dicho y hecho. La señora nos ha ofrecido la lavadora para usarla a media tarde si le llevábamos la ropa. Cuando las cosas salen bien estamos en racha.

Lo demás es mejorar el paraíso: Joseba ha terminado la ducha y hemos leído la prensa ante un par de cervezas (ya os he dicho que he vuelto a la bebida) yo con alcohol y Joseba sin, acompañadas de dos tapas de ese trozo de carne colocado en un soporte de madera digno de los dioses olímpicos. Después comida de menú con sopa de marisco y lomo de cerdo del terreno con salsa de nata. Todo regado con un Ribera de Duero y café con hielo.

Mientras comíamos han llegado los italianos y nos han contado que muchos estaban en el albergue. La noruega también ha llegado y está instalada aquí en la casa rural.

Hemos bromeado con el chico de la casa, porque es del Madrid, sobre el partido de ayer y la velada ha sido estupenda con los italianos y el chico de la casa.

Joseba ha comentado que ya sólo faltaba tener wifi y entonces en círculo se ha cerrado: la dueña nos ha dicho que ayer le habían instalado una línea ADSL y que podíamos conectar por cable el portátil. Somos los primeros que la usamos.

Yo estoy terminando el comentario mientras Joseba se ha ido a dormir la mona del los orujos (sin alcohol) y contesto a nuestros amigos lectores.

Gracias a todos por vuestros comentarios. Tere me has dejado de piedra al leer que había escrito un comentario y he salido corriendo a contarle a Joseba (ya estaba casi dormido y nos hemos reído mucho, Joseba estaba incluso emocionado y le he visto brillar los ojillos). Un abrazo Ramón, Anabel… Nos alegra mucho leer vuestros comentarios y nos halaga pensar que hay mucha gente esperando leer nuestras aventuras y peripecias. Lo hacemos por vosotros para que mientras estáis trabajando sintáis que vuestro esfuerzo sirve para algo: para que Joseba y yo nos pongamos morados de todo. Besos.

Ahora a dar una vuelta por el pueblo para recuperar el nivel de alcohol en sangre (Joseba sigue sin beber gracias a la mediación) y luego esperar para ver ganar al Barça porque de lo otro… Estamos en San Pedro de Rozados y no os digo más, que cada uno haga los juegos de palabras que considere convenientes.

Resumen del día: 28,0 km a 5,6 de media (por la subida que había, no penséis que hemos bajado) en 4:58 de tiempo. Estamos a 979 m de altitud.

Y mañana Salamanca.

Jamón de Guijuelo


Mientras acababa de escribir la entrada de ayer llegaron al albergue unos peregrinos; se trata de una pareja de unos 60 años, ella se nota bastante cansada y él también. Se me han quedado mirando un poco alucinados por eso de ver a alguien haciendo el camino y escribiendo en un portátil en un albergue: la verdad es que si lo miras bien muy normal no es.

Poco después ha salido Joseba y yo he cerrado todo. Nos hemos ido a dar una vuelta por el pueblo para tomar algún refresco pero el bar estaba cerrado, hemos dado otra vuelta al pueblo y nos hemos dejado guiar por una ruta que nos manda a un fortín. Mientras nos perdíamos he hablado por tf con Mar para resolver algunos problemas domésticos y poco después hemos tomado la decisión de regresar al albergue y esperar la cena. Joseba ha estado tonteando un ratito con el perro de la casa (un chucho negro con vocación de futbolista que se llama Zeus; cuando me ha dicho su nombre la señora le he contestado: Anda! Como el hijo de Sara Montiel.

Interior del albergue

Interior del albergue

Y así a la cena: el enterao y su equipo ya estaban comiendo porque algunos tenían mucha hambre ya que no habían comido al mediodía. Nosotros hemos esperado un poco y os hemos sentado con la pareja que llegaron los últimos. Son de Benidorm y ya han hecho varios caminos por todas partes. Nos han parecido simpáticos y hemos gastado diversas bromas mientras cenábamos: sopa con pasta y lomo con ensalada, Joseba un bocata de jamón.

En la sobremesa hemos seguido charlando un poco de todo hasta que uno de los italianos (Giuseppe) ha salido para llamarnos la atención porque estábamos molestando (eran menos de las 10). Así hemos preparado todo para ir a la habitación, he vuelto a habar por tf y nos hemos dormido.

Yo he dormido como un tronco hasta las 6 pero Joseba dice que ha pasado mala noche, debe ser la imagen de nuestra vecina noruega en la habitación de enfrente cuando ha salido de la ducha envuelta sugerentemente sólo en su toalla.

A las 7 menos cuarto diana y puesta en marcha, como siempre Joseba ya estaba preparado y con la mochila puesta antes de que yo fuera capaz de reaccionar, y eso que ya estaba despierto cuando ha sonado el despertador.

A las 7 y poco han llegado los del albergue para el desayuno, mientras recibíamos noticias de los hospitaleros-dueños hemos podido disfrutar de una canción interpretada por Giuseppe (más adelante os hablaré con detalle de él). Tras pelearnos con la mantequilla para intentar distribuirla mínimamente por el pan tostado prefabricado (algo imposible) hemos completado nuestra ingesta alimentaria de la mañana, no demasiado abundante en verdad.

La etapa era cortita pero hemos ido rápidos por dos razones: porque no había nada de nada en medio (el doble de nada) y porque teníamos cierta prisa ya que yo tenía que buscarme la vida para ir a Guijuelo a intentar solucionar lo del dinero y lo de las pastillas del colesterol.

Al pasar por Valdecasa tenía la idea de probar a buscar un bus o algo para ir directo a Guijuelo lo más temprano posible y se nos han iluminado los ojos al ver que junto a la parada del autobús había un grupo de gente mayor esperando: hemos pensado que tal vez la suerte se ponía de nuestra parte y esperaban el bus que llegaría en cualquier momento para llevarnos a Guijuelo: por supuesto que no ya que hemos preguntado y nos han dicho que por allí no pasan autobuses en esa dirección (yo creo que en ninguna) y que ellos iban a hacer una excursión. He intentado darles un poco de lástima por si se apiadaban de dos pobre peregrinos y nos invitaban a acompañarles hasta nuestra meta pero no ha colado. También hemos preguntado por un bar y nos han contestado que suele abrir sobre las once.

Vista del pueblo

Vista del pueblo

Nada más que decir, hemos retomado nuestro camino para ir acercándonos al objetivo final: Fuenterroble de Salvatierra. El paisaje ha vuelto a cambiar; ahora tenemos una especie de dehesa mucho más abierta, han desaparecido los bosques y lo que abunda son zonas de pastos para vacas y algo de cerdos.

Visa del camino con sus flechas

Visa del camino con sus flechas

Al pasar junto a un grupo de vacas bastante gordas hemos visto que los muros de piedra que nos separaba de ellos no era muy grande, Joseba ha comentado que podíamos estar tranquilos porque eso era suficiente ya que los toros no saltan setos ni nada por el estilo; justo en ese momento hemos contemplado atónitos como una de esas vacas saltaba al campo de al lado por un muro tan alto como el del camino sin hacer prácticamente esfuerzo alguno. La cara que se nos ha quedado era para verla: con esa seguridad seguro que podemos ir tranquilos para los próximos días.

Foto de Joseba sobre la dehesa salmantina

Foto de Joseba sobre la dehesa salmantina

Yo mismo cruzando un arroyo

Yo mismo cruzando un arroyo

Y así hemos llegado al albergue de Blas. Justo delante de nosotros ha entrado la pareja de anoche que habían salido sobre las seis y algo. No voy a describir demasiado el albergue porque no tengo demasiadas gigas compradas en este blog y podría cubrirlas sólo con contar lo del albergue y lo de sus hospitaleros. Nos ha recibido un obeso hospitalero con pinta de flipao, coleta trasera, pantalón mostrando hucha, barba peregrina e indumentaria tipo peregrino-secta. Junto a él una chica maja pero de similares características que intentaremos descubrir en su papel a lo largo de la tarde. Nos hemos colocado en las camas y hemos preguntado sobre la posibilidad de ir a Guijuelo, nos han dicho que saliendo a la carretera alguien nos cogerá. El albergue está compuesto de varias estancias llenas de símbolos religiosos de todo tipo, referencias al camino y obras de arte de dudosa calidad y gusto legado de los peregrinos que han ido pasando a lo largo de los años por allí. Está limpio y tiene lo esencial siempre y cuando después de la cena hagamos una reunión con bendición de peregrino y rezo común. Será divertido ver a nuestro querido y pío peregrino Joseba tras dar recuerdos de Julio y aguantando el tercer misterio del rosario. Por lo demás parece que podemos estar a gusto.

Dicho y hecho: hemos comenzado a caminar y a los pocos minutos un señor en un todoterreno nos ha recogido. Yo he tenido que apartar miles de cosas increíbles que había sobre el asiento trasero para poder colocarme. El coche estaba lleno de sabores, olores y colores habituado a transportar ganado, o peregrinos, algo en consonancia con nuestra aventura. El señor nos ha transportado amablemente y nos ha contado que es amigo de Blas y que su generosidad con los peregrinos es maravillosa. Le hemos contado que vamos a solucionar problemas y nos ha llevado a la puerta de la farmacia. He comprado las pastillas para el colesterol tras el comentario jocoso de la manceba sobre la poca necesidad de tales en alguien que va haciendo el camino; yo le he respondido que a este paso tendría que inyectarnos colesterol en lugar de quitarlo y así nos ha atendido amablemente.

Al llegar al banco he podido confirmar la tragedia: las tarjetas no funcionan. He llamado a Sole (la de Cajamadrid de Lorca) y, tras explicarle la situación, me ha dicho que me acercara a una caja para que me dieran dinero. Así he hecho y he entrado en Caja de Badajoz. Una simpática a la par que guapa bancaria me ha atendido amablemente: se ha preocupado por mi situación y ha satisfecho su curiosidad sobre diversos aspectos del camino. Yo intentaba ser lo más simpático posible ante la idea de que nos ofreciera su hospitalidad y nos transportara de regreso a nuestro albergue (no penséis mal que no había ninguna intención de otro tipo, que sois unos cochinos), y eso que estaba bastante bien con la faldita cortita que llevaba, la blusita de seda… En fin, una gran profesional. Tras atenderme y darme todo lo que le he pedido (600 euros de mi cuenta de cajamadrid) me ha informado sobre un restaurante bueno para comer. Me ha acompañado hasta la puerta y le he presentado a Joseba (más que nada por si le daba lástima de mí al ir acompañado por semejante elemento tanto tiempo y por si pensaba que necesitaba cambiar de compañía por un rato. No ha colado).

Así nos hemos ido al restaurante que nos ha aconsejado y nos hemos pedido un par de cervecitas (por cabeza) sin alcohol y un platito de esos trozos de carne que tienen en los bares por aquí y que están colocados sobre una tabla pillados, con su tocinito y esas cosas. He aprovechado para publicar la entrada en el blog de ayer y hemos hecho tiempo hasta la hora de comer.

Con todo resuelto, por el momento, y con ánimos recobrados nos hemos dispuesto a enfrentarnos a un plato de judías blancas con chorizo y carrillera en salsa (hay que castigarse un poco para que no todo sean placeres en el camino) por supuesto con un poquito de mosto sin alcohol y un café.

Después de cumplir con los preceptos de la ingesta hemos dado un paseo hacia el centro para buscar un taxi que nos devolviera al mundo peregrino: tras dos llamadas de teléfono nos ha venido a recoger un taxista en un pedazo de audi negro. Podréis imaginar que la llegada al albergue ha sido apoteósica: en la puerta estaba el enterao con los hospitaleros y el alemán (en un aceptable estado de embriaguez) Se han quedado de piedra al vernos salir del audi y han realizado algunos comentarios sobre la vida del peregrino. He pagado el taxi (6 euros por quedar como unos señores) y ducha peregrina junto a colada peregrina que lo bueno dura poco.

Después de completar nuestras obligaciones diarias nos hemos venido al bar del pueblo en el que nos han dicho que la señora tiene bastante mala leche. Al salir hemos encontrado a los italianos y la noruega que venían pedos perdidos tras beber varios vasos de ″grappa″…

He visto que en la plaza hay conexión wifi y hemos pedido un par de zumos de tomate de hierbas con hielo mientras yo escribo y Joseba lee el mundo (no os asustéis porque ayer se leyó el ABC. Debe ser que esto de andar por España y que tanta bandera, plazas de España y esas cosas le están haciendo recuperar el espíritu nacional).

El plan de esta tarde es saludar a Blas, integrarnos en la vida de la comuna intentando sobrevivir entre los borrachos del albergue sin tener que pasar por una experiencia mística y finalmente publicar el comentario en la plaza del pueblo. Ya os contaré.

Por cierto, del alemán marrano no hemos encontrado ni el olor, eso sí hemos descubierto que se bebe a su padre todos los días y le entran unas 6 jarras al día de cerveza mientras habla sobre la independencia de Baviera (comentario de Michele que sabe alemán y debe tener atrofiado el sentido del olfato para hablar con él).

Resumen de la etapa: 20,7 km recorridos a 5,9 de media en 3:31 y estamos a 950 metros. Un nuevo día en el que Joseba no prueba el alcohol.

Seguimos la tarde desde el albergue ya que he tenido que venir a recargar el pc. Han llegado los italianos ya serenos y nos han ofrecido una cena que van a preparar para todos los peregrinos. Van a hacer spaghetti all′italiana y están en cocina peleando entre ellos. Joseba se acaba de pelear con el alemán porque le ha intentado colgar un pantalón de una cuerda que es suya (también está borracho). Todo como siempre y sigue el buen rollo entre la vida peregrina. He dado una lección sobre ampollas al enterao y a su fiel escudero y parece que acaban por aceptar nuestros conocimientos. Todo va bien y seguimos caminando.