Austeridad peregrina 2


Lo primero de todo felicidades Tere, que se me había olvidado en la entrada anterior.

Como lo prometido es deuda aquí os publico la segunda parte del comentario. Efectivamente al fin hemos cenado. Son las nueve y nuestro estómago se reconforta con la opípara cena a la que hemos tenido el placer de dar cuenta gracias a la generosidad de los esclavos de María.

Pero vayamos por partes: estaba yo esta tarde escribiendo la entrada cuando un olor insoportable impregnaba todo el ambiente, era un olor nauseabundo que yo he pensado que provenía de la caja de comida que estaba delante del ordenador. La verdad es que estaba tan metido en el comentario que no he pensado mucho al respecto, salvo por el hecho de que ya casi no se podía respirar. Le he comentado a Joseba, que estaba enfrente en la cama por medio de gestos, pero no me ha contestado. Cuando he terminado la entrada lo he llamado para que la leyera y entonces me dice: ¿cómo puedes soportar este olor?, el tipo de detrás huele que no se puede aguantar: efectivamente, un alemán que estaba tumbado en la cama desprende un olor corporal terrible, toda la sala apesta. Yo no había dado cuenta del origen hasta ese momento porque lo tenía a la espalda pero el olor era insoportable.

Hemos salido a dar una vuelta y el pueblo está desierto: todo el mundo se encuentra en la fiesta y parece un pueblo fantasma. En un bar cerrado hemos encontrado una máquina de la que hemos sacado una coca-cola para cada uno y una bolsa de pipas. A las siete de la tarde el hambre era ya enorme. Nos hemos sentado en un banco junto a la carretera y hemos comido las pipas y bebido la cola. Al poco rato han pasado dos en silla de ruedas, una a motor y otra no, procedentes del convento y gritando a los abuelos que estaban detrás que ellos podía ir sin problemas al convento por la carretera, que no eran tan tontos como los viejos. En realidad son disminuidos psíquicos y se estaban paseando por medio de la carretera por la que no paraban de pasar coches, pero no deja de ser increíble que estaban convencidos de que los viejos que les aconsejaban eran tontos de remate ¡el mundo al revés!

Al volver al albergue estaban todos los residentes en la calle: uno nos ha pedido un cigarro y ha empezado a darnos besos, otros cantaban… la escena era tremendamente dura por el nivel de deficiencia de los que estaban por aquí.

A las 8 menos cinco nos hemos juntado todos en la puerta para ir a cenar, nosotros hemos intentado evitar sentarnos junto al viejo alemán apestoso y además nuestra intención era evitar también al enterao. No os voy a hablar mucho de él porque estamos convencidos de que nos va a dar muchas más oportunidades de describirlo en los próximos días, sólo daremos algunas pinceladas: es el típico peregrino experto que va dando consejos a todo el mundo sobre lo que tiene que hacer, al tiempo que explica sus propias experiencias sobre sus múltiples caminos y organiza a todos según sus principios integristas: conoce las etapas palmo a palmo, los pueblos, los bares, las personas, las costumbres y todo eso sin haber hecho antes el camino porque es muy leído. Este tiene la particularidad de no saber idiomas, pero eso no es un problema: ha llegado al convencimiento de que un alemán puede entenderle si le repite la frase tres veces y lo hace muy despacio y dando voces: de ese modo nosotros oímos la misma historia tres veces cada vez que encuentra un nuevo peregrino al que aconsejar que mañana no vaya a Cáceres y se quede en Valdesálor (por cierto nosotros nos vamos a quedar allí y seguro que coincidimos). Lo dicho a la hora de la cena nuestra intención era evitar a ambos personajes y lo hemos conseguido: hemos podido disfrutar de los manjares con tranquilidad. Por fin la cena en platos de duralex blancos y jarras de agua. Primer plato una sopa de fideos (prometo no comentar nada sobre ella porque a esas alturas hubiéramos comido cualquier cosa y esto estaba hasta aceptable. De segundo ensalada y una especie de hamburguesa con tomate, al menos regada con un vasito de vino tinto. Postre una naranja tamaño mandarina.

Cena peregrina

Cena peregrina

Yo no puedo decir nada porque cenar hemos cenado, entre nosotros: sigo teniendo hambre, pero al menos podré aguantar hasta mañana y Joseba me anima diciendo ¡y lo que vamos a ahorrar hoy!

Hemos estado un ratito en la calle con la pareja que nos quitó la cama de matrimonio en Villafranca y hemos estado hasta simpáticos con ellos, ella es francesa afincada en España y él de Mallorca, según dice Joseba. Seguro que en los próximos días tendremos más relación con ellos.

Del resto de gente que está por aquí os nombro a los dos gordos que van con la portuguesa, el enterao, Giulio, las dos señoras mayores alemanas… y un montón de gente, casi todos tedescos, que vemos hoy por primera vez.

En este momento se han subido todos aquí y mientras yo escribo están haciendo un botellón: han aparecido varias botellas de vino no sabemos de dónde y todos charlan animadamente en inglés, francés, alemán, italiano, e incluso hay alguien que habla español: menuda nochecita de ronquidos nos espera. Voy a publicar e intentar dormir algo. Besos y buenas noches.

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Austeridad peregrina


La jornada de ayer acabó bien, a pesar del partido de fútbol. Terminó con la victoria blanca y todos los forofos dieron por bien empleado su tiempo y no tuvieron la necesidad de emprenderla con estos dos sencillos peregrinos. Después de pagar y recoger toda nuestra oficina ambulante, incluido el móvil de Joseba, salimos en dirección hacia el acueducto de los milagros ya que la luz de la tarde parecía espectacular: no nos defraudó.

Acueducto de los milagros al atardecer

Acueducto de los milagros al atardecer

Después continuamos nuestra visita con la iglesia de Sta Eulalia (templo de Marte), foro y Templo de Diana, que lo están restaurando y está todo en obras:
Vista del templo de Diana

Vista del templo de Diana

Hemos acabado tomando una cerveza negra de abadía en la cervecería Bremen (esa que tanto me gusta y a la que siempre voy en la calle John Lenon) y allí hemos estado planificando las etapas próximas porque tenemos algunos problemas para cuadrarlas: son muy largas y tenemos pocos pueblos en medio; además de todo esto no parece que vayamos a encontrar grandes cosas en los lugares a los que vayamos (prueba de ello es nuestra etapa de hoy). Hemos decidido saltarnos Cáceres sin detenernos porque nos quedaría una etapa de sólo 12 km y luego nos descuadraría mucho las siguientes teniendo que hacer una quilometrada.
Al final lo hemos organizado todo más o menos y nos hemos ido a tomar algo al Via Flavia junto a la plaza. Yo no tenía muchas ganas de nada y he pedido un mixto y Joseba se ha tomado una hamburguesa. Después de todo esto nos hemos ido hacia el albergue a preparar las cosas y dormir: la gente ya estaba casi preparada salvo un grupo de españoles que han estado dando la vara un buen rato hasta mucho después. Son tres señores bastante gordos y mayores junto con una señora portuguesa. Parece que se han ido encontrando en el camino y que tienen muchas ganas de dar el follón. Les acompaña el espeso hospitalero Juan.
Yo me he dormido pronto y creo que Joseba también.
Me he despertado sobre las 3 y ya he dormido de forma intermitente porque la gente no paraba de moverse y levantarse, los gordos han estado roncando toda la noche y hemos hecho todo lo posible por aguantar. Para colmo a las 5 han comenzado a levantarse todos formando todo el ruido del mundo, imposible seguir durmiendo, lo mejor era levantarse, prepararlo todo y salir de aquel antro cuanto antes.
A las 7 y algo ya estábamos fuera y nos hemos dirigido hacia un bar que nos había dicho el hospitalero Juan que estaba abierto a partir de las 6. Allí hemos encontrado a Giulio (el italiano del otro día con el que hicimos parte de la etapa) junto con las catalanas de hace unos días que ya hemos descrito con detalle. Giulio nos ha contado que el día en que nos separamos él consiguió finalmente encontrar la llave en Calzadilla de los barros para ir al albergue; después de muchas peripecias las tenía una señora, se fue allí, a unos dos quilómetros del pueblo. Nos ha contado que además, durante la noche, un grupo de chicos del pueblo se instaló allí para poner música a tope y fiestorro. Al final no pudo dormir. Luego no hemos coincidido en ningún lugar. Ha hecho amistada con las chicas catalanas y las iba a acompañar al tren porque ellas acababan hoy el camino y se marchaban a trabajar, yo les he dicho que eso está muy bien porque en este país debe haber gente trabajando mientras otros como nosotros hacemos el vago en cosas como el camino.
Hemos salido tras tomar un café y media tostada (ojalá hubiera sido una entera) y ya estaba amaneciendo.
Acueducto al amanecer

Acueducto al amanecer

La salida de Mérida es bastante fea: está todo en obras y han construido mucho por esa zona, pero cuando ya sales por fin tomas una carreterita hasta el embalse de Proserpina, la pena es que había mucho tráfico. Hemos llegado a Proserpina rápido y hemos adelantado justo allí a los dos gordos con la portuguesa mientras hacían fotos a la presa romana.
El camino que sigue es una maravilla: se va por una carretera muy pequeña y sin tráfico, casi una pista asfaltada. La temperatura ha ido subiendo bastante con respecto a los últimos días y pronto nos hemos tenido que quitar el chubasquero. Después de un buen rato de pista comienza un camino muy agradable que se mete por distintas fincas privadas con portones justo hasta llegar a Aljucén. Allí hemos alcanzado a las dos peregrinas alemanas que habían dormido junto a nosotros esta noche pasada (son bastante mayores) y nos hemos tomado un café (si hubiéramos sabido lo que nos esperaba hubiéramos comido algo).
El resto de la etapa eran 20 km por el parque natural de Cornalvo y Sierra Bermeja, con una maravillosa dehesa entre jaras y lavanda. Hemos visto varias piaras de cerdos sueltos por las fincas: un paraíso. El camino coincide en muchos lugares con la antigua calzada romana y es fácil descubrir su trazado antiguo.
Piara de cerdos por el camino

Piara de cerdos por el camino

Los últimos quilómetros son el ligera subida y se han hecho algo duros, estábamos cansados y con ganas de acabar hasta que al fin hemos visto el pueblo; Alcuéscar no parece gran cosa y el albergue está a la entrada del pueblo. Es un convento de frailes que tienen atención a pobres y otras muchas cosas más.
En este momento nuestra suerte ha vuelto a cambiar radicalmente: nos recibe el hospitalero voluntario y nos informa de varias cosas al mismo tiempo:
– Hoy es fiesta en el pueblo y la gente está en el campo (ya habíamos oído ruido de cacharros por donde hemos venido como de gente en romería o algo así).
– Todos los comercios, bares, restaurantes y demás están cerrados por todo el día:»todos».
– El albergue tiene un horario de cierre al mediodía y permaneceremos encerrados hasta las 16 horas.
– Está casi lleno aunque nosotros somos los primeros en llegar de Mérida.
– Como en estos días de semana santa los monjes han recibido a cientos de personas no les queda comida ni tienen espacio para alojara peregrinos abajo en las habitaciones por lo que han habilitado el gallinero para nosotros.
– Como gracia especial nos darán algo de comer al mediodía y harán una cena en común sencilla a las ocho de la tarde.
Vista del albergue

Vista del albergue

Ante este plantel hemos decidido que hoy nos toca día de austeridad y penitencia ante los pecados de gula de ayer. También nos hemos acordado de todas las veces que podríamos haber comido en el camino y hemos decidido no hacerlo para comer bien al llegar.
El resultado es que nos encontramos encerrados hasta las cuatro, sin comida y todos en una sala grande donde la gente no hace otra cosa que dormir y roncar. Sólo hay un enchufe que yo he acaparado para no quedarme sin cargar todas mis cosas.
Al ir a ducharnos hemos descubierto que se había acabado el agua caliente y hemos tenido que ducharnos con agua congelada (creo que viene directamente del polo) algunas partes de mi cuerpo aún no las siento tres horas después.
Joseba me ha dicho que los bocatas estaban dispuestos en la mesa pero que me diera prisa porque se acabarían pronto: comida: dos trozos de pan de molde sin corteza y en medio una loncha de jamón de pavo cocido, de postre una mandarina. Fin.
Con retortijones de barriga hemos esperado a las 4 para bajar a lavar la ropa y hemos vuelto a subir porque no había nada. Yo aprovecho para escribir la entrada de hoy y mientras Joseba está tumbado en la cama esperándome.
Oficina móvil

Oficina móvil

Acaba de llegar Giulio y tras saludarnos se ha ido a duchar (él sí ha encontrado agua caliente ya porque se había calentado el termo), luego me ha pedido que le traduzca unas frases románticas para que las escriba a alguien: (quizás nuestras conocidas catalanas han hecho tilín en el corazón del marchador incansable Giulio).
Todo el mundo está por aquí dando vueltas haciendo tiempo para comer, el hambre se siente por todas partes… ¡qué hambre tengo!
Casi todos son alemanes y no los conocemos, vamos a dar una vuelta por el pueblo para hacer tiempo antes de la cena: tendremos además reunión con los monjes e imagino que acto religioso… las cosas del camino.
Luego contaré la cena que promete ser aventura digna de este blog.
Resumen de la etapa: 36,o km a una media de 5,9 en 6:07 horas y la altura actual es de 463 metros.