Estaba yo ayer terminando de escribir el comentario cuando nos aparecieron los últimos peregrinos del día. Entraron a la cocina y tras mirarme con cara de asombro salieron en busca de lugar en que hacer descansar sus doloridos huesos. Yo no les había prestado atención porque estaba peleando con la conexión de internet y con habitante de algún país sudamericano que me atendía cuando intentaba conectar mi nuevo bono plus con 400 megas de acceso a internet después de haber consumido el que había comprado en los primeros días. Mientras tanto Joseba se había ido a comprar a la farmacia más compeed ya que los había gastado todos y además iba a hidratarse al bar del pueblo.
Nuestro alemán Andreas había estado preparando la cena (eran las 6) junto a Bernardo (alemán 2) consistente en media docena de huevos revueltos con una tripa de chorizo seco (sin quitar el pellejo) y un plato de pasta con tomate que preparaba Bernardo. Los dos se pusieron a tomarse ese montón de calorías mientras yo intentaba leer el correo electrónico de los últimos días, una vez activado el bono de vodafone.
Al terminar de publicar las entradas me dirigí al dormitorio y encontré que uno de los ciclistas iba a dormir justo encima de mi cama mientras que el otro no tenía cama y debía hacerlo en el suelo. Al entrar pregunté si eran españoles (algo normal ya que estábamos entre teutonesl) y me dijeron que eran de Sevilla; yo les contesté que había cosas peores y me replicaron que quizás Granada. Este planchazo venía a cuento porque ya habían hablado con Joseba y les había contado que yo era de Granada, yo les he dicho que era falso porque yo soy de Bilbao (los de Bilbao nacemos donde se nos pone en…) Ante tal presentación decidí continuar con la fantasmada y les comenté, como de pasada que no quedaba agua caliente para la ducha (yo para joder soy así).
Os voy a contar algunas cosas de estos dos tipejos porque hemos compartido una velada estupenda contando aventuras y desventuras. El que ha dormido sobre mi cabeza (yo he pasado miedo toda la noche pensando que iba a caer sobre mí) es un tipo tan alto que debe tener problemas para que la sangre le llegue a la cabeza (evidente a la hora de razonar) y además tiene problemas con el mal de altura, es Jesús y además de todos estos problemas de pensamiento ha abandonado a su amada y sufrida esposa sin darle todos esos caprichos que ellas necesitan cuando están gestando, para mayor desgracia y como algo que le será echado en cara en todo el resto de su vida familiar. El otro es Carlos, parte pensante del grupo (como yo lo soy en nuestra pareja) y sufrido personaje que, además, le ha tocado dormir en el suelo. Desde el principio nos ha intentado convencer de sus potencias sexuales (dime de qué presumes). Todo esto os lo cuento porque ellos están convencidos de que les voy a tratar muy bien en el blog ya que, para eso, nos han invitado a unas pocas cervezas antes de la cena.
El caso es que nuestros queridos amigos han conectado rápidamente con nosotros y les he comenzado a contar algunas de nuestras aventuras y el tema de este blog. Estaban algo alucinados con esta historia y, yo creo, un poco incrédulos. El caso es que hemos salido juntos hacia el bar del pueblo a tomar unas copas y cenar. Hemos pasado una velada estupenda. Son béticos y unos cachondos. Hacen el camino en unos pocos días y tienen que recorrer un montón de quilómetros para llegar antes del domingo a Santiago. Ya os he dicho que nos han invitado a las cervezas (sólo por hidratarnos) y nosotros hemos prometido pagar las de hoy (la verdad es que no han aparecido).
Tras charla, risas, llamadas de teléfono, cervezas y contarles algunas de nuestras aventuras les hemos prometido que hoy serían protagonistas de este blog y con ese comentario cumplo con mi parte. Jesús y Carlos: sois unos tíos geniales. Hemos pasado un rato estupendo juntos y espero que os podáis reír con este comentario cuando estéis currando en casa mientras nosotros seguimos andando.
Hemos cenado juntos nada del otro mundo (vamos, una mierda) y nos hemos ido al albergue mientras llovía lévemente y hacía un frío de muerte.
La noche ha sido aceptable salvo por las frecuentes visitas de Jesús al inodoro dada la cagalera que le dio la cena. Por lo demás ronquidos en alemán y esperar a la hora de levantarnos.
Ha amanecido a la hora habitual y todo se ha desarrollado con normalidad: Joseba estaba preparado mucho antes de que yo hubiera despertado y nos hemos ido a desayunar. Al ir a pagar he tenido que pelear con una teutona que creía que iba a colarme y tomar las tostadas antes que ella, tras la intervención mediadora del camarero todo ha vuelto a la normalidad. Joseba me ha recordado que tomara la pastilla y hemos salido a buen ritmo.
Hacía frío pero el tiempo ha sido estupendo. Ante la idea de que nos iba a llover seguro, hemos estado encantados con un día soleado y poco ventoso. Joseba ha decidido poner una marcha a tope y así hemos recorrido los primeros quilómetros dando un tremendo rodeo.
Al llegar a un cruce del camino las flechas nos levaban hacia un lugar y el track del gps hacia otro: hemos decidido tomar las flechas porque iban a un pueblecito cercano y parecían recortar algo el camino previsto: ha sido un completo acierto. En el pueblo hemos encontrado un bar-restaurante, en Villanueva de las Peras, genial en el que una pareja encantadora nos ha atendido y agasajado con un par de cervecitas (tema de hidratación, no os olvidéis) jamón y queso curado. El lugar es una maravilla y está lleno de fotos de el dueño sobre los trofeos de caza: el jabalí del terreno.
El día ha estado lleno de contrastes con una primera parte entre encinas y jara alternando con rectas grandes entre cereales. Subidas y bajadas constantes sin gran desnivel. Los dos estamos físicamente muy bien y hemos ido pasando los quilómetros sin grandes problemas a pesar de que hemos completado nuestra quinta etapa consecutiva de más de 30 km.
La última parte del camino pasa paralelo al río Tera, entre chopos y todo llano. Sin grandes novedades hemos llegado al destino de hoy: Calzadilla de Tera.
Al entrar en el pueblo una señora nos ha informado de la ubicación del albergue y de que las llaves estaban en la casa del alcalde. Nos ha contado que no debíamos ir al bar del pueblo porque el día anterior había habido un problema con los peregrinos porque les habían cobrado 15 euros por una porquería de menú; nos ha dicho que nos fuéramos al bar del pueblo de enfrente que está genial pero que no dijéramos nada de su información por no ponerse a mal con la gente del pueblo. Esta misma historia nos la han contado cinco personas más en todo el pueblo (no voy a decir quién porque nos han pedido discreción) pero hemos llegado al albergue y, tras dejar las cosas, hemos salido hacia el restaurante. Calzadilla de Tera se encuentra en una orilla del río Tera y está separado sólo por un puente de Calzada de Tera por lo que pasar de un pueblo al otro es un paseo. Hemos llegado al restaurante y una gente superamable nos ha atendido maravillosamente. Hemos comido de vicio unos garbanzos y unos chipirones en salsa. Además de darnos conversación, atendernos y ser simpáticos nos han ofrecido acceso a internet y todo lo necesario para pasar una buena tarde: y encima ponen el partido del Barça.
Hemos comido, hemos tomado un licor de… y nos hemos vuelto al albergue para la ducha, lavado de ropa y demás labores propias de nuestro sexo. El albergue está en la segunda planta de un edificio que los jubilados y jubiladas del pueblo usan para jugar a las cartas. Una señora nos ha sellado las credenciales y nos ha vuelto a contar que el bar del pueblo está regentado por gente que clava a los peregrinos.
Tras agradecer su información hemos terminado todo y nos hemos vuelto al bar de Calzada para escribir, trabajar, mirar en internet, ver el partido y cenar. Esto se va llenando de gente y el ambiente es animado. Bernardo está aquí esperando la conexión a internet mientras charla con Joseba y yo voy corriendo para publicar antes de que empiece el partido. Suerte al Barça y hablamos mañana.
Resumen: 34,1 a 6,0 de media en 5:45 de tiempo andando y estamos a 723 metros de altura.