Deshidratados y casi muertos

Ya desde anoche se mascaba la tragedia: los dos estuvimos comentando que no teníamos clara la etapa de hoy y que nos parecía una encerrona, así ha sido. Teníamos previsto ir hasta el monasterio de Oseira pero las guías nos decían que no hay nada salvo la hospedería de los monjes. Como nuestros recuerdo de este tipo de alojamientos no nos ofrecen mucha confianza hemos decidido plantear diferentes alternativas. No teníamos mucha información pero la etapa natural terminaba en Cea, es un pueblo agradable y con todos los servicios pero está sólo a 22 km de Ourense. Esto nos suponía una etapa muy corta para hacer mañana una muy larga así que teníamos claro continuar hasta el monasterio. Pero en Cea hay dos alternativas: una va por el monasterio y otro va más directo y por la carretera nacional: se supone que el primero era unos cuatro quilómetros más largo para llegar a Dozón, nuestra alternativa escogida en segundo lugar. Hemos pensado que haciendo treinta y algunos podíamos evitar el monasterio y llegar directos a Dozón si las informaciones que recibíamos nos lo permitían. Al salir de Ourense hemos encontrado al destripador que nos ha saludado amablemente y nos ha dicho que él va a continuar hasta Piñar ya que hace tres años paró allí porque había un hostal.

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Así estaban las cosas: quedarnos en Cea y dejar un etapón para mañana; seguir al monasterio y visitarlo a costa de dormir de cualquier manera y perder el partido de esta noche; seguir hasta Dozón por Oseira para ver el monasterio e intentar ver el partido; ir por la otra vía y quedarnos en el hostal que nos ha dicho el asesino o ir a Dozón por el otro camino y perder el monasterio pero tener algo más claro el partido. Hemos quedado en tomar la decisión al llegar a Cea e informarnos claramente de las opciones posibles.

Con estas hemos iniciado la etapa con una putada nada más empezar: una subida de fuerte pendiente y bastante larga, sin descansos y que nos ha hecho entrar en calor desde el primer momento. Al llegar a un pueblecito hemos visto un bar y hemos entrado a tomar un café, una chica joven lleva el bar y nos ha atendido muy amablemente y nos ha ofrecido información: ha llamado por teléfono a un bar que está junto al monasterio y hemos podido confirmar las noticias: allí sólo está el albergue de los monjes, que no está en muy buenas condiciones. El hostal que dice el asesino está fuera de la carretera un par de quilómetros y poco después de salir de Cea. En Dozón sólo hay el albergue de peregrinos para quedarse pero hay algún bar y algún super. El camino que no pasa por el monasterio es más corto unos 4 km aunque el trazado es bastante por carretera. Ante todas esas cosas hemos concluido en que la mejor opción era pasar de monasterio e irnos directos a Dozón para hacer unos 35 km y comernos parte de la etapa de mañana.

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Todo nos parecía estupendo salvo el tema de las constantes subidas y bajadas, sobre todo subidas, que se iban sucediendo constantemente. Junto a todo esto el día se presentaba de sol machacante y ya quedaban lejos los recuerdos de la sauna y los baños de ayer, junto a los pimientos de padrón, primeros de la temporada.

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Sin grandes problemas y con Joseba intentando ganar la copa de la velocidad por delante de la gente que va con bici, hemos llegado a Cea que tenía mercado. Ambiente de fiesta y he propuesto degustar las especialidades del lugar: el pulpo a feira y el pan de Cea. Ambas cosas son típicas y se dice que son las mejores. Lo que hemos encontrado es difícil de describir: un auténtico bar de la Galicia profunda. Todo nos transportaba a 40 años atrás: la barra, la cafetera, las mesas y sillas y, sobre todo, los parroquianos. En la puerta una señora cocía pulpo y lo vendía para comerlo en el bar. Hemos tomado nuestra tabla grande de pulpo y una botella de riberio blanco.

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Nos ha sorprendido que todo el bar estaba lleno y la gente comía un trozo de una carne con aspecto maravilloso y un tazón con caldo. No hemos podido resistir la tentación y hemos decidido pedirlo y comer ya allí para continuar camino después. Es un trozo de carne de ternera que se cuece con la patata y el caldo es el mismo con el que se cuece. Se sirve muy caliente y está para morirse de gusto.

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Nos hemos puesto como guarros entre los lugareños que nos comentaban lo rico que estaba todo y cada vez con más gente. Todo el mundo traía el pulpo y luego pedía la carne y el caldo. Al terminar hemos pedido dos cafés y Joseba se ha empeñado en tomar un orujo (de los de verdad) que hemos disfrutado como cierre de una comida de verdad increíble.

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Así nos hemos puesto en marcha y ha comenzado la segunda parte: nos hemos equivocado nada más salir y hemos seguido las flechas hacia el monasterio. Al darnos cuenta hemos vuelto hacia atrás y hemos encontrado a un peregrino, de los integristas, que nos ha dicho que el camino verdadero pasaba por el monasterio y que él lo había hecho ya siete veces: hemos pasado de él como de la mierda tras decirle que el auténtico camino no pasa por allí sino que es una variante pero ni caso.

El resumen de todo es que los quilómetros reales hasta Dozón son 20, por camino horrible, mal señalizado y con un calor de muerte. Nos hemos perdido varias veces porque yo no llevaba el track y tampoco sabíamos los quilómetros que íbamos a hacer. Al llegar a un pueblecillo hemos visto un bar y nos hemos metido en el cuerpo yo dos latas de nestea y Joseba dos tercios de cerveza. Íbamos deshidratados por el calor. Hasta el gorro, con los pies destrozados… Nos hemos quedado sin agua a falta de un par de quilómetros y hemos llegado al final con una vuelta de muerte para cruzar la autovía. Al llegar a un bar hemos preguntado por el albergue y nos hemos equivocado de camino. Al final hemos llegado muertos: un chico muy amable nos ha recibido y nos ha ayudado a instalarnos. El albergue es provisional pero está bastante bien. Le hemos preguntado por el tema fútbol y nos ha dicho que no hay problema: no apaga luces hasta que termine porque él lo va a ver y en el bar de abajo son del Barça y seguro que lo ponen. Al preguntarle por lavadora me ha vacilado y me ha dicho que había: estaba tan cansado que hasta me lo he creído y Joseba se ha reído de mí, yo no tenía fuerzas ni para darle con los bastones.

Nos hemos duchado, hemos lavado la ropa y nos hemos venido para el bar. Ya estamos instalados para ver el partido, tomaremos algo aquí como cena aunque no hay gran cosa. Yo aprovecharé para escribir y mirar alguna cosilla pero, sobre todo, para descansar. Joseba se ha empeñado en mirar la etapa de mañana y le he dicho que no estoy dispuesto a ver nada del camino hoy, que me lleve donde quiera porque me da igual pero yo sólo tengo ganas de que gane el Barça y dormir. Mañana veremos como ha ido todo.

Ahora acaba de llegar nuestro asesino familiar, fue a Piñol pero el hotel que quería estaba lleno y ha tenido que hacer 13 km más hasta aquí por carretera. En el albergue hay un montón de gente: varios franceses (uno de ellos va por ahí paseándose en bañador paquetero) españoles, ciclistas, tambíén ha llegado el tipo que nos dijo lo de que el camino verdadero va por Oseira. Hoy ya no tengo muchas ganas de escribir, después de la quilometrada aún he sacado fuerzas para contarlo, aquí estamos con cara de muertos en vida mientras un nuevo peregrino acaba de llegar y está montando el espectáculo, parece borracho… En el albergue la noche nos parece será movidita entre ronquidos y demás fauna.

 

Resumen de la etapa: 42,5 km a 5,5 de media en 7:39 y estamos a 733 metros

3 comentarios en “Deshidratados y casi muertos

  1. Bienaventurados los que esperan al minuto 93 para ver marcar al Barça porque ellos seran rehidratados y resucitados !

    La próxima peregrinación a Roma.

    Un abrazo

    • Hemos sido afortunados por ver a Iniesta cómo nos llevaba a Roma. Rehidratados y resucitados nos encaminamos hacia Santiago en donde daremos un abrazo a Santi (el que conoce todos los chiringuitos de allá arriba) de vuestra parte.
      A Roma iremos en avión para ver al barça ganar la final

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