En Burgos el Corte Inglés no tiene sección de deportes


Hoy se trataba de hacer una etapa cortita y fácil con idea de llegar a Burgos temprano y poder ver la ciudad. Nosotros preferimos pasar de largo las ciudades para evitar las aglomeraciones y porque se suelen disparar los precios en hoteles y restaurantes, mucho más teniendo en cuenta que ya conocemos la ciudad. A pesar de todo habíamos descartado pasar de largo porque nos cuadran mejor las etapas así.
Anoche había visto que la panadería del pueblo abre a las siete y por eso nos hemos levantado a las seis y media. Hoy todo ha sido más ágil que los últimos días aunque tenía que revisar varias ampollas de madre y de Isa. A estas alturas de camino a Isa le quedan pocas partes de los pies en los que no le hayan salido ya ampollas, la suerte es que parecen ampollas del calor y son muy finitas por lo que no le molestan demasiado. Mar madre también tiene algunas ampollas pero no van a peor y también parecen controladas. Mar hija sólo tiene alguna que no le causa problemas y lo único que le fastidia son algunas durezas; parece que le da envidia de que no le cuiden los pies porque constantemente me pide que se los revise. Por mi parte no tengo nada en los pies ni en ninguna otra parte pero mi trabajo es coser, curar, poner compeeds etc. A lo largo del día veo más pies que cualquier otra cosa.
En la panadería una chica muy maja nos ha atendido y las chicas han degustado unas napolitanas de chocolate recién hechas. Mientras yo tomaba mi café me ha comentado que existe una alternativa para llegar a Burgos que evita la zona de los polígonos y va por la otra parte del aeropuerto hasta llegar al río Arlanzón, desde allí hay una serie de parque preciosos que llevan hasta el mismo centro de la ciudad.

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Con esa idea nos hemos puesto en marcha al mismo tiempo que otro montón de peregrinos. Nada más salir de Atapuerca el camino gira a la derecha para cruzar la sierra justo a la derecha del lugar en el que ayer estuvimos viendo el yacimiento. Desde el principio es una subida constante con cierta pendiente que se atraganta, sobre todo a los ciclistas por la gran cantidad de piedras sueltas que hay.el camino corre paralelo a un antiguo campo de entrenamiento militar por un precioso bosque de encinas. Constantemente en subida hasta llegar a una cruz de madera desde donde se divisa por primera vez Burgos.

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A partir de ahí todo es cuesta abajo por distintos pueblos en el valle de Riopico. Al pasar Orbaneja está la desviación que nos había marcado la chica de la panadería. Poco antes de llegar nos ha alcanzado el peregrino «de los cincuenta», serrara de aquel con el que Mar estuvo charlando en Grañón. Él estaba desayunando y le contó que había hecho 40km dos días antes y que el anterior se lo había tomado de relax. Nosotros ya lo habíamos visto en la farmacia de Sto. Domingo porque estaba comprando unos compeed ya que tenía alguna ampolla. Le dijo que él hacía muchos quilómetros y ahí nos despedimos porque se supone que va más rápido y adelanta mucho mas que nosotros. La realidad es que tres etapas después ha hecho las mismas etapas y creo que termina pronto. El caso es que tenemos la sensación de que este corre más con la palabra que con las piernas y seguiremos viéndolo cada día.
Al llegar juntos a la desviación hemos comprobado que estaba bien señalizada y nos hemos ido por ahí. El camino bordea el aeropuerto por la parte derecha mientras que el otro trazado lo hace por la derecha para adentrarse por polígonos industriales interminables que hacen eterno el final. Es un camino agradable y sencillo y el aeropuerto es otra evidente prueba de lo que supone el despilfarro de las administraciones autonómicas. Un aeropuerto montado con todos los servicios pero al que no hemos visto llegar ni un avión durante todo el tiempo, como siempre en este país los sueños de grandeza y los caprichos de unos gobernantes que pagamos todos con nuestros impuestos.
Al llegar a la nacional hay una senda para caminantes que evita ir por carretera hasta que hemos llegado a Villayuda donde una señora nos ha dicho que cruzáramos el río por una pasarela para ir por los parques hasta Burgos.

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El camino hasta la ciudad es una maravilla y además hemos descubierto que se acorta. En esos momentos íbamos organizando un poco todo. Resulta que ayer descubrí que mi mochila se estaba descosiendo por el cinturón que está cosido a las protecciones. Como hoy llegábamos a Burgos busqué las direcciones del Corte Inglés de la ciudad y llamé por teléfono a atención al cliente donde me dijeron que tenía que ir a cualquier centro para que me hicieran la devolución, me dijo que en Burgos había dos juntos en el centro y un tercero, Hipercor, en las afueras. Así al llegar a la altura del primero hemos cruzado y nos hemos metido en la ciudad.

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La idea era que las chicas esperaran en una terraza cercana mientras yo hacía la gestión. Se trataba seque me hicieran la devolución y yo me buscaría la vida en alguna tienda de montaña o, a las malas, en Decathlon. He vaciado toda la mochila metiendo las cosas en las bolsas de tela y he entrado en el centro buscando la atención al cliente; no tienen atención al cliente y el otro centro de la ciudad no está al lado sino a casi un km de distancia. He recogido a las chicas y nos hemos ido al otro centro, ellas se han quedado en la plaza mayor y he repetido operación. Este es más grande, pero nada que ver con uno de los de verdad, las escaleras mecánicas son diminutas y sólo sirven para subir.
Atención está en la cuarta planta. Les he explicado mi problema y ellos han buscado en los ordenadores el tíquet, me han dicho que para hacer la devolución tenían que pedir confirmación a la sección de deportes de Murcia. La chica ha llamado y su respuesta ha sido la siguiente: o mandamos la mochila a Murcia para que ellos vean que realmente es un fallo o esa comprobación la tiene que hacer una sección de deportes de cualquier otro centro. El problema es que este centro no tiene deportes, la chica me ha dicho que tenía que subir a Hipercor allí sí tenían sección de deportes y, aunque no es la misma empresa sí podrían hacer la operación.
La situación era que no tenía muy claro que en el otro tuvieran mochilas, pero Decathlon está justo al lado. Hemos decidido buscar lugar para dormir y una vez instalados yo subiría tranquilamente a hacer toda la operación.
De entre las distintas opciones hemos elegido el hostal Acacia. Mar ha subido a ver precio y limpieza y ha bajado diciendo que estaba limpio, a 60 euros una habitación para los cuatro, pero…
Pero que el dueño era algo peculiar, que no nos asustáramos. Hemos subido con cierto recelo y hemos encontrado un señor de pelo blanco y barba a lo Quijote que nos ha recibido diciendo que dedicaría tres minutos a explicarnos la historia de la ciudad y a aconsejarnos sobre el mejor sitio para comer. Cuando he podido le he dicho que no tenía tiempomporque iba a cambiar la mochila y el me ha dejado, me ha dejado igual que estaba porque los siguiente quince minutos han sido de una lección sobre la peregrinación y su historia en la ciudad, sobre su abuelo que hizo el camino, sobre la vez que él lo hizo y las ganas que tiene de volver a hacerlo. He de reconocer que en otras circunstancias hubiera estado encantado de escucharle porque la conversación era amena y el tipo muy interesante, pero en ese momento mi prioridad era la de tener mochila con la que salir mañana.
Como he podido he conseguido salir. Las chicas se han quedado duchándose y yo me he ido hacia la plaza mayor porque al venir hemos visto pasar un bus que ponía que sube a Hipercor gratis a quien quiera. A llegar a la parada había otro bus aparcado y me ha dicho que el de Hipercor acababa de salir y que ya no pasaría otro hasta dentro de una hora. A estas alturas mi iPhone estaba al 10% de carga e indicaba que el centro comercial estaba a 2,9k del lugar en que me encontraba. He tomado camino rápidamente siguiendo las indicaciones del Google maps que me decían que me fuera hacia la izquierda de la autovía de Madrid. Con más de dos km hechos ya he visto finalmente el cartel enorme de Hipercor, con un pequeño problema, estaba al otro lado de la autovía que, evidentemente no podía cruzar. He tenido que dar marcha atrás otro km para tomar el camino definitivo cuando mi iPhone se ha puesto en alerta casi definitiva, en ese momento he llamado a Mar para decirle que se marcharan a comer que yo llegaría en algún momento, que. O se preocuparan y que las quería mucho.
Después de un.cabreo monumental iba con la mosca detrás de la oreja pensando que igual subía y acababa sin solucionar el problema. Al menos Decathlon está al lado y también he visto algún restaurante. Entro en Hipercor y pregunto a un dependiente por la sección de deporte y me dice que allí no hay. En este momento mi cara ha debido dar tanto miedo que me ha prwguntado por mi problema, le he contado todo y me ha indicado atención al cliente. Al llegar allí y contarle la historia a la chica cada vez estaba más mosqueado, ella ha hecho lo mismo que la otra antes pero esta vez sí que lo ha solucionado. He dejado la mochila y me han hecho el abono pero me han dicho que ellos no tenían ese material, quizás sólo lo encontraría en Decathlon porque las tiendas de deportes y todo lo demás seguro que un sábado por la tarde en Burgos estarían cerradas.
Aliviado por la devolución pero muy preocupado por la necesidad de una mochila, como fuera, he entrado pasando primero por los servicios porque ya llevaba unas pocas horas sin cubrir esa necesidad. En la sección de mochilas he encontrado una estupenda de 50L que he pensado que ponía SOL. Justo al lado la solución perfecta: u a 60 litros compostura de todo. La he cogido rápidamente para que nadie me la quitara y he salido contento con mi mochila nueva.
El autobús gratuito ya había pasado y he tenido que esperar casi una hora. He aprovechado para volver a atención y decirle a la chica que me había atendido que ya había solucionado el problema. He comido un escalope en la cafetería y a las 3:30 he cogido el bus que me ha bajado al centro.

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Mientras las chicas han degustado una estupenda comida y han regresado al hostal a dormís un rato. Yo he llegado, he curado las ampollas de madre y de Isa y he escrito la última parte de la entrada de ayer. Luego hemos salido a dar una vuelta por la ciudad. Hay un ambiente estupendo y un montón de bodas por todas partes. En el paseo del Espolón nos hemos sentado a tomar algo y yo a escribir. Han pasado una paria de novios, ya cincuentones ellos, y le han pedido al guardia municipal que iba en moto que les dejase subir a la moto para hacerse una foto. He intentado sacar una foto de tan esperpéntico momento pero no me ha dado tiempo. Luego hemos ido a cenar al Morito en la zona de tascas y todo estaba estupendo y a buen precio. Burgos están llena de gente con ambientado tremendo. Al regresar al hostal nos hemos encontrado con el dueño y ahora sí hemos tenido sesión completa de charla incluyendo al abuelo, los peregrinos, la historia y la política. Nos dicho cosas como que el partido socialista está lleno de socialistas y que cree entiende que la gente vaya al eroski a robar para comer pero no entiende que roben coches.
Ahora vamos a dormir que la etapa de mañana es larga y dura.
Resumen de la etapa: eran 17km pero el GPS me ha marcado, antes de acabar la batería 24,4km en 5 horas y 58 minutos a una media de 4,1km/h.

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Por los montes de Oca


Belorado es un pueblo en el que la gente se reúne en los bares por grupos, los mayores en uno, las mujeres que juegan a las cartas en otro, los jóvenes… En la ámplia plaza del pueblo hay varias terrazas en las que se puede disfrutar de una buena tarde delante de una clara de cerveza.
Después de dormir la siesta, ver varios capítulos de Bones y de haber escrito mi entrada nos fuimos a la calle a comprar alguna cosa para el desayuno del día siguiente y acabamos en la plaza del pueblo.
Por poco si les da tiempo a comprar porque el súper estaba cerrando y tuvieron que abrirles a madre y a Isa para atenderlas. Nosotros esperábamos tomando un té y haciendo tiempo para cenar. En este rato estuvimos organizando etapas y reservando algunos sitios de las etapas finales. Decidimos tomar un menú en uno de los bares de la plaza, bastante surrealista el lugar y la camarera, una exuberante ciudadana de la Europa del este de prominentes y evidentes senos que hacían la delicia de los lugareños. La cena bastante sencilla aunque la sopa de marisco era sorprendentemente buena.
Así nos fuimos al hotel de Toñi a descansar nuestros cuerpos para la dura etapa de hoy.
Esta mañana el despertador ha sonado a las 6 y hoy las mujeres sí han sido más ágiles para preparar las mochilas. He revisado las ampollas y nos hemos puesto en marcha rápido. La idea era hacer la primera parte hasta Villafranca de un tirón y lo más rápido posible para luego dar otro arreón hasta San Juan de Ortega. Desde allí sólo era cuestión de tirar hasta Atapuerca. La etapa de hoy es una de las más bonitas del camino y merece la pena, ademaás el día nos ha acompañado y no nos ha machacado el calor. Hasta Villafranca hemos ido sin novedad y en Tosanros hemos encontrado a los belgas, nos habían dicho que pensaban seguir después de Belorado pero al final habían desistido. Esta mañana los hemos saludado y hemos seguido nuestra marcha porque ellos van más despacio.
Hasta Villafranca no hemos tenido ninguna novedad, yo les contaba algunas historias de mi paso por allí, desde la primera vez cuando se me rompió un tornillo del eje de la bicicleta justo en el momento en que comenzábamos a subir la primera rampa, la más dura. La odisea posterior consistió en tener que ir al pueblo anterior haciendo dedo para buscar un taller en el que conseguir un tornillo similar y regresar otra vez a Villafranca donde mi hermano se había quedado con las bicis. Comimos en un antro que había en la parte alta del pueblo, junto a la carretera unos huevos fritos con chorizos muy ricos pero en un lugar muy raro, en lugar del restaurante parecía que estábamos en el salón de una vieja casa del pueblo. De una forma o de otra comimos y al salir comenzó una tormenta terrible que nos acompañó hasta Burgos y que remató junto a la Catedral con una monumental granizada. También les contaba nuestra búsqueda de hotel por toda la ciudad hasta que le dije a Emilio: nene, saca la Visa que hoy vamos a dejar de ser peregrinos por una noche. Dicho y hecho nos encaminamos uno de los mejores de la ciudad ante el asombro del recepcionista al ver a dos individuos llegar en bici y cubiertos de barro de los pies a la cabeza. Sólo después de ver la tarjeta y comprobar que era buena comenzó a considerarnos verdaderos clientes.
También les conté la historia de la vez que subimos Joseba y yo. Al comenzar la rampa coincidimos con un grupo de lugareños que iban por ese camino a una romería en el campo y a comerse después un arroz. Dos muchachos jóvenes iban a nuestro paso y comenzaron a preguntarnos cosas sobre los peregrinos. Yo les conté que éramos peregrinos porque éramos muy pobres, que sólo comíamos pan que mojábamos en el agua de las fuentes, que no teníamos casa y que dormíamos en cualquier lugar. Ellos nos miraban asombrados y convencidos de haber conocidos dos verdaderos aventureros y Joseba apenas podía contener la risa. Nos contaron lo de la romería y la comida de después y entonces les,dijimos que podían invitarnos ya que llevábamos varios días sin comer, eso ya les costó más y dijeron que lo tenían que preguntar a sus padres. Cuando les dijimos que nos invitaran a dormir en el porche de su casa comenzaron a dar largas porque ya les parecía más complicado. Yo les decía que debían se muy ricos por tener una casa con porche y uno de ellos me respondió que no, que su padre pagaba una hipoteca. Estuvimos un buen rato charlando y finalmente nos despedimos con la promesa de volver otro día por lo de la comida, ellos aliviados por el compromiso pero ilusionados por la aventura vivida nos dieron la mano y nos desearon un buen camino.
Villafranca es un pueblo que me trae buenos recuerdos y esta etapa, en particular me gusta por su belleza, por su contraste de paisajes como despedida de la montaña pasada y la llanura que viene. Hay mucha gente que a la que no le gusta esta parte del camino porque dice que es todo igual, incluso los hay que se la saltan desde Burgos a León. Yo no estoy de a curdo, para mí es la parte más íntima y recogida del camino, la más austera y la más auténtica.

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Al llegar paramos en el mesón primero junto a la carretera. Yo les había dicho que el camarero suele tener bastante mala sombra pero nada más llegar todo fue amabilidad. Acababan de sacar una estupenda tortilla de patatas que acabó como parte del desayuno.
Justo al pasar por el lugar en el que antiguamente ponían las tiendas de campaña militares que servían de albergue vimos que han construido un precioso hotel y albergue. Nos estuvimos planteando dormir aquí por la buena pinta que tenía aunque al final lo descartamos porque nos complicaba las etapas.

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La subida la hicimos muy bine, las chicas cada vez están mejor y van a buen ritmo. Nada más comenzar nos adelantaron tres jóvenes alemanes que iban a todo tren, le dije a Isa que les alcanzaríamos poruq iban demasiado fuerte y se iban a quemar. Así fue, a unos siete quilómetros nos los encontramos tirados junto al camino descansando.
Si la subida es bonita la bajada es aún más, se convierte en un agradable paseo sólo complicado en los días de mucho calor a medida que avanza la mañana. Nosotros tuvimos suerte y el cielo alternaba sol con nubes.

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Al llegar a San Juan de Ortega lucía un sol estupendo. Visitamos la iglesia y tomamos algo en el bar. Al salir coincidimos con un señor mayor con el que habíamos hecho parte de la etapa yncon dos catalanas a las que también hemos adelantado varias veces estos días. Son bastante antipáticas e Isa les tiene mucha manía porque dice que se ponen a correr cuando nos ven aparecer para llegar antes a los sitios. El caso es que nada más vernos se pusieron a dar caña y no pararon hasta Agés, su final previsto. Se diría que tenían miedo de llegar detrás de nosotros y que les quitáramos la litera.
Llegaron justo delante nuestra casi sin aliento y se les quedó la cara a cuadros cuando nos vieron continuar hasta Atapuerca. La verdad es que estuvimos viendo la posibilidad de Agés como final de etapa pero nos gustaron más los comentarios del albergue de Atapuerca.

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En el albergue habíamos reservado dos habitaciones dobles. Están muy limpio y cuidado aunque la hospitalera no es demasiado hospitalaria. La información que nos aportó fue la básica, lo más importante que llamáramos al centro de recepción de visitantes para reservar plaza para la visita al yacimiento arqueológico de Atapuerca.
Para comer fuimos al restaurante de enfrente y disfrutamos de una agradable y muy rica comida. La única nota discordante fue que el dueño casi me larga al terminar cuando le había pedido un pacharán mientras me deleitaba con los recuerdos de Ítaca.
Las chicas se fueron a descansar un ratito y a las 5 ya estábamos en el centro de interpretación para subirnos al autobús que nos llevaba a ver el yacimiento. Este lugar está a unos 500 metros de pueblo y es un verdadero ejemplo de despilfarro de dinero público: un enorme edificio dotado de todo tipo de modernidades, aire acondicionado, cantina… Todo eso con el único objetivo de verdee los tickets para la visita t una pequeña tienda de recuerdos. Es evidente que allí no se producen grandes exposiciones temáticas ni se reciben diariamente miles de visitantes. Limpieza, aire acondicionado, seguridad… Todo con dinero público sólo para vender tickets.
La visita al yacimiento es muy interesante, además las guías suelen ser estudiantes que están en las excavaciones y que controlan muy bien el tema. La nuestra era, además de guapa, muy simpática y procuraba aclararon todo muy bien. Merece la pena pasar la tarde así.

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Para la cena intentamos otras posibilidades por el incidente del mediodía (el señor me había dicho que cerraba el bar porque no quería tener la sensación de bar de pueblo y yo pensé que debería irse a montarlo a Burgos y no dejar tirados a peregrinos necesitados de wifi como yo). El restaurante de arriba tenía una pinta bastante rara y al final acabamos en el de mediodía: comosapiens.

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Al final cenamos muy bien a base de raciones y tapas y encima hasta acabamos charlando animadamente con el dueño. Son las cosas del camino.
Antes de ir a dormir subimos hasta la iglesia dando un paseo y les recordamos que la otra vez que estuvimos allí les llamamos por teléfono desde ese lugar porque era el único del pueblo que tenía cobertura.

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Mar madre se ha quitado otra espina del camino, la llegada a Atapuerca en el otro camino fue muy dura porque hizo un día de calor terrible y lo pasó muy mal. Esta vez ha sido un paseo agradable porque estaba algo nublado y corría cierta brisa.
Nos fuimos al albergue y yo escribí parte de esta entrada pero me dio sueño y lo dejé para hoy. Corto aquí y escribo después otra nueva porque el día de hoy no ha tenido desperdicio.