Picaduras sospechosas por todo el cuerpo

Lo primero que quiero hacer hoy es pedir disculpas por los errores ortográficos que aparecen constantemente, es uno de los precios que tengo que pagar por escribir todos los días y porque el corrector del iPad es una porquería y me cambia muchas palabras según le parece. No tengo mucho tiempo de revisar los textos y por eso no se puede corregir todo.
Desde hace un par de días las cosas parecen mejorar para las chicas, sobre todo después de que Mar madre e Isa intercambiaran sus zapatillas. Las heridas de Isa van mejorando mucho y ya puede incluso bajar las escaleras con «dignidad» peregrina. El que ha ido recogiendo la peor parte he sido yo ya que hace dos días que no paran de salirme ronchas por todo el cuerpo. No sabemos si se tratará de mosquitos que hayan decidido machacarme o algún bicho que hubiera en alguno de los lugares en los que hemos dormido, o quizás podría tratarse de algún otro bicho que me haya asaltado por el campo, el caso es que mis brazos, piernas y cuello parecen un verdadero mapa en relieve que no me deja vivir por la constante picazón. Comenzó ayer y hoy se ha ido extendiendo más y más hasta que hace un rato he comprado una pomada en la farmacia para ver si consigo rebajar la molestia. Por lo demás todo va estupendamente y las etapas se suceden entre las bromas y canciones de Isa junto a su buen humor que nos contagia a todos.
En estos días se van añadiendo nuevos peregrinos con los que vamos coincidiendo y otros que se van marchando. El de los cincuenta quilómetros al día ya no lo vemos desde ayer y parece que al final se ha marchado, no sabemos si después de haber logrado culminar su aventura peregrina o con las manos vacías y los pies llenos de ampollas.
Hace algunos días que venimos coincidiendo con un grupo de seis señores de cincuenta y tantos, muy ruidosos ellos y muy realizados que casi no saludan. Se trata del típico grupo de amigos que vienen a desconectar y liberarse unos días pero que no se relacionan con mucha gente. Algunos parece que ya van algo tocados y marchan con dificultad de modo que hoy los hemos estado encontrando desperdigados por todas partes.
Al salir ayer a dar una vuelta por Bercianos coincidimos con los peregrinos que salín de la ermita, mi amigo el peregrino del perro se me abrazó muy alegre de vernos y nos preguntó por las novedades físicas, sobre todo por Isa y sus pies. Nos cuenta que el perro va bastante bien pero que tiene que aplicarle betadine y voltaren y le tiene que dar algún antiinflamatorio, dice que no va a poder continuar mucho más porque el perro va muy agotado. La verdad es que siempre que he visto a gente hacer el camino con perros en verano me ha parecido una burrada porque tengo la sensación de que los animales sufren mucho, alguna vez incluso vi algunos con las almohadillas destrozadas y creo que es difícil porque a tu propio cuidado debes añadir el del animal.
Nos dimos un paseo hasta el albergue que estaba lleno de gente, parece que lo han arreglado algo aunque mantiene su zona de reflexión espiritual y ya tenían preparadas las mesas para el desayuno. Nosotros estuvimos alojados aquí Mar y yo cuando los vecinos montaron la fiesta.

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Al regresar hacia el hostal Mar madre se ha parado a charlar un ratito con unas señoras que estaban sentadas en la puerta de casa intentando tomar algo de fresco, nos han contado que desde hace un par de días el calor es insoportable y que ya no saben qué hacer porque no están acostumbradas. La verdad es que la temperatura ha subido mucho en los últimos días y nosotros vamos bien porque organizamos las etapas para terminar pronto y que el sol no nos machaque mucho.
Sobre las 9 hemos ido a cenar algo al bar, unos bocatas para las niñas y alguna tacón para completar. La jornada en Bercianos ha sido tranquila y relajante y nos ha venido muy bien tanto a nivel físico como mental.
Esta mañana el despertador ha sonado a las seis pero yo ya llevaba un buen rato despierto porque los picores no me dejaban dormir. Nos hemos puesto en marcha a las 6:45 después de organizar mochilas, asearnos y arreglar los pies de las chicas.
La primera parte eran unos siete quilómetros hasta el Burgos Ranero. Al salir todavía no estaba muy clara la mañana y hacía bastante fresco, aunque no suficiente como para ponemos el suéter de manga larga, salvo a Mar hija que siempre tiene frío. El camino en este tramo es un verdadero suplicio porque va paralelo a la autovía y el sonido de fondo son el constante paso de coches y camiones al que se añade la nueva vía del tren. Es un andadero junto a la carretera secundaria que tomamos en Sahagún y que no abandonaremos hasta llegar a Mansilla de las Mulas.

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Hemos desayunado en un mesón nuevo donde ya estaban el grupo de los seis peregrinos y algunos más. Antes yo siempre iba al mesón que hay enfrente del antiguo albergue, en ese mesón dormimos Emilio y yo el primer año después de haber hecho más de 100km. El camino que hice yo sólo dormí en el albergue, un lugar muy bonito pero que ya entonces estaba bastante descuidado y daba sensación de antro.
En los caminos posteriores ya nunca he dormido en el Burgo y sólo he ido de paso a escuchar a la salida del pueblo el canto de las ranas en la charca que hay allí. Hoy he visto que la charca debe estar seca casi completamente porque no he visto nada, aunque la verdad es que tampoco nos hemos entretenido mucho.
En el camino a Reliegos nos han adelantado un grupo enorme de ciclistas que llevaban banderas checas, en Reliegos le han pedido a Mar hija que les hiciera unas fotos y al aceptar han sacado un montón de cámaras. También hemos adelantado a un señor que lleva un curioso sistema de arrastrar la mochila.

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En Reliegos hemos hecho una nueva parada técnica a base de patatas fritas y aceitunas. Sin mayores contratiempos hemos puesto rumbo directo al destino final de etapa: Mansilla de las Mulas.
Hemos llegado sobre la una con tiempo de una ducha recuperadora y un paso por la farmacia para reponer y para comprar mi pomada para los picores. Luego hemos comido un menú en el restaurante de abajo, sencillo pero económico. Las chicas se han pegado una buena siesta y yo me ha bajado a escribir al bar de enfrente que tiene wifi mientras doy cuenta de un orujomde hierbas con un partido repetido del Madrid como música de fondo.
Ahora daremos una vuelta por Mansilla antes de cenar algo, mañana llegamos a León y se va acercando la parte final. Sólo espero que vayan desapareciendo los picores, me tomaré otro orujo a ver si consigo minimizar los efectos.
Resumen de la etapa: 26,6km en 5 horas y 3 minutos a una media de 5,3km/h.

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