10ª Boimorto – Pedrouzo

Bienvenidos al parque temático «Camino de Santiago», donde encontrarás todo tipo de atracciones, diversiones y demás fauna todigrina. Desde Arzúa el camino se ha vuelto una procesión de miles de personas de todo tipo transitando por caminos y carreteras con muchos sin saber muy bien si van o si vienen. Esto es un espectáculo que deja mucho dinero a la gente de por aquí y que cada año va a más. Yo me he sorprendido realmente porque nunca había visto tantos peregrinos en este tramo del camino (y eso que dicen que este año ha bajado mucho)
La etapa hasta Arzúa no tiene gran misterio ya que es una constante bajada casi hasta el final, salvo una putadita última para despedir el camino del Norte a las puertas de Arzúa. Mención especial para la bonita iglesia de Sendelle que encontramos a mitad del camino.

Os voy a ahorrar la descripción detallada del recorrido hasta Pedrouzo porque casi no tienes tiempo de ver nada entre tanto adelantar peregrinos. Mucha pista de tierra y algún tramo de carretera con demasiados bosques de eucaliptos. Poco silencio y mucho personal montando ruido.
Paso a una breve descripción de la Peña con la que te vas encontrando:

– Bicigrinos: muy molestos y ruidosos, no suelen respetar a la gente que va a pie porque circulan a más velocidad de lo prudente. Especialmente desagradable es cuando a pocos centímetros de pasarte hacen sonar el puñetero timbre para que te apartes sin que puedas remediar que te peguen un susto de muerte. Suelen ser jóvenes cachas más pendientes de lucir músculo por el camino y grupos enormes con coches de apoyo que les permiten llevar la bici sin nada. También parejas jóvenes y padres con hijos. Como el camino de hoy es más bien bajada pasan a toda pastilla levantando polvo y hablando a voces entre ellos muy contentos porque en pocos quilómetros habrán terminado su camino (para algunos de no más de cuatro o cinco días). Especialmente capullos han sido unos que me han adelantado haciendo caballitos delante mía y derrapando con la rueda trasera. Lo dicho, descerebrados. Son pocos los que pasan de forma respetuosa.

– Frikigrinos, turigrinos, gordigrinos, tontigeinos, capulligrinos y niñatogrinos. A todos estos se han unido en los últimos tiempos scoutgrinos y italiagrinos. Todas estas variedades no aparecen aisladas y es frecuente encontrar ejemplares con varias características comunes. Suelen ser barrigones, culonas y ya maduritos. No llevan casi nunca mochila salvo un pequeño bolsita colgado en el que deben llevar algo de comida (por sí tienen un desmayo con eso de sudar). Van en grupos o por parejas disfrutando de la experiencia peregrina de hacer 100 km por un camino repleto de gente que sólo busca el próximo bar para tomar otra cerveza y un bocata de producto de la tierra. Está claro que este tipo de peregrinos son un gran negocio para el camino porque, aunque ahorran mucho con eso de dormir en los albergues públicos (roncando profesionalmente), se lo gastan todo en comer y beber. Por supuesto, cuando llegan a casa lucen su credencial llena de sellos de todos los bares e iglesias del camino desde Sarria a Santiago y enmarcan su Compostela (o como se llame eso que dan antes de ir a la misa del peregrino en la que esperan que «suelten» el botafumeiro.

La especie italiagrinos he proliferado en los últimos tiempos después de un libro que parece que se publicó en Italia hace algún tiempo. Son habladores, ruidosos y saludan a todo el mundo. Creen que han venido a una zona recóndita del Amazonas y hablan con los lugareños como sí se tratara de una tribu recién descubierta y primitiva. Hay una variedad que viene en manada de jóvenes scouts o grupos de congregaciones religiosas con curas y monjas incluidos. Los curas visten negro rigurosos y hacen parte del camino sudando profusamente. Esta variedad de grupos también se da en otras nacionalidades y muy especialmente con españoles. Suelen llevar autobús de apoyo y abren los pabellones deportivos de los pueblos para dormir (o hacer como que duermen) apiñados en el suelo. Hacen reflexiones espirituales obligatorias, para dar servicio a la parte religiosa del grupo. Algunos paran a mitad de etapa a sentarse, comer algo y rezar un poquito.
Similares a la moda de italianos fueron los alemanes, de Estados Unidos o los brasileños y ahora parece que también proliferan coreanos y polacos.

Los frikigrinos iluminados van levitando un par de palmos sobre el suelo, caminan despacio y llevan siempre toda la ropa colgada fuera de la mochila. Contemplan el paisaje y se detienen ante cada detalle del camino (hoy había uno contemplando un eucalipto como sí fuera un tótem celta). Suelen encontrar siempre compañía a la altura de sus espectativas, generalmente del sexo contrario y que habla inglés. Al final algunos incluso «mojan», aunque no me refiero a la ducha porque eso no es de lo que más usan. Para ellos el camino es un proceso de vida en el que se alejan de lo material, como el dinero, y no se preocupan de comer o de buscar sitio para dormir. Para lo que sí suelen tener presupuesto es para vino (en Asturias, sidra) y para distintas variedades de cosas fumables, más o menos. Miran al resto de mortales con desprecio por no compartir sus ideales al ritmo de John Lenon. Llegan siempre a última hora de la tarde a los albergues.

Los turigrinos se caracterizan por llevar todos una enorme cámara de fotos colgada al hombro. Por supuesto que no suelen llevar mochila porque la cámara ya,debe pesar varios quilos entre cuerpo y objetivos. Hacen fotos a todas la cosas del camino: flores, insectos, hojas e incluso a las plastas de vaca del camino. Yo no entiendo cómo no llegan a los albergues inclinados por la parte de la cámara hasta casi tocar el suelo.

El último grupo que voy a describir son los peregrinos que no saben si vienen o si van. Se trata de gente ya mayorcita o familias con hijos ya adolescentes como apéndice. Han venido a hacer el camino porque alguien les dijo que era una verdadera experiencia que tienes que vivir. Ellos suelen ser del grupo barriga cervecera. Si llevan niño este se pasará todo el tiempo quejándose por todo y whatsappeando con todos para decirles el rollo que es esto. El niño lleva el móvil con la música puesta a toda leche en el camino y siempre da la nota en los restaurantes porque no le gusta nada de lo que tienen en el menú peregrino. Riega todos los segundos platos con tomate de ketchup. También están los que vienen solos pero a los 200 metros ha han hecho un grupo que perdurarán en una amistad para toda la vida.

Bueno, también estamos los enganchados al camino: especie poco abundante que nos podemos permitir el lujo de criticar a todos los que pasan por el camino porque nosotros somos los únicos auténticos de verdad (modo ironía para el que no lo pille).

La parte estupenda ha sido que he encontrado hoy a muchos de los peregrinos con los que había coincidido hasta Lugo: las chicas que van con la canaria, la profesora en Alemania, algunos de los lorquinos y la pareja de jóvenes de Barcelona. Creo que nos vamos a ver todos en Santiago y seguro que nos da tiempo a tomar algo.

Estoy alojado en el Bule-Bicen una habitación son baño por 25 euros, limpia y sencilla. Ahora estoy en el bar tomando un vino y unos pimientos (tengo la pantalla del iPad llena de aceite de la mano izquierda con la que cojo los pimientos). He comido un menú en la parrillada, como siempre, y pasó la tarde sin nada que hacer porque en O Pino no hay nada salvo coches en la carretera y peregrinos en las aceras.

Resumen de la etapa: 31,7 km en 6h 14min con 345 de subida a una velocidad de 5,98 km/h. Enlace a Wikiloc.

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