6ª A Fonsagrada – O Cádavo

Después de un breve retraso fruto de mis ocupaciones peregrinas organizativas vuelvo al relato diario de mi camino. Es cierto que en estos día tampoco han pasado muchas cosas y el camino desde que entramos en Galicia es una repetición de paisajes con caminos entre bosques que llegan a pequeñas aldeas sin ningún servicio y casi deshabitadas, en un constante sube y baja que no ofrece grandes dificultades pero que, por acumulación, acaba cargando las piernas.

Salí por la mañana con la etapa torcida: ya el inicio fue dar un par de vueltas al pueblo buscando un bar que decían que había abierto por la carretera pero que no apareció. Yo me había levantado de muy mal humor después de haber perdido mi frontal ya que eso me había hecho preparar la mochila a oscuras casi.

Comencé la bajada de Fonsagrada hacia Padrón cuando aún apenas comenzaban a iluminar las primeras luces y poco después de pasar el albergue me encontré a las dos parejas de lorquinos a los que no había vuelto a ver desde la noche de fiesta en Grandas. Al pasarles el chaval me reconoció y me dijo que si era mío un frontal que había encontrado al lado de mi cama la noche anterior y que me lo había traído. Contento y agradecido recuperé mi frontal y eso comenzó a animar el día.

El camino transcurre casi toda la jornada por sendas y caminos paralelos a la carretera que une Fonsagrada con Lugo con algún que otro duro repecho cortito pero intenso. Poco a poco fui pasando a distintos peregrinos, las chicas que van con la canaria, la otra pareja de lorquinos y alguno más hasta llegar al mesón de Paradavella, lugar especial del camino que supone la primera opción de un desayuno. Lo rige un argentino a quién las prisas no le van nada y que suele llamar la atención a quién viene a meterle ritmo. Él atiende uno y no comienza con el siguiente hasta que no ha terminado con el primero. Yo tuve suerte al ser el primero en llegar y allí se fueron acumulando todos poco a poco: las tres chicas que van juntas, las dos parejas de Lorca, la pareja de chicos de Barcelona y alguno más. Los dejé allí tres dar cuenta de una tostada con tomate (el tomate te lo da entero para que tú hagas lo que puedas) del tamaño de barra de pan.

El resto del camino más de lo mismo con una fuerte subida en la parte final y una última zona junto a una pinada que me hace recordar la llegada al pueblo hace unos años con las niñas, cuando una tormenta enorme se desató cuando íbamos por allí para calarnos hasta los huesos y hacernos pasar verdadero miedo por los rayos que parecía que nos iban a caer en cualquier momento.

Llegué al albergue sobre las 12:15 y estuve esperando a que abrieran a las 13:00 mientras iban llegando todos.

Fuimos a comer al restaurante Moneda, que está en la parte de abajo del pueblo y nos pusimos las botas con un menú estupendo a 9,50. Luego nos quedamos charlando Carlos y yo de sobremesa (Carlos es el del matrimonio de catalanes) porque el francés y la mujer de Carlos se habían marchado al albergue cansados tras la intensa comida y abatidos por el abundante riego etílico.

Durante la comida fuimos perfilando la posibilidad de adelantar la llegada a Santiago para el Sábado porque Lourdes y Carlos se marchan el domingo y Alain (el francés) el lunes. Nos ha propuesto quedarnos todos en un apartamento que el conoce en Santiago que está muy céntrico y que sale a 15 euros por persona.

El resto de la tarde la pasamos hablando sobre cómo organizar etapas y llamando por tf para reservar lo de Santiago. Al final ellos se fueron al albergue a tomar algo de fruta y yo me fui al restaurante del mediodía a cenar algo ligerito.

Cuando llegué ya estaban todos acostados y casi durmiendo porque se me hizo algo tarde. Lourdes tenía un par de pelotas de tenis que habían comprado en el chino para hacer ejercicios de manos pero se habían roto a los 5 min.

Resumen de la etapa: 25,7 km en 5h 41 min con un desnivel de 469 y una velocidad media de 5,64. Enlace en Wikiloc.

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