23ª Molinaseca – Cacabelos

Hoy volvemos a comenzar hablando de fútbol y del estupendo triunfo de ayer. Es curiosa la relación del camino y el fútbol que vamos generando y la suerte que trae ver partidos del Barça en el camino. Un trofeo más que disfruto haciendo un alto en el camino, y ya van muchos, lo siento por los amigos del Madrid pero van a tener que cambiar al perro de presa ese que han puesto al frente si quieren volver a tener el respeto que se merecen por su juego.
El partido de ayer lo vi en un ambiente menos amigable que el partido de ida porque estaba con un grupo de peregrinos todos del Madrid frente a mi. Desde el primer gol manifestaron su resquemor y los comentarios iban subiendo de tono a medida que el partido avanzaba. Entre el empanamiento generalizado de auténticos turigrinos filosofando sobre la esencia de la vida a través del prisma de de caminantes sin mochila que buscan turismo barato pero creen vivir una experiencia iniciática.
Los comentarios sobre sus proezas en el camino sobre etapas hechas corriendo, marchas nocturnas y borracheras en marcha iban acompañados por abundante cerveza, cecina y queso. Así fue pasando el partido y así fue llegando un nuevo triunfo de este gran Barça.
Durante la tarde había estado escribiendo en la terraza del albergue porque en la habitación hacía mucha calor. Antes de marcharnos a cenar estuve charlando con Alfredo que nos contó su viaje a Japón y algunos de sus proyectos sobre un museo de los caminos espirituales. Nos explicó que piensa caminar en Brasil y también le contó a las niñas la historia de la postal que le envió el futuro Papa Benedicto XVI.

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Para variar al llegar al albergue la puerta estaba ya cerrada a pesar de que nos habían dicho que estaría abierta hasta la una y faltaban algunos minutos. La incertidumbre sobre cómo entrar duró poco aunque ya estaba algo mosca cuando apareció el hospitalero y me abrió. Estuve escuchando un rato la radio en la cama antes de dormirme definitivamente sobre las dos.
Esta mañana nos hemos puesto en marcha a las seis y a las siete menos cuarto ya estábamos andando porque no nos hemos parado a desayunar.
El camino hasta Ponferrada es sencillo presentando una alternativa más corta por una acera junto a la carretera u otra más larga por Campo. Hemos elegido la corta y en una hora ya estábamos delante del castillo de Ponferrada.

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A esa hora aún estaba casi todo cerrado y nosotros no nos hemos detenido mucho porque ya conocíamos la ciudad, hemos llegado hasta la plaza del ayuntamiento y luego hemos buscado un bar en el que desayunar.
Es llamativo el cambio de Ponferrada en los últimos años: la primera vez que pasé por aquí se acumulaban toneladas de restos de carbón por toda la zona por donde sale el camino. Hoy está todo limpio y aquellos basureros se han convertido en parques agradables.

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El camino de salida pasa entre zonas residenciales con bonitas casas de campo alternas con cultivos. Llaman la atención las enormes calabazas que se ven en algunos huertos y también comenzamos a ver las coles cultivadas al estilo gallego. Estamos en el Bierzo y ya se nota la presencia de lo gallego en la comida, en el acento de la gente y en el paisaje.
A partir de Camponaraya el camino se hace por el campo entre vides que producen el cada vez más cotizado vino del Bierzo.
La entrada en Cacabelos se hace muy larga porque el núcleo urbano está bastante disperso en esa zona. Nada más llegar destaca la Moncloa de Prada a Tope. Este es uno de los lugares que más significación tiene para mí en el camino, siempre que he parado en Cacabelos he comido aquí y hemos venido varias veces más cuando hemos pasado con el coche, o cuando estuvimos de vacaciones en las Médulas hace algunos años. Antiguamente cuando llegabas te ofrecían en la tienda un vaso de vino y un trozo de empanada a todos los que parábamos a descansar en su precioso patio. Hoy ya no sigue esa tradición imagino que porque no ganarían para tantos litros de vino y tantas empanadas como necesitarían con los peregrinos de hoy, además alguno habría que pasaría varias veces con tal de comer gratis.
Nosotros hemos llegado al albergue municipal que está al final del pueblo. Es un albergue sencillo con pequeñas habitaciones con dos camas que dan cierta intimidad. Está bastante limpio aunque debería cuidar un poco el tema de las camas. No comprendo cómo no han adoptado la costumbre de los albergues gallegos de ofrecer sábanas de usar y tirar.
La comida ha sido ya muy gallega: caldo Berciano y pulpo. Después una siesta bajo el intenso calor de la tarde.

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Hemos ido a la playa fluvial a mojar los pies en el río mientras los muchachos del lugar se lanzan de manera temeraria desde el puente. Ahora estamos en una cafetería con aire acondicionado mientras sufrimos la retransmisión de la visita del Papa en la televisión pública. Como siempre en este país lo confesional invade la esfera de lo público y el ayuntamiento de Madrid sigue subvencionando con dinero público la visita, como el gobierno de España mientras la televisión pública que pagamos todos da publicidad a la visita y a la confesión católica con un cura en pantalla lanzando proclamas pro-vaticanas.

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