El camino hasta Frómista es otro de los lugares bellísimos en el camino ya que discurre paralelo al canal de Castilla. Siempre que paso por allí pienso en tomarme unos días y hacer toda la ruta del canal. Al cruzar por las compuertas estás a la entrada de Frómista para visitar la más bonita iglesia románica del camino (con permiso de Santiago y de alguna otra)
Al llegar a Frómista pasamos a visitar a nuestro amigo Nicolás y su precioso hotel Doña Mayor. Hemos pasado un rato estupendo en su compañía y hemos prometido volver pronto para pasar unos días allí para ver el románico palentino. Al salir hemos pasado por San Martín y hemos continuado ruta.
Siempre es un placer volver a ver La ciudad. La primera vez que dormimos aquí el único albergue que había era un sencillo local que no tenía ni agua caliente. Las cosas han cambiado mucho desde entonces.
El resto de la etapa discurre junto a la carretera por andaderos que facilitan el paso de los peregrinos. Pequeñas poblaciones con su iglesia y los mínimos servicios. En medio del calor nos ha parado un señor para enseñarnos su pequeña obra de arte, un peregrino hecho con el tronco de un árbol. Nos ha ofrecido unas ciruelas y se ha enfadado con las chicas cuando le hemos dicho que normábamos porque teníamos prisa.
El camino para llegar a Carrión se hizo bastante duro por el calor y por la acumulación de quilómetros. La que peor lo pasó fue Isa porque, tiene una herida justo debajo de un dedo del pie y además una ampolla en el dedo pequeño que la está matando. Lo increíble es que tenga tan buen humor a pesar del dolor.
Por eso cuando el señor nos paró en mitad de ningún sitio para ofrecernos unas ciruelas y enseñarnos el árbol que había preparado para los peregrinos no le hicimos ningún caso y se enfadó, sobre todo con las chicas.
Poco antes de llegar a Villalcázar de Sirga hemos adelantado a un grupo de peregrinos italianos que iban rezando el Rosario mientras caminaban. Se trata de una variedad de turigrinos que llevan un autobús con las cosas y ellos van recorriendo algunos trozos del camino entre rezos unos y haciendo fotos con enormes cámaras digitales otros.
En Villarcázar hemos tenido que parar otra vez a curarle los pies a Isa porque iba ya que no podía. La llegada a Carrión ha sido muy dura entre las molestias de las chicas en los pies y el calor que ya iba haciendo. Las etapas en las que nos entretenemos tanto como hoy se acaban haciendo muy pesadas.
A la entrada de Carrión está el convento de las claridad, nuestro final de etapa. Allí nos recibió el mismo que lo lleva haciendo un montón de años y que siempre comienza explicando que el albergue está muy bien, con seis duchas y seis lavabos, cocina con microondas, y la llave que se deja en la ventana. Yo lo recuerdo allí explicando lo mismo y todos los peregrinos desde la primera vez que me quedé a dormir. Tienen la hospedería y el albergue como posibilidades de alojamiento. Nosotros habíamos reservado dos habitaciones en la hospedería. Muy sencillas pero todo muy limpio y bien cuidado. Mientras nos subía nos explicaba que hay tres puertas que se abren con tres llaves numeradas: la 1 corresponde a la puerta de acceso a la hospedería, hay que abrir girando a la derecha y para cerrar basta con tirar, no hay que echar la llave; la 2 es la de la zona concreta de las habitaciones, se abre girando a la izquierda… Cuando le he dicho que no se molestara en explicar lo mismo a las niñas porque yo se lo diría él no me ha hecho ni caso y se ha ido a darles las mismas explicaciones sobre cómo dejar las llaves al marcharse al día siguiente. Un verdadero personaje que sólo hace las cosas de una en una y para quien el concepto prisa no existe viviendo entre los muros del convento imagino que toda la vida.
Hemos comido en el restaurante de enfrente a la iglesia de Santa María. Allí nos han sentado con tres ciclistas que hacen el camino y que son de Ibi. Nos han contado algunas de sus aventuras mientras dábamos cuenta de un estupendo menú a buen precio.
A terminar la comida hemos ido Isa y yo a urgencias para que le miraran la herida que tiene debajo del dedo del pie porque no conseguimos que se seque y nos preocupa porque le duele mucho. El médico se ha limitado a decir que tiene que parar de andar unos días si queremos que se seque la herida y no se ha molestado en darnos alguna alternativa, encima nos ha dicho que los compeed no sirven para nada y que lo mejor contra las ampollas es poner un doble calcetín y no lavar el de dentro. Parece mentira que un médico que está en el camino tenga tan poca idea de lo que suponen las ampollas para el caminante y sobre como curarlas, está claro que todos los problemas del camino se solucionan dejando de andar pero de lo que se trata es de conseguir minimizarlos para seguir caminando.
La realidad es que en esas condiciones Isa no puede continuar y la decisión que hemos tomado es que Mar hija e Isabel mañana tomarán un bus hasta Terradillos mientras nosotros nos vamos andando.
El resto de la tarde la hemos dedicado a comprar en la farmacia alguna pomada cicatrizante que le ayude algo, más agujas para coser ampollas porque hemos agotado existencias y más calcetines con idea de que se vaya cambiando a lo largo de la etapa con idea de ir refrescándole los pies.
Al principio se lo ha tomado muy mal eso de no andar un día porque creía que era una traición al camino pero luego le hemos explicado las cosas y que no se puede hacer esto sin unas mínimas condiciones de pasarlo bien y disfrutar y ella no podía andar de esa forma. Con un día de parada seguro que las heridas le mejorarán mucho. Mar hija también se queda para acompañaría porque tiene una ampolla en el talón que le acabo de abrir y que le molesta mucho.
Mientras las chicas descansaban en la habitación nosotros nos hemos ido a una terraza en la que teníamos internet y hemos terminado de reservar los alojamientos de las últimas etapas que nos quedaban. Hemos tenido algunas dificultades porque muchos sitios están completos pero al final ya tenemos todo reservado hasta Santiago.
Hemos ido a cenar al mismo sitio del mediodía y allí estaba nuestro peregrino de los cincuenta quilómetros al día; lleva varios días que no se separa de una guapa peregrina a la que está haciendo un férreo marcaje aunque las etapas las hace en bus y taxi. Siempre que lo vemos nos dice que está en su última etapa pero que va a despedir a la gente con la que ha coincidido en el camino, el caso es que al día siguiente lo seguimos viendo igual.
También vamos coincidiendo con otro peregrino singular que va caminando con un perro negro y un sombrero rojo en la cabeza. Es del tipo de frikigrinos variedad porretas que se suelen juntar con varios más del mismo estilo y pasan todo el día en el bar más curte del camino bebiendo cerveza sin parar aunque luego no tienen dinero para comer o para el alojamiento. De todos modos no se ve mala persona y de vez en cuando vamos charlando con él y nos va preguntando que cómo nos va. Ha llegado a Carrión sobre las diez de la noche aunque nosotros lo habíamos visto en un bar a poco menos de 7km a eso de las 12. Esta variedad de peregrino consideran ser los herederos del verdadero espíritu caminante entre los humos de la marihuana y los calores del vino peleón, se hacen fuertes cuando están juntos y siempre acaba apareciendo una guitarra de algún lugar para amenizar destrozar canciones tipo cantautor. Llevan mochilas llenas de cosas absurdas que no sirven para nada en el camino y enormes bolsas de comida que compran en todos los súper cutres que van encontrando por los pueblos.
Así nos he os ido a dormir despidiéndonos de las niñas para salir nosotros solos a hacer la siguiente etapa.
Boadilla-Carrión25 km en 5 horas y 25 minutos a 4,6km/h.