27ª Sarria – Portomarín

Después de casi un mes haciendo el camino fuera de casa y a las puertas de Santiago me resulta muy difícil describir lo que encontramos a partir de Sarria. No es que sea algo inesperado ni en cantidad ni en calidad, es que desborda por mucho que te hayas mentalizado pensando que eso que estás viendo no es algo de lo que tú formas parte.
En estos últimos días se han ido perdiendo todos los peregrinos con los que hemos coincidido en estas últimas semanas y las incorporaciones se cuentan por cientos. Grupos de todas las edades y condiciones a pie o en bici pueblan cualquier rincón hasta hacer casi imposible el simple acto de retirarse al borde del camino para echar una meada. Desde que sales de Sarria hasta el final de la etapa el camino es una procesión de gentes de todo tipo en las que abundan botas a conjunto nuevecitas, gentes sin mochila dando un paseo con la abuela, los hijos y el perro y grupos de adolescentes con el radiocasette o el teléfono a toda pastilla con música de Lady Gaga.
Describir toda la fauna es imposible por la variedad. Sus conversaciones no tienen desperdicio. Se trata de un montón de gente que no saben dónde están ni qué significa esto de ir a Santiago, alguien les dijo que esto era una experiencia y se cogieron un bus para vivir la aventura de sus vidas, con tarjeta de crédito y un móvil con el que llamar al taxi para poder llegar al destino o para que te lleve la mochila.
Hace unos años no había casi bares en las aldeas del camino en esta zona. Hoy en cada grupo de casas hay un mesón repleto de peregrinos devorando bocadillos de embutido y platos combinados de huevos con panceta, aunque sean las nueve de la mañana.
Matrimonios cincuentones en los que ella arrastra las botas mascullando entre dientes maldiciones contra ese marido que la ha arrastrado a este suplicio de ampollas, agujetas, ronquidos nocturnos y duchas en las que mostrar zonas del cuerpo más allá de lo que desea. Recién divorciados que esperan encontrar la clave de su fracaso entre lilimentos y cuerpos aparentemente accesibles aunque completamente prohibidos incluso en sus sueños. Reencuentros entre padres e hijas después de años de alejamientos, amigos cantando cualquier cosa con la que poner de manifiesto su alegría aunque están hasta los c… de la puta mochila que les destroza la espalda.
Yo no entiendo muy bien qué hace mucha de esta gente aquí. Nosotros disfrutamos de hacer ejercicio, de poder estar un mes juntos toda la familia compartiendo un tiempo del que no disponemos el resto del año, nos gusta la gastronomía, la naturaleza, el paisaje y, sobre todo, hacemos esto porque comemos, dormimos y disfrutamos ya que los placeres del camino superan ampliamente las dificultades.
Probablemente sea la última vez que haga el camino francés, al menos en los próximos años y en verano, no me llevo un mal recuerdo porque lo vivido hasta hoy entre nosotros no tiene nada que ver con esta feria que Puebla el camino, pero es difícil poder disfrutar de un paisaje, de un olor o de una sensación entre gente que pasa por todas parte acompañadas cada dos o tres minutos por el sobresalto de un grito que desde lo lejos escuchas «¡Bicis!»
Os dejo algunas de las imágenes de la mañana para que os podáis hacer una idea, os aseguro que la realidad supera ampliamente la ficción y que es mucho peor de lo que parece.

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A destacar el pantalón de camuflaje, las botas recién estrenadas más propias de dar patadas en la boca que para hacer caminos o la enorme concha a juego con el sombrero de paja, muy útil para un día de lluvia como el de hoy.

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Siento que la foto haya salido así pero el ejemplar no tiene desperdicio: lleva una especie de gorro de algún material que no he conseguido identificar para tapar una cabeza llena de rastas. La mochila va llena de banderas que intentan demostrar que su vida es el aminony que ha recorrido todo el mundo, tipo friki de los que viven en el camino y del camino.

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Típico italiano que pegaba la hebra con cualquier chica que encontraba por el camino. A destacar el sombrero lleno de pines, los zapatos de calle con cordoneras absolutamente inadecuados y la bandera de Italia en la mano atada sobre una estaca a modo de bordón.

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Este iba con un grupo de turigrinos sin mochila que paraban en todos los bares, destaca el bulto de la izquierda que es un pedazo de cámara fotográfica como yo no había visto en mi vida. Encima iba comentando con los compañeros la utilidad de semejante utensilio para hacer el camino.

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Estas eran un grupito de cuatro amiguitas que iban comiendo moras por el camino. Llevaban una camiseta de algodón conmemorativa del viaje a juego. Una de ellas ha comentado al pasar nosotros que debían coger sólo las moras negras «porque las rojas están mucho más ásperas». Otra ha comentado que era un riesgo tomar esas frutas sin lavarlas pero la más lista se ha apresurado a indicarle que no había problema, que estaban en el campo y se lavan solas (sic). A destacar la cantimplora de la de la izquierda y los sombreritos de paja, además de las camisetas marrones ya mencionadas.

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Típico grupo de turigrinos que mandaron la mochila en taxi y van dando un paseo por el campo, paran en todos los bares, comentan la jugada con todo ejemplar similar y cuando se cansan llaman para que les recoja el coche de apoyo, sobre todo si se pone la mañana para llover.

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Típico agrupamiento peregrino en un bar del camino.

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Entre tanto turigrino resultaba chocante esta imagen de una aldeana trabajando, ésta es la Galicia de siempre.
Por lo demás la etapa de hoy es una maravilla recorriendo bosques y corredoiras en ascenso durante toda la primera parte y luego en descenso hasta Portomarín. Al llegar hemos visto que el pantano está vacío porque están reparando la presa. Aquí hay cientos de peregrinos por todas partes buscando sitio para dormir. Poco antes de llegar comenzó a llover sin parar, es la típica lluvia de verano aquí, cala y cala poco a poco hasta que acabas empapado.
Hemos comido en el mesón Rodríquez y al hablar con el camarero me ha dicho que le suena mi cara de otras veces, esto me ha dado pie a tomar un orujo de hierbas al que me ha invitado generosamente y luego me he sentado a escribir acompañado de otro par de golpes, es lo que tiene la vida peregrina.

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Resumen de la etapa: 22,7km en 4 horas y 45 minutos a 4,8km/h.

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4 comentarios en “27ª Sarria – Portomarín

  1. Buenas!! He flipado un poco con lo que he leído en este post, un sin fin de valoraciones gratuitas,por que tu serás un veterano del camino al que los lugareños reconocen al pasar Enhorabuena!!!pero no todo el mundo hace el camino por los mismos motivos y mucho menos dispone de un mes entero para realizarlo y comienzan en Sarria y por supuesto que con el calzado nuevo ,supongo que tu habrás estrenado el tuyo en algún momento y no lo habrás heredado de Santiago Apóstol 😂 ,críticas hasta el peinado,las mochilas o incluso las camisetas!! Yo he hecho el camino varias veces desde distintos puntos y voy sin mochila si señor! !! Igual para ti es una forma light de hacer el camino pero mi espalda con varias hernias y otras tantas operaciones te juro que me lo agradece y después de cada etapa permíteme que me sienta tan orgullosa com tu .Aprenderás que con la misma severidad que juzgaba serás juzgado y muchas veces condenado. Nos vemos en el camino igual hasta necesitas de la ayuda de esta intruso en algún momento.

    • Primero quiero agradecer sinceramente que leas mis entradas y te animes a comentarlas. Quiero dejarte claro que respeto profundamente a todas las personas que hacen el camino sean cuales sean sus motivaciones y el modo en que lo organicen. Por supuesto que considero válido hacerlo con mochila o con chanclas según los gustos o las necesidades de cada uno. Lo único que pretendía dejar evidencia en este post era que el camino se ha convertido en una moda para muchos y que hay gente que viene sin saber muy bien qué es o qué representa. Creo que es enriquecedor conocer los lugares, las costumbres y las personas que hay en cada rincón y me parece que se ha acabado convirtiendo en una especie de parque temático en el que da igual ir o venir. La gente se levanta a las 4 de la mañana para llegar al siguiente albergue y encontrar “alojamiento” barato sin otras preocupaciones. El camino para mí ha sido durante años un lugar de encuentro con otras personas con intereses e inquietudes similares a las mías. También ha sido un modo de conocerme mejor a mí mismo.
      En estos últimos años veo gente en el camino muy alejada de esos principios y por eso los resalto. De cualquier modo es un relato escrito en tono de humor y con intención de entretener y divertir.
      Agradeceré tu ayuda o la de cualquier otro caminante cuando haga falta y, por supuesto, ofreceré la mía cuando alguien lo necesite (como siempre he hecho).
      No pretendo juzgar a nadie pero creo tener derecho a discrepar del modo en el que algunos afrontan un camino que yo entiendo que es un proceso interior en el que disfrutar de paisajes, cultura, gastronomía y amistad. Quizás por
      Todo eso he dejado de este camino para seguir por otros lugares. Hace tiempo que deje de ser peregrino y ahora me considero caminante. Saludos

  2. Por cierto igual durante la etapa deberías ir en total silencio disfrutando del paisaje y no examinando hasta las conversaciones ajenas para luego perder el tiempo en escribir un post en vez de disfrutar de la gastronomía y la familia 😚

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