La larga etapa nos propuso una dura subida a Piedrafita por la antigua nacional ya que el camino era impracticable para las bicis. He visto estos años a muchos ciclistas subir por el camino y no lo entiendo. Tienen que hacer toda la subida andando porque es imposible moverse en la zona más dura sobre la bici, además de la molestia que supone a los peregrinos que van a pie. Para colmo desprecian la subida por la nacional que es más cómoda y también muy bonita, sin tráfico casi. Se pierden una subida preciosa y en lugar toman el infierno del tramo de camino que, además, suele estar con barro.
La sorpresa desagradable de la subida al alto del Poio nos machacó un poco pero se compensó con la bajada por carretera hasta Triacastela. Desde allí fuimos a Samos a visitar el Monasterio. Un cura muy hablador nos explicó la visita, con frescos e incendio incluidos.