Camino Olvidado Etapa 16ª: Fasgar – San Justo de Cabanillas


atrásPágina principaldelante

Fasgar es un pueblo que nos ha sorprendido en muchos aspectos, creíamos que no tenía nada porque mirando en Google habíamos visto cuatro casas mal puestas. Resulta que es un pueblecito muy coqueto con todas sus cositas y un río en medio con puentes, molino y todo lo demás. Un típico pueblo de montaña muy similar a los del Bierzo que vamos a encontrar en las últimas etapas. Además de la sorpresa del pueblo, otro de los elementos que mejor nos ha dejado ha sido nuestra estancia en La Fasgarecha. Una gente muy amable con un servicio estupendo que se acompaña de unas habitaciones cómodas y un restaurante con una cocinera estupenda. Todo esto lo que ha hecho es que nuestra estancia sea muy cómoda y acabáramos contando aventuras y anécdotas al caer la tarde con la gente de la terraza y delante de una cerveza fresquita.

La gente del pueblo nos ha dicho que en la zona hay osos y que es fácil verlos el monte de enfrente. Da la casualidad que es por esa zona por donde sale el camino así que imaginad el cuerpo que se me ha quedado teniendo en cuenta que no puedo contar con la defensa de mi compañero ya que suele ir varios quilómetros por delante para ver si gana el premio especial de la montaña. Estoy convencido de que si un oso lo ve pasar lo va a dejar ir ante la perspectiva de una mísera comida y chuparle un poco los huesos. En cambio cuando me vea a mí seguro que se tira a comer, que conmigo sí encuentra carne.

Pues entre aventuras y tras una cena tranquilitas nos hemos ido a dormir para levantarnos temprano porque la etapa de hoy prometía por dureza y por el calor que está haciendo.

2016-07-17 08.26.42

Valle Gordo

Sobre las siete nos hemos puesto en pie para bajar a desayunar ya que nos habían ofrecido generosamente levantarse para prepararnos el desayuno, a pesar de ser domingo y que abren a las 11. La etapa sale directamente con subida fuerte ascendiendo por el Valle Gordo hasta remontar y descender al siguiente valle que es el del río Boeza. Llegamos hasta los 1630 metros sin casi descansos aunque por una pista muy cómoda. Afortunadamente el oso no ha aparecido, lo que es evidente dado que estoy escribiendo esto. Desde arriba la vista del valle es impresionante ya que se trata de un antiguo glaciar rodeado de montes enormes con riscos y vegetación abundante. Al fondo los Picos de Europa que casi se pueden tocar desde aquí.

Pero si bonita es la subida por la vista lo que viene es aún más espectacular: el valle que se divisa desde arriba al otro lado es un impresionante circo glaciar que es conocido como la Campa de Santiago. Vacas y una ermita dan un toque precioso a uno de los rincones más bonitos que hemos visto en el camino.

El recorrido a continuación se complica un poco bajando siempre junto al río por una senda con bastante desnivel en descenso y con mucha piedra. Se hace algo incómoda teniendo en cuenta que es difícil no dejar de mirar los impresionantes riscos que hay a uno y otro lado en un valle que siempre va muy cerrado y que parece no tener salida.

En un impresionante recorrido se llega hasta Colinas del Campo de Martín Moro a 1066 metros ya. Al entrar en el pueblo nos hemos topado con una carrera de montaña y nos hemos metido entre los corredores hasta llegar al bar del pueblo a tomar algo y disfrutar un ratito de wifi porque llevamos ya casi dos días sin cobertura.

El camino sigue de modo muy agradable en suave descenso y sin grandes dificultades hasta Igüeña, final marcado de etapa en las guías. Nosotros hemos decidido seguir ya que nos espera la casa rural de la Jara Blanca. La etapa hasta Igüeña se nos hacía muy corta y así también hacemos más cortita la de mañana a Congosto.

En Igüeña el albergue está recién montado y tiene muy buena pinta. Para colmo está junto a un bar estupendo y delante de una playa fluvial que yo sólo he rehusado usar después de convencerme de que lo que queda de etapa es bastante aún.

Si la primera parte hasta Igüeña ha sido maravillosa el resto de la etapa se ha convertido en un infierno. El calor era insoportable y los quilómetros se han ido acumulando hasta dejarnos bastante cansados. Para colmo el tramo hasta Quintana de Fuseros se hace por una pista con un fuerte ascenso y sin una sombra en la que refugiarse.

Y el final hasta San Justo de Cabanillas lo más cercano al infierno que uno puede imaginar. Una ola de calor nos está cascando cada día más.

A pesar de todo hemos llegado bastante bien y gracias a que alguna que otra vez encontrábamos cobertura hemos conseguido quedar con Angels para que nos recibiera y nos llevara a la casa. También he hablado con Patricia, la chica que lleva el bar en el polideportivo y que prepara comidas a la gente si se lo encargas primero.

Hemos llegado sobre las dos y después de instalarnos rápidamente nos hemos ido hasta el poli a comer. Varias jarras de cerveza helada han mejorado nuestro nivel de hidratación y nos ha permitido disfrutar de una estupenda comida casera. 

El polideportivo es una instalación absurda ya que se trata de un campo de fútbol y una pista polideportiva para un pueblo en el que la persona más joven está cerca de la treintena y nosotros hemos mejorado la media de edad del pueblo con nuestra presencia. Una impresionante instalación que no sirve para nada y que no se puede usar ni para pasear a los perros por mandato municipal, según nos han contado tanto Angels como Patricia.

Tras la comida hemos ido a la casa bajo un sol insoportable, más aún cuando nos hemos perdido por el pueblo y hemos estado más de media hora dando vueltas hasta encontrar la casa. Después ducha y yo he puesto la ropa a lavar (Joseba ya no lava ropa porque ha decidido ir tirando las cosas directamente para renovar algo el material). Dos horas después tenía mi ropa lavada y tendida en la calle para secarse en un momento. Mientras he visto un capítulo de «Juego de Tronos» y Joseba en la parte de abajo veía su programa favorito: el canal 24 horas «todo noticias».

Tras un merecido descanso mientras esperábamos que bajara un poco la temperatura hemos ido a casa de Angels porque tiene wifi. En el resto del pueblo no hay cobertura y hemos aprovechado para organizar la etapa y alguna cosa más. También hemos aprovechado para charlar un ratito allí «al fresco» haciendo tiempo hasta la hora de la cena.

La cena también ha sido en el poli según habíamos quedado con Patricia. Al principio hacía mucho calor pero luego la temperatura ha ido bajando hasta hacerla agradable.

La última aventura de la noche la ha protagonizado mi compañero de viaje ya que había decidido no usar la cama de matrimonio que la casa tenía. Él es independiente hasta para dormir y así había preparado una cama supletoria que hay debajo de la grande. Decía que no podía soportar el calor que hacía en el piso de arriba y ante mí negativa tajante a que abriera las ventanas (no estaba yo dispuesto a que los bichos me comieran por todas partes) ha cogido el colchón y se ha bajado a dormir al sofá de abajo. Imagino que cuando me he quedado dormido ha aprovechado para volver a poner la tele y confirmar si la presentadora del canal 24 horas había ya cambiado de blusa o seguía con la misma toda la noche.
Resumen de la etapa: 30,1 km en 6 h 43 minutos con subida acumulada de 479 metros. Etapa en wikiloc.

atrásPágina principaldelante

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s