17ª Ponte de Lima – Sao Roque

Al amanecer las peores expectativas se han cumplido y hemos tenido que sacar el pantalón y el chubasquero impermeables. Hemos bajado a desayunar y sobre las siete menos cuarto nos hemos puesto debajo de la lluvia.

La salida de Ponte de Lima ha sido una delicia a pesar de la intensa lluvia y nada más comenzar a andar hemos encontrado peregrinos por todas partes, muchos de ellos saliendo del albergue que está al otro lado del puente. Hoy el camino ha sido una verdadera belleza a pesar de la lluvia, la niebla y el frío. Hemos ido adelantando gente todo el rato mientras la lluvia poco a poco nos iba calando por todas partes. Hasta llegar a Arco el agua nos ha dado una pequeña tregua e incluso ha dejado de llover. En Arco hemos parado en un café-tienda que es de lo más cutre que te puedas imaginar, el baño de película de terror y la camarera cutre chica Almodóvar. Ha comenzado a diluviar otra vez y hemos esperado un rato porque lo que nos esperaba era la subida a la Portela grande, el puerto más duro en todo este camino. La terraza del cutre bar se ha ido llenando y ante la perspectiva de que cada vez iba a peor nos hemos puesto en marcha. La subida al puerto se hace por una senda dura y empinada, de piso bastante malo y que la lluvia hacía aún peor. Es una ascensión dura de unos 4 quilómetros que se puede atragantar si no te la tomas con calma. La lluvia la hacía todavía más dura y peligrosa la ascensión aunque el paisaje es espectacular y me he ido parando para hacer algunas fotos y vídeos. Hoy hemos usado varias de las cosas que hasta ahora no nos habían hecho falta: los bastones, los chubasqueros y la toalla.

La bajada ha sido mucho más fácil aunque la lluvia era cada vez más intensa. Así hemos llegado a lo que creíamos que era Sao Roque, nada en mitad de la nada. Tras muchas dudas hemos llegado hasta el reposo del peregrino calados hasta los huesos. Al llamar a la puerta la señora no has dicho que no le quedaban habitaciones aunque le hemos recordado que habíamos llamado ayer para reservar. Tras algunas dudas y temores de quedarnos tirados la señora nos ha dichos que tenía una habitación pero que no estaría disponible hasta después de comer, la gente había llegado muy tarde del festival rock y algunos estaban bajando a desayunar en ese momento. Nos ha permitido secarnos y cambiarnos de ropa y nos ha dado un paraguas para irnos a hacer tiempo al bar del pueblo para que a las 12 vinieran a recogernos para comer. Resulta que esto está retirado de todo lugar y para comer vienen desde un restaurante a unos 3 km y luego nos traen. En el bar hemos tomado una cerveza y una bolsa de patatas, no voy a hablar mucho del lugar porque creo que alguien que haya visto la versión antigua de «La casa de los horrores» se puede dar una vuelta por aquí para comprobar que esta tienda la descartaron por parecer demasiado terrorífica para hace la película.

A las doce nos esperaban para llevarnos a comer. Hemos degustado un guiso con pasta y ternera muy rico y para cerrar, la sopa. Luego hemos regresado para ducharnos. La ropa nos la lavan en máquina para nuestro regocijo y descanso oyendo caer la lluvia que sigue cayendo a todo lo que puede amenazando mañana con más de lo mismo. A las 8 nos vienen a buscar otra vez para la cena y creemos que no tendremos mucho más que contar en este día.

Etapa 17, 16,82 km en 3:36 a 4,7 km/h (porque se me ha olvidado apagarlo mientras tomábamos café).
Por cierto, vuelve a llover a mantas.

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