Esta tercera etapa fue mucho más suave que la anterior, por fin el sol comenzó a aparecer y nos permitió disfrutar del camino. Sin grandes dificultades llegamos hasta Sigüeiro para comer algo y descansar un rato. En el pueblo no hay ningún alojamiento aconsejable y tuvimos que continuar hasta un hotel de carretera un poco más adelante. Las referencias que nos han dado del que se encuentra en el pueblo no nos daban muy buena impresión. Hemos acabado en el Hotel San Vicente, en la carretera. Bien en la relación calidad precio, básico pero amables con los peregrinos. Está alejado de todo y eso lo hace menos atractivos. No dan comidas algunos días y sólo ofrecen cenas. El hotel es una solución aceptable para hacer las etapas finales y llegar sin demasiadas complicaciones a Santiago.