20ª Salamanca – El Cubo del Vino

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La tarde pasó tranquila en Salamanca, en torno a la plaza mayor cada vez más abarrotada de gente. Nuestra visita turística se limitó a lo mínimo. La tarde ha quedado preciosa con una luz muy bonita que coloreaba las piedras de la ciudad. Los pajarillos revoloteaban por doquier amorosamente dando pistas de la incipiente primavera por estos lugares, los olores de las flores lo llenaban todo y… todas las señoritas de la ciudad bajaban sus camisetas y subían sus faltas debido al calor que hacía: ay omá qué rico!!!

Plaza mayor en Salamanca

Plaza mayor en Salamanca

 Dos nuevas cervezas nos han llevado hasta la hora de tomar algo antes de dormir. Después de mucho dudar hemos acabado en un lugar de bocatas calientes con regular pinta pero buen resultado. Hemos dado cuenta de un par de baguettes que rodeaban un filete de ternera y alguna cerveza más. Yo tenía el antojo de tomar un helado en una heladería que hay en la plaza pero al llegar había una cola de más de 20 personas por lo que he pasado.

Dando un paseo nos hemos ido hacia el albergue y he tenido que orientar varias veces a Joseba porque no había forma de que se aprendiera el camino, si le hubiera hecho caso habríamos acabado en Barcelona antes de tiempo. Allí estaba ya casi todo el mundo y nos ha recibido Klaus, nuestro teutón hospitalero con cara de mala leche. 

Los australianos ya estaban en la cama y Joseba les ha encendido la luz al llegar porque pensaba que no había nadie y el señor le ha gruñido ásperamente. Al poco rato han llegado Ernesto y Giuseppe y se han preparado para dormir: Giuseppe va a parar un par de días en Salamanca porque tiene un gran dolor en el talón, yo le he visto la ampolla que tiene ahí y además lo tiene todo morado, como magullado. Tiene mala pinta. Ernesto nos ha comentado que va a hacer etapas pequeñas de no más de 20 y que espera llegar a Santiago del 20 al 25 de mayo así que lo perdemos también definitivamente. Nos ha comentado que ronca mucho y que le puedo dar un bastonazo si ronca. Por último ha llegado el fiel escudero de su opípara cena. Lo habíamos encontrado por la tarde porque iban a cenar junto a Pepe y Michele en un restaurante fuera de la zona turística que él conocía y que estaba muy bien (ni que decir tiene que no nos ha dicho si queríamos ir o algo parecido).

Sin más todos se han ido durmiendo aunque yo he encendido el ordenador y he estado leyendo el periódico, mirando el correo y cosas así un buen rato. Sobre las 11:30 he apagado todo y me he dormido. Luego he decidido leer un poco la guía para saber algo de la etapa del día y me he quedado atónito ante el título que le da: Pesadillas peregrinas. Relata una jornada larga, pesada, paralela a la carretera, con rectas interminables y calor asfixiante. Con la impresión de que el día sería duro ya que nos esperaban 37 quilómetros he intentado quitar esas pesadillas de la cabeza.

La noche ha sido tranquila y no ha roncado demasiado nadie. Hemos descansado bien para la etapa que nos esperaba hoy; yo me he despertado varias veces y todos hemos estado tranquilos hasta…

Hemos salido del albergue con la mañana perfecta, sin frío y con las calles de la ciudad comenzando a recibir a sus primeros transeuntes.

Iglesia circular a la salida de Salamanca

Iglesia circular a la salida de Salamanca

Hemos cruzado toda la ciudad y hemos salido después de casi 6 km de avenidas, rotondas, aceras y coches. La etapa hoy transcurre paralela a la nacional 630 sin grandes desniveles y casi todo recto. El paisaje es monótono y para colmo una gran parte del día lo hemos pasado junto a las obras de la autovía.

Hemos parado a tomar algo en Calzada de no sé qué. En el bar de la plaza hemos entrado y hemos pedido algo de comer, sólo tenían una cosa rellena de carne y chorizo. Hemos pedido dos trozos de eso con una cerveza y Joseba se ha puesto a leer el periódico mientras la señora del bar me ha contado su vida: que tiene cuatro hijas y 6 nietos, que los nietos le dan mucha guerra, que le gustan los puzles y al hacer uno le faltaba una pieza pero que la encontró entre los cojines del sofá, que ellos atienden muchos peregrinos de paso…

En medio de la nada nos ha aparecido este campo de baloncesto: sobran los comentarios.

Cancha de baloncesto de hierba

Cancha de baloncesto de hierba

Y todo eso gracias a que el trozo de empanada ese era pequeño (hay que reconocer que no estaba mal aunque nos ha parecido algo escaso). El resto de la etapa un machaque ya que nos quedaban 20 km de carretera. Al llegar a las obras de la autovía había un señor trabajando que nos ha dicho que mejor que tomar la carretera siguiéramos el camino paralelo a la nueva autovía por la izquierda y así evitábamos el asfalto. Hemos hecho 10 km por ese camino entre maquinaria de la autovía y trabajadores que están montándola. Hemos podido ver todas las fases que tiene el montaje de una autovía, poner los quitamiedos, plantar las matas a los lados…

Así hasta llegar al centro penitenciario de ″Topas″: hemos pasado por delante aunque deprisa no se fuera a escapar alguien o no fuera a ser que reconocieran a Joseba y quisieran retenerlo. Lo demás por el arcén con camiones y coches pasando a toda leche. Auténtica pesadilla tal y como había leído anoche

Así hasta llegar destrozados al pueblo. El cubo de la tierra del vino, con ese nombre no esperábamos mucho aunque yo comentaba a Joseba que seguro que nuestra suerte cambiaría ya que siempre que pensamos eso acaba con una jornada estupenda. Esta vez no va a ocurrir: el pueblo es tan poca cosa como parece. Un albergue sencillo aunque limpio y bien atendido, un bar, un super, una farmacia y poco más: lo imprescindible. Hemos llegado al albergue y, tras instalarnos hemos bajado a comer al bar del pueblo. Allí hemos comido un menú de judías pintas con chorizo (con su guindillita incluida) y chuleta de baviera (carne de cerdo), un poquito de vino con casera y yogurt.

En el pueblo lo tienen claro

En el pueblo lo tienen claro

Luego hemos regresado al albergue para ducharlos y lavar la ropa. El hospitalero ha llegado para cobrarnos y darnos las instrucciones. Hablando con Joseba (que no se calla ni debajo del agua) se ha enterado de que había vivido muchos años en Basauri. Han comentado diversos momentos de su vida y se ha alegrado con su afición al Atlhetic mientras yo bostezaba ostentosamente y casi vomitaba ante tan absurda muestra de chovinismo. La verdad es que el señor es muy simpático y nos ha contado como ayer tuvo que llamar a la policía para echar a un peregrino que llegó a las 3 y se quedó en el bar hasta las 12, entonces llegó aporreando la puerta varias veces hasta que tuvo que intervenir la policía y deternerlo. Nosotros hemos prometido llegar relativamente serenos aquí a una hora prudente y nos hemos puesto a descansar. Yo escribo el blog mientras mi compañero dormita en la cama de al lado. Han llegado Andreas el de las mil cervezas y otro alemán y están preparando la cena ya que no han comido. Han ido al super y han comprado carne, pimientos verdes, queso y chorizo en rodajas, con agua hirviendo (no sabemos para qué aunque dicen que harán fideos) regado con unas buenas latas de cerveza. Huele bien y seguro que a las 10 estarán bien servidos.

Mis pies están machacados por las plantas aunque poco a poco van recuperando su tono. Seguro que meter al cuerpo algo de líquido le vendrá bien.

Resumen de la etapa: 36,6 a 5,8 de media en 6:17 horas de marcha y estamos a 863 metros de altura.

 

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