Ir a la etapa 4ª Ir a la etapa 6ª
Esta tarde no han pasado muchas cosas, he estado escribiendo el blog de hoy y preparando la publicación. Cada vez que le comento a Joseba que no ha pasado nada y que no podré escribir gran cosa él se pone de los nervios porque suelo acabar metiéndome con él y llenando varias páginas con todo tipo de historias.
Todo ha ido bien porque tenía cobertura 3G y he podido subir las fotos. Luego he estado en videoconferencia con la family y he descubierto que esto consume megas a ritmo tremendo: llevo consumidas ya 200 megas de las 400 que compré así que me voy a gastar un dineral, menos mal que cuando haga falta seguiré recargando la tarjeta de acceso a internet: estoy dispuesto a llevar el blog hasta el final del camino y eso requiere una buena infraestructura tecnológica. Verme con todo lo que llevo es un número: el portátil, el acceso a internet, el gps, la cámara de fotos, el móvil… La verdad es que me permite un montón de cosas aunque pesen un poquito. Si hasta ahora podía hablar de turigrinos del camino yo podría pasar por tecnoperegrino modelo siglo XXI. Las posibilidades que ofrece toda esta tecnología son enormes dado sus reducidas dimensiones y además nos permiten estar muy ocupados todo el día pensando en las historias que nos van pasando y en el modo de reflejarlas después en el blog.
Al terminar de publicarlo Joseba y yo hemos salido a dar una vuelta por el pueblo, a tomar algo y a estirar las piernas un poco. Monesterio es un pueblo sin gran misterio, a lo largo de la carretera, es un pueblo típico de la zona, no demasiado bonito pero alegre y con gente amable. Hemos ido a la iglesia en la que había varios nidos de cigüeñas y en el interior estaban ya preparados los tronos para las procesiones de los próximos días. Las imágenes son bastante sencillas y los tronos están arreglados con austeridad: en verdad la iglesia no es gran cosa. El pueblo es moderno y tiene algunas casas bonitas con rejas interesantes. He comentado a Joseba lo que significa en estos lugares la reja y el papel que jugaba antes en la relación entre las parejas de enamorados con varios ejemplos ilustrativos no aptos para todos los públicos que leen este blog pero que pueden desarrollar vuestra imaginación sobre las posibilidades de una buena reja en la ventana de una casa. Hemos hablado sobre la calidad de vida en estos pueblos con su luz, su calor y su alegría. Luego hemos ido a un bar a tomar un refresco con unos frutos secos y hemos regresado al hotel para ver los tracks de las próximas etapas y preparar el gps para los próximos días. La atractiva señorita de la barra nos ha atendido amablemente y ha paseado sus encantos ante nosotros cual tentación que intenta apartar a castos peregrinos del camino correcto. Esta linda moza es procedente de algún país del este de Europa y contribuye con sus atributos a la alegría colectiva de los parroquianos que acuden frecuentemente a su mesón.
Hemos regresado al hotel justo a tiempo para ir a ver el partido del Barça y tomar unas cervezas: jamoncito de la zona muy rico y presa ibérica buenísima, luego unas gambas al ajillo y un orujito para terminar: total del día 50 euros por cabeza con habitación incluida con degustación de productos de la tierra y otras alegrías vividas.
Hemos terminado alegres tras el partido, sobre todo yo, (4-0) y ahora aprovecho para adelantar la entrada del blog mientras vemos los reportajes en la tele y nos preparamos para mañana. Voy a mirar un poquito la etapa y a dormir.
Se me olvidaba que Joseba ha visto esta tarde a las chicas catalanas de estos días, están en otro hotel, por lo que no podremos «disfrutar» de sus ronquidos esta noche. También están aquí los dos italianos locos que han encontrado a un tercero: yo creo que está peor que los otros dos. También está por aquí en el hostal el suizo del otro día que tenía los calzoncillos desgastados. Esta noche se ha ido a dormir más tarde. Poca cosa más, mañana veremos cómo va la etapa, parece que el paisaje cambia y la etapa es un poco más cortita que hoy.
Mi visión de todo ha cambiado bastante en estas últimas horas. A lo largo de la mañana hemos ido variando el título que le iba a poner al blog a medida que se iban fastidiando las cosas (digo fastidiando por no poner jodiendo ya que mi hija dice que escribo muchos tacos: !menos mal que no me ha oído cuando hemos descubierto el regalito de la etapa de 5 km de más¡; pero no adelantemos acontecimientos.
Voy a intentar hacer un relato lo más lineal posible de manera que pueda expresar los cambios que hemos sentido a lo largo de toda la etapa.
Esta mañana por fin lo he conseguido: estaba esperando a que sonara el reloj porque me había despertado algunos minutos antes; he aguantado sin moverme y en silencio en la cama. Joseba ha tardado más de diez toques en apagarlo, se ha levantado y ha dicho: Juan, ya es la hora; en ese momento me he incorporado y le he respondido: lo sé, te estaba esperando, con dos cojones, hoy no me has dado el susto. Dije que lo conseguiría y lo he conseguido.
Preparar mochila y organizar todo nos ha llevado poco tiempo; a las 7:20 hemos bajado a desayunar y estaban ya allí los tres italianos, poco después ha llegado el suizo alemán de los calzoncillos desgastados y un par de alemanes que van por ahí despistados. Nos han contado que en esta época del año pasan miles de alemanes por la vía y yo les he comentado que debe ser que los ha echado de su país y luego de Mallorca. Desayunando café con leche y tostadas con aceite, a Joseba le llegaba el aceite casi al codo pero cuando le he dicho que se limpiara me ha dicho que es muy bueno para la piel, no pasa nada, si él lo dice así sea.
Un poco después hemos salido del hostal, hemos cruzado todo el pueblo. Hemos tomado un camino maravilloso, tranquilo, fresquito, fácil con pequeños repechitos, piso estupendo de tierra y granjas de cerdos… un paraíso disponible para nosotros; Joseba ha comentado que el campo estaba tan bonito que le daban ganas de saltar la valla y empezar a comer hierba (él es así y no seré yo el que le diga lo contrario; desde luego yo no voy a comer hierba habiendo como hay tan ricos derivados del cerdo).
Hemos encontrado al tercer italiano de ayer y hemos marchado un buen rato con él: no parece mala gente, tiene 53 años, es del norte de Italia y se dedica a temas de turismo de montaña y esquí, nos ha contado que es biólogo pero que dejó de trabajar en eso y que prefiere lo de trabajar en invierno y tener luego estos meses para viajar a pie, ha recorrido muchos caminos en España y Francia y ha llegado a pie a Siria. Se llama Giulio. Él parece que está interesado en hacer camino con nosotros porque ha ido siguiendo nuestra marcha toda la mañana.
Íbamos por esos lugares en esas conversaciones cuando le iba yo diciendo que tendría que inventar algo para escribir en el blog, que esto de decir lo bonito que es todo y lo bien que nos lo pasamos acabaría aburriendo al personal. Así he decidido que iba a comenzar hoy escribiendo que esto era una porquería, que todo había ido mal y que sólo teníamos ganas de volver a casa (en realidad por joder al personal y dar más envidia)… En esas estábamos cuando nuestra suerte ha comenzado a cambiar en la etapa.
A unos 10 km y tras varios portones que abrir y cerrar hemos visto unas flechas que llevaban hacia la derecha pero al frente había mojones que indicaban el camino. Varios peregrinos que iban delante han tomado el de la derecha pero nosotros hemos visto los mojones nuevos y tan bien colocados que hemos creído que se trataba de un nuevo trazado que nos permitiría llegar antes (nos ha confundido que las guías no se ponían de acuerdo en el quilometraje y hemos pensado que sería porque había dos alternativas y esta era más corta). Yo he tomado la decisión de que esta ruta sería mucho más corta (para eso llevo gps y tengo conocimientos de cartografía, a la par de ser el más sensato de los dos). El caso es que iba viendo que poco a poco esta ruta se iba alejando cada vez más del track que tenía marcado pero también es cierto que se los mojones estaban recién colocados porque se podía ver la tierra removida alrededor; yo he hecho mi propia interpretación de la situación y le he razonado a Joseba que seguro que la asociación de Amigos del camino habría llegado a un acuerdo con los dueños de las fincas que estábamos atravesando para que los peregrinos estuvieran más cómodos para andar, que además seguro que el otro camino iba por la carretera. Pasaban los kilómetros por lugares preciosos, terreno fácil y muchos portones que abrir y cerrar, el italiano venía detrás de nosotros. Al llegar a unos 17 km desde el inicio de la etapa nos hemos empezado a mosquear: se suponía que el pueblo debía estar a 4 km de allí y que deberíamos empezar a verlo porque no había nada que dificultara la vista y todo era bastante llano. Yo veía cada vez más lejos el track y el pueblo según mi gps estaba muy retirado. Hemos llegado a una carretera y entonces todo se nos ha hecho claro. Había un panel justo en el cruce en el que se nos informaba de que estábamos en una ruta alternativa que no pasaba por Fuente de Cantos ni por Calzadilla de Barros, iba directo a Zafra por otro sitio; si queríamos ir a Fuente de Cantos debíamos tomar la carretera a la derecha hasta llegar al pueblo. El problema era que, según mis cuentas llevábamos unos 20 km y debían faltar al menos 5 para llegar al pueblo (5 más de los previstos).
Durante los 5 km entre este lugar y el pueblo nos hemos ido acordando del que decidió marcar el camino de la variante sin poner un cartel indicativo al principio y no al final (es una forma suave de decirlo sin insultar al hijo de… y su familia, vivos y ausentes). A unos 4 km nos ha pasado un tío que iba corriendo y nos ha dicho que nos habíamos equivocado (como si no lo tuviéramos claro a esas alturas, que hay gente lista en todas partes) y nos ha informado de que el pueblo estaba muy lejos (así, lo importante en estos casos es el ánimo que nos da la gente). Durante estos quilómetros le he planteado a Joseba la posibilidad de quedarnos a dormir en Fuente de Cantos ya que se nos ponía una etapa de 35 km y seguro que Calzadilla debía ser una porquería de pueblo mientras que Fuente de Cantos debía estar bien (al fin y al cabo es el pueblo de Zurbarán). Hemos desechado esa idea porque seguro que Calzadilla tendría todos los servicios y así avanzábamos (somos así de imbéciles).
El caso es que hemos llegado a la plaza del pueblo donde varios viejos se han descojonado de nosotros porque nos hemos perdido y nos han dicho que para qué llevábamos los mapas (evidentemente les hemos dicho que para limpiarnos el culo y poco más y eso que no les hemos mencionado que llevamos gps por considerar que seguro que no sabían ni lo que era y por no humillarnos más). Luego hemos ido a un bar y nos hemos pedido un almuercito para recuperar: 3 tubos por cabeza de cerveza, ración de ternera con champiñones y tapa de careta de cerdo… Son las cosas del camino.
Joseba se ha empeñado en sacar dinero de un cajero y ha recorrido el pueblo para encontrar uno. El camarero me ha dicho que había un Banesto cerca y que se lo dijera para que no se diera mucha vuelta. Yo le he mirado fijamente y le he dicho en mi más sereno acento castellano:
– Joseba es de Bilbao y cuando uno de Bilbao dice que va a un cajero va a un cajero aunque esté a 500 km, ya volverá cuando considere conveniente y nos comentará que se ha dado un paseo largo pero que no está cansado, mientras tanto me trae usted otra cervecita y otra tapa de careta que yo no soy de Bilbao centro y yo sí me canso algo.
Media hora después y alguna cerveza más Joseba ha llegado al bar diciendo que tiene la tarjeta de sacar dinero caducada desde hace varios días y que ha tenido que sacar con otra que le ha cobrado una comisión (seguimos mejorando). El camarero le miraba con cara de cachondeo y le he tendio que contar a Joseba nuestra conversación.
Hemos cargado agua y nos hemos puesto en marcha para cubrir los quilómetros restantes que eran unos 8. Los hemos hecho muy bien, hacía calor pero un vientecillo agradable mecía las espigas de los campos de trigo haciendo olas: !qué imagen tan bonita me ha quedado¡
Nada más llegar nos hemos puesto a buscar el albergue y ahí ha comenzado la última odisea: no había indicaciones ninguna de albergue; en la plaza del pueblo una pareja nos ha dicho que estaba a unos dos kilómetros y que la llave la encontraríamos en el ayuntamiento, pero el ayuntamiento estaba cerrado; entonces nos han informado de que teníamos que ir a una tienda frente a la iglesia y allí nos registraban y nos daban la llave del albergue. Al llegar a la tienda un señor nos ha dicho que él no tenía ya la llave ni sabía nada de eso, que era el municipal del pueblo pero que estaba de baja y no sabía nada del tema. Nos ha parecido que algún mal rollo debe haber en el pueblo tipo cambiamos de alcalde y también cambiamos los privilegios de los que han estado hasta ese momento controlando el cotarro. El caso es que estábamos sin alojamiento, cansados hasta caer y cabreados a tope. Nos ha dicho que había un hostal en la carretera. Joseba ha ido a verlo mientras yo volvía a explicarle al italiano la historia; me ha dicho que continuaba hasta Zafra.
He ido hacia la carretera y me ha llamado Joseba para dar noticias: hostal de mierda en la carretera, 20 euros por cabeza sin desayuno, lo tomas o lo dejas. Ante las alternativas que tenemos (ninguna) hemos decidido quedarnos. La habitación tiene lo mínimo, no tiene baño y sólo una ducha diminuta sin separación alguna al resto de la habitación, un pequeño lavabo, tele prehistórica y encima la ventana da a la carretera en la que no paran de pasar coches. Tiene restaurante en el que hemos tomado el menú con lo que había. La sopa de picadillo estaba buena salvo porque los fideos debían ser los padres o los abuelos de los que tomé en la sopa del otro día. Por lo demás aceptable: pollo al ajillo, vino con casera y café con hielo.
Hemos subido a la habitación y Joseba ha descubierto que había dejado el tubo del agua de la mochila por el suelo y había un charco enorme, ha puesto una toalla para secarlo, luego yo me he duchado con agua caliente (yo sí sé ponerla caliente), hemos lavado y nos hemos puesto aquí a descansar y yo a escribir este blog.
En definitiva el título del blog creo que representa bien lo que sentimos, estamos en un pueblo de mierda, en un hostal de mierda, cansados después de un montón de quilómetros. Son las cosas del camino porque no todo podía ser de rosa, lo mejor es que seguimos igual de animados y de contentos aunque nos acordemos en algunos momentos del señor que decidió hacer una ruta alternativa y no avisó y del que dijo que en este pueblo había un albergue (me imagino cómo estará después de mantenerlo cerrado y sin uso durante varios meses). Por lo demás, todo bien.
Ahora a publicarlo, preparar las próximas etapas y dar una vuelta por el pueblo, que no tiene mucho que ver. El del hostal nos ha dicho que cierran a las 12 y yo le he preguntado que si había ambiente para luego, se ha reído mucho: que ni procesiones, ni fiesta ni nada; este pueblo no tiene nada.
Resumen de la etapa: 34,7 km totales, a 5,7 de media en 6:03 horas. 611 metros de altura aquí.
Ir a la etapa 4ª Ir a la etapa 6ª