19ª San Pedro de Rozados – Salamanca

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Charca llena de ranas

Charca llena de ranas

El camino hoy era aún mejor que los días anteriores: sé que no puedo estar todo el tiempo diciendo lo bonito que es esto porque aburre, pero no os podéis hacer una idea del paisaje, de los olores, de todo… Para eso tenéis las fotos.

Interminables rectas en los caminos de estos días

Interminables rectas en los caminos de estos días

Por cierto: todo el mundo nos dice que siente envidia sana por nuestro camino: no debéis ser mentirosos porque la envidia no es sana, estáis negros pensando en que lo pasamos de vicio mientras vosotros curráis, es lo que hay, podéis haceros ilusiones con la idea de que pronto nosotros también curraremos, pero eso no os quitará el suplicio de tener que disfrutar de nuestros caminares mientras financiáis nuestro viaje y a nosotros, que nos quiten lo bailao.

Llegando a Salamanca

Llegando a Salamanca

Y así hemos llegado a Salamanca.

Un carro nos viene de frente

Un carro nos viene de frente

La entrada ha sido preciosa con un día ideal. Hemos ido adelantando a los italianos, a Pepe y Michele, al enterao, a su fiel escudero, al alemán cervecero… Hasta llegar a la puerta del albergue a las 12 en punto que era el momento en el que el hospitalero abre sólo para dejar las mochilas. Si quieres hacer algo más este tosco señor alemán que no entiende ni patata te reprende en tono brusco diciendo No posible, sólo mochila, abrir a 4. Eso es todo lo que hemos conseguido entenderle.

Entrada al albergue

Entrada al albergue

Nos hemos puesto las crocs y hemos salido a visitar la ciudad. Catedral, universidad, casa de la conchas…

Casa de las conchas

Casa de las conchas

hasta la plaza mayor. Como siempre llena de gente, de ambiente, jovencitas animadas a desnudar sus escotes y muslos ante el incipiente calor primaveral y todo el mundo comprando libros en los puestos para celebrar tan señalado día. Nosotros contemplando el panorama nos hemos dispuesto a buscar un lugar en que calmar nuestra hambre. Un señor con torso desnudo hacía equilibrios sobre una silla de una terraza intentando captar la atención de los transeuntes y sedentes para conseguir una pequeña ayuda a su economía no necesitada de trabajar de verdad.

La plaza mayor

La plaza mayor

Señoras y señoronas, caballeros con corbata a la última moda, turistas de todo pelaje y condición y algún que otro peregrino o mochilero: ambiente de fiesta en el día de la comunidad y del libro.

Hemos buscado para comer por la plaza y alrededores algún lugar sencillo pero de menú no turístico y hemos encontrado uno con muy buena pinta. La carta era ámplia y tenían un menú bastante completo a un precio razonable. Era la1:15 y hemos decidido entrar. En ese momento he cometido el error de dejar que Joseba pasara delante para preguntar si había mesa; el camarero, tras mirar sobre sus gafas de arriba a abajo a Joseba, nos ha escupido un escueto: estamos completos. Era evidente que un tipo de aspecto tan desagradable, siniestro y poco arreglado como Joseba no estaba a la altura de lugar de tan elevada condición: yo hubiera pasado mucho más desapercibido dado que soy mucho más agraciado y que mi indumentaria era mucho más apropiada (sólo me faltaba la corbata). El caso es que nos hemos salido con el rabo entre las piernas, cabreados porque queríamos comer allí y no era suficiente con la visa para poder estar a la altura del establecimiento.

No nos ha desanimado la aventura y hemos encontrado poco después otro sitio donde tenían carne a la brasa y gran variedad de platos. Yo he tomado consomé y entrecot de buey y Joseba sopa castellana y pierna de cordero al horno, con un vinito de Ribera de Duero (un día es un día).

Conclusión es que nos hemos puesto como los guarros. Nos hemos venido a la plaza mayor y hemos pedido un café y un orujo de hierbas con hielo en el café en que está la estatua de Torrente Ballester porque he encontrado un enchufe y además hay acceso a internet gratuito.

Escribiendo junto a don Gonzalo

Escribiendo junto a don Gonzalo

 Todo bien salvo que nos han cobrado 6 euros por orujo. Yo he aprovechado empezar a escribir la entrada y a la hora prevista hemos ido hacia el albergue para situarnos y ducharnos. En la plaza hemos encontrado a los italianos que iban hacia allí y hemos llegado juntos. Nos ha recibido el hospitalero alemán con cara de pocos amigos y con pocas facilidades para todo. Hemos tomado una ducha y yo ni he lavado ya que sólo nos permiten hacerlo en un barreño.

Otra vuelta turística y regreso al bar de la plaza para terminar el comentario y publicarlo. La tarde no dará mucho de sí porque a las diez debemos estar en el albergue. Buscamos cena ligera, alegrar nuestra vista con el paisaje salmantino (humano y de piedra) y poco más, mañana hay etapa dura y nos esperan días de trabajo, que no todo son tostones (de los que se comen).

Huerto de Calixto y Melibea

Huerto de Calixto y Melibea

Noticia importante: el enterao nos ha abandonado y su fiel escudero se marcha mañana. Estamos tristes pensando en que vamos a estar privados de sus ilustrados comentarios diarios. Tenemos pena y fruto de ese dolor son estas dos cervezas que acabamos de pedir para olvidar. ¡Qué Santiago los lleve lejos de nosotros por siempre y no los volvamos a encontrar!

Resumen de la etapa: 23,3 a 5,9 en 3:57 horas y estamos a 819 metros.

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