Hljóðaklettar y cañón Asbyrgi


6 agosto

Esta mañana nos desplazamos hasta el aparcamiento de Hljóðaklettar para hacer el sendero marcado junto al río Jökulsa. Es fácil seguir las indicaciones del camino en esta primera parte muy bien marcado. A nuestro paso van surgiendo impresionantes chimeneas volcánicas erosionadas y puestas al descubierto por la acción del río Jókulsa. Se trata de formaciones de basalto cuyo elemento culminante es la cueva de lava de «Kirkjan» (iglesia).

Desde aquí un sendero ascendente nos lleva hasta la parte más alta de la ruta, donde las vistas al valle del río son verdaderamente un espectáculo. Nos encontramos frente al Raudholar, con sus increíbles contrastes de color entre la ceniza negra y roja.

Una vez superada la visión de este lugar continuamos ruta hasta llegar a Ásbyrgi («Castillo de los Dioses»). Si en la primera parte ha habíamos quedado alucinados lo que nos esperaba nos iba a terminar de rematar. Llegamos a un mirador natural por encima del cañón. Se trata de una depresión en forma de herradura que, según la mitología islandesa interpreta como la huella de la herradura del caballo de Odín. Mide unos 3,5 km de longitud y 1.1 de ancho. La altura de los acantilados desde donde nosotros estábamos llega a los 100 metros de caída y debajo hay un lago con un mirador al que se accede desde abajo.

Desde allí seguimos el sendero que nos lleva, por la parte derecha hasta abajo, al aparcamiento.

Vuelta a Husavik con tarde libre que aprovechamos para ir a cenar a un estupendo restaurante el el mismo puerto: el Glamli Baukur. Precioso lugar de madera justo delante del puerto con una carta muy arregladita y que es ideal para cenar viendo la puesta de sol delante del mar. Una visita nocturna nos permitió contemplar todo el puerto y su iglesia del siglo XIX.

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