31 julio y 1 agosto
La salida del vuelo estaba prevista a las 16:00 por lo que me puse en marcha sobre las 11 ya que había pasado la noche en Fuente Álamo.
Tenía reservado el aparcamiento en el Aeropuerto, en larga estancia a un precio de 37 euros los 15 días que tenía que dejar el coche allí. La verdad es que ha sido un gran acierto porque el precio sale muy bien y es muy cómodo llegar con el coche y tenerlo disponible a la llegada (sobre todo si ocurre lo que me pasó a mí y la vuelta se hace con mucho retraso y de madrugada).
Una vez en el aeropuerto me fui directo hasta la zona de facturación de Norwegian para dejar la maleta y pasar a la zona de embarque.
Como había llegado temprano estuve dando una vuelta y haciendo tiempo porque iba a viajar con dos compañeras de viaje de Valencia que llegaban sobre la misma hora y con las que Hugo me había puesto ya en contacto.
Al poco rato de estar allí recibí aviso de Gisela y de Gemma y nos encontramos sin dificultad. Compramos unas botellas de vino para beberlas ya en el viaje (el tema del alcohol sabíamos que estaba bastante feo), e hicimos tiempo comiendo algo hasta la hora del vuelo.
Sin retraso salimos con un estupendo vuelo directo que nos dejó en Keflavik a las 18:30, hora local (en realidad dos horas menos que en España por lo que el vuelo son 4 horas y media).
Hugo ya estaba en contacto con nosotros y nos dijo que teníamos que coger el bus que va desde el aeropuerto a la BSI en donde nos estaba esperando. Tomamos el Flybus que en poco menos de una hora nos llevó hasta Reykjavik.
Hugo nos esperaba y nos llevó hasta nuestro alojamiento el Aurora guesthouse. El lugar está muy bien situado y es bastante cómodo. Son habitaciones que incluyen algunas una cocinita a modo de apartamento, aunque los baños están fuera. Muy bien el desayuno, completo y variado.
La tarde la dedicamos a dar una vuelta por la ciudad para irnos organizando mientras Hugo planificaba la llegada de todos los demás compañeros. Fuimos a cenar a una pizzería en el centro y ya comenzamos a comprobar lo altos que están los precios en general y, sobre todo, el tema de las cervezas (entre 12 y 14 euros la pinta).
Como habíamos llegado un día antes pudimos tener todo el día 1 para visitar la ciudad. Reykjavik es una ciudad muy agradable y fácil de transitar. Nosotros comenzamos por la Catedral Hallgrimskirkja que se encuentra muy cerca del Aurora. Destaca la construcción imitando las columnas de basalto y el órgano del interior.
Desde la Catedral fuimos a Laugavegur, la calle principal donde se encuentran comercios, restaurantes y todo tipo de tiendas.
Merece la pena dar un paseo hasta el barco vikingo y desde allí llegar hasta el Harpa, centro de exposiciones y congresos situado en un lugar impresionante. Hay exposiciones y todo tipo de eventos. Nosotros tomamos un café abajo en la cafetería.
El resto de la mañana y parte de la tarde lo pasamos paseando por los diferentes barrios de la ciudad. A destacar la zona que junto al puerto, la más occidental llena de casitas típicas de madera y de llamativos colores.
Desde allí nos fuimos a la zona del lago y del parque.
Nos comimos una estupenda sopa y unas brochetas de pescado en un restaurante del puerto: el Sea Baron. Buen precio y estupenda calidad.