Camino Olvidado Etapa 13ª: Boñar – La Robla


Aunque creía que por la mañana iba a estar muy molesto en la costilla después de la tarde de ayer la realidad es que me he levantado estupendo tanto de la parta superior como de la inferior (obviaré el tema central).

Hemos amanecido a las 6:30 gracias a mis suplicas de anoche ante Joseba que acabó dignándose a cambiar la alarma a última hora. A las 7 estábamos tomando un zumo de naranja de bote, cuyas consecuencias ha sentido a media etapa mi compañero de camino, y un sobao del tamaño de una plaza de toros-sin toros.

Decir que la mañana estaba fresquita es mentir como bellacos porque la realidad es que hacía un frío del carajo hasta para un vasco de «másomenospro» como mi compañero. Abrigados incluso con braga yo (de las del cuello, claro) hemos salido de Boñar por la carretera junto al camping para tomar una pista que nos ha llevado hasta Barrio de las Ollas. Después un suave ascenso constante por un valle estrecho y cerrado muy fresquito hasta coronar la subida en Otero de Curueño. A partir de aquí el camino transita ya casi siempre por la carretera o por pistas paralelas a la carretera.

En La Vecilla hemos encontrado un bar estupendo en el que hemos tomado café y hemos disfrutado de la alegría y amabilidad del servicio. Yo me he permitido, incluso, leer el «Mundo Deportivo».

El resto de la etapa más de lo mismo Carretera con coches pasando a toda velocidad y algún que otro desvío para sacarnos un momento y volver a meternos. En Robles de la Valcueva hemos podido parar otra vez a tomar algo en un bar en el que parece que el servicio fue contratado en el mismo sitio que el del bar anterior (parece algo generalizado de la zona). Desde allí otra subidita hasta completar la etapa en La Robla poco antes de las 2.

Nos hemos venido directos al albergue de peregrinos que los dos conocemos porque nos hemos alojado en él cuando hemos hecho el camino del Salvador. Es un albergue estupendo y muy bien cuidado y limpio. Hemos llamado al teléfono de la puerta y en pocos minutos ha llegado Sixto, el hospitalero, a atendernos e informarnos muy bien de todo lo relativo al albergue y al pueblo.

Después de la charla nos hemos marchado rápido a comer a un mesón del centro del pueblo que está muy bien y que Joseba conocía porque comió allí hace tres años, cuando pasó por aquí. Cuando estábamos comiendo ha aparecido José porque había completado su etapa ya: se marcha a León a dormir y mañana regresa para continuar la etapa aquí.

Al regresar al hotel han ido llegando algunos peregrinos nuevos, imaginamos que todos del camino Del Salvador. A medida que pase la tarde iremos confraternizando con ellos en la medida de lo posible ya que dos son italianos y uno brasileño.

Se espera tarde tranquila y de recuperación. Mañana más en quilómetros. Pocas esperanzas tenemos de novedades.

Resumen de la etapa: 31, 6 km en 6 h 50 min. Con 217 metros de subida acumulada. Etapa en wikiloc.

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Camino Olvidado Etapa 12ª Cistierna – Boñar


La etapa de hoy ha sido una nueva oportunidad de disfrutar del camino plenamente. Una temperatura ideal para andar, un terreno muy cómodo con suaves subidas y bajadas y, encima, por caminos y carreteras secundarias muy sencillas y sin tráfico. La distancia total era de unos 25 km y para rematarlo hemos encontrado un bar (o algo parecido) para tomar un café a media etapa.

Hemos ido cambiando el paisaje desde la planicie de Palencia a un terreno de pequeños valles cerrados que se abren para dejar una visión impresionante de los Picos de Europa siempre al fondo, a nuestra derecha. Se alternan los bosques de hoja caduca con algunos pinos. Parece un terreno con mucha agua aunque en estas fechas todo está bastante seco.

La salida de Cistierna es junto al río Esla y coincide hasta el puente del Mercadillo con el camino Vadiniense; a partir de ese punto se toma una pista de tierra que nos conduce por un estrecho valle con una suave y constante subida hasta Yugueros.   Hasta La Ercina una carretera secundaria y allí nos esperaba un café en un antro-pub que incluso aparece en Google.

Después de descansar un poquito y tomar café (Joseba lo ha regado con un líquido transparente que había en la barra y que tenía como una barrita metálica con un tubo en la boca) hemos seguido hasta que el camino se aparta un momento para pasar junto a la preciosa iglesia románica de Santa Marina, cerca de Barrillos de las Arrimadas. Tour de vuelta a la iglesia de Barrillos amenazados por un perro al que los jamones se le señalaban apetitosamente (este comentario se lo he hecho a la dueña pero no parece que le haya hecho mucha gracia).

Desde allí una pista ancha y fácil en suave descenso nos lleva hasta La Losilla. Al pasar por allí un señor nos ha llamado para que le arrancáramos el coche para mirar no sé qué de los inyectores. Yo he sido muy obediente y lo he puesto medio en marcha aunque tenía serias dudas de que aquel cacharro tuviera inyectores o algo parecido. De todos modos los dos nos hemos alegrado porque al llamarnos habíamos pensado que lo que quería era que empujáramos el coche.

Y desde allí ya hasta Boñar por una pista que va junto a la vía del tren entre cultivos y acequias llenas de agua.

Tras el agradable paseo hemos llegado a Boñar a buscar nuestro alojamiento del día: Hospedaje Casa Inés. No hay mucho que elegir aquí y la verdad es que es bastante sencillo, aunque por 35 euros tiene baño y los servicios básicos y, sobre todo, está limpio.

Tras ducha y lavar ropa hemos bajado al mesón de abajo a tomar algo hasta que José ha llamado para decir que había llegado. Él ha salido más tarde y no lo hemos visto en toda la etapa porque ayer estábamos en hoteles distintos y en el suyo el desayuno era a partir de las 8.

Hemos comido en el mesón de debajo del hotel muy bien un menú de 10 euros los tres y luego nos hemos ido a descansar. La tarde la hemos pasado entre la charla por vídeo con juanmacapa’s family aprovechando la wifi abierta en la primera planta del hotel y luego venir a tomar algo a un bar del pueblo.

Al levantarme de la siesta he notado un dolor bastante fuerte en el costado derecho y he tomado la decisión de ir a urgencias porque era muy bastante intenso. Es curioso porque después de tantos años de camino es la primera vez que soy yo el que tengo que ir a un médico o un servicio de urgencias. No es que la cosa pareciera grave (el médico ha descartado rápidamente el infarto) aunque sí muy molesto, teniendo en cuenta que al día siguiente tenía que coger la mochila. Lo dicho: un dolor por una mala posición durmiendo y nada más. Me ha mandado anti-inflamatorios y le he dicho que ya estaba tomando para la rodilla, así que ahora tomo 3 pastillas en lugar de una al día y mi rodilla está agradeciendo mucho tal dosis. Por supuesto que también le he pedido un protector estomacal: ¡Que yo no soy un loco suicida!

Tras un altercado con la señora mayor que regenta el hospedaje, que se ha empeñado en cobrarme cinco euros de más, hemos decidido pasar la tarde de la forma más relajada posible (al final he pagado el precio acordado: tampoco está para para mucho más el sitio).

Después de mi visita a urgencias y el paso por la farmacia aprovechando por primera vez las recetas de Muface que llevo siempre encima, hemos ido a tomar algo a uno de los bares del pueblo y luego hemos ido a cenar al mismo restaurante del mediodía acompañados de José. La cena ha sido muy agradable entre la comida abundante y las anécdotas de unos y otros sobre nuestros caminos. 

El frío es cada vez más intenso y la previsión es de bajar de 5º, una locura en julio. Hemos comprado también algo para desayunar mañana porque queremos salir temprano ya que tenemos más de 30 km.

Resumen de la etapa: 25 km en 5 h 10 min con 194 metros acumulados de subida. Etapa en wikiloc.