Al final sí que abrieron el restaurante y cenamos estupendamente, las chicas se ventilaron unos bocatas de beicon y queso y yo me pedí un combinado con un filete, dos huevos fritos, patatas y pimientos. Por cierto, nos comimos nuestra primera ración de pimientos de padrón de todo el camino y no estaban mal del todo.
Sin mayor novedad nos fuimos al hotel a dormir. Nos levantamos a las 7 para ponernos en marcha y madre manifestó tener un día bastante espesito. Tuvimos que esperaría un buen rato hasta que consiguió ponerse en marcha. Para desayunar habíamos quedado con el de la chocolatería la noche anterior. Al irnos a cenar vimos que en la chocolatería tenían helados y las chicas decidieron darse un regalo para el cuerpo, así descubrimos que abren por la mañana a partir de las cinco para atender a los peregrinos. Entre unas cosas y otras salíamos de Nájera después de las 7:30. Nada más salir encuentras una cuesta enorme que te machaca bien. Es cortita pero muy puñetera. El resto de la etapa es muy fácil con subidas y bajadas suaves aunque bastante constantes.
El camino va cambiando y encontramos en los primeros tramos las últimas vides. A medida que nos acercamos a Castilla comienza a predominar el cereal, en estas fechas ya cortado y con unos campos completamente amarillos.
En Azofra nos encontramos un montón de peregrinos descansando en el bar. Cada día encontramos más y más peregrinos de todo tipo. Suelen salir muy temprano para llegar al a albergue siguiente para conseguir una cama. Pero se paran en todas partes, en todos los bares y en cada sombra.
El camino sigue entre campos segados hasta llegar al campo de golf de Cirueña. Antes de hacer el campo el camino pasaba por allí y no llegaba a Cirueña. En un claro ejemplo de especulación y de desprecio al camino de Santiago se construyó el campo de golf y un montón de urbanizaciones de lujomen las que hoy se encuentran multitud de carteles,de «SE VENDE».
Nos hemos desviado hasta el bar de Cirueña y allí las chicas han dado cuenta de un nuevo bocata de tortilla. El resto de la etapa hasta Sto. Domingo lo hemos hecho a muy buen ritmo y con buena temperatura porque se ha ido nublando poco a poco.
En Sto. Domingo le quedaba a Mar madre una sorpresa: había reservado habitación en el Hostal Pedro I. Es el hostal en el que estuvimos alojados la otra vez que hicimos juntos el camino. Mar había llegado muy mal, con muchas ampollas y una lesión en la pierna y tuvimos que parar tres días aquí para que se recuperara. Reservamos habitación en este hotel y así pasamos el tiempo que necesitamos para recuperarse. En el hotel nos trataron muy bien y estuvimos muy bien.
Al llegar al hostal y darse cuenta Mar ha comenzado a llorar y no ha parado en un buen rato. Los dueños no nos han reconocido, es normal, pero nosotros sí. El hotel sigue siendo un lugar muy agradable en el que merece la pena pasar unos días de descanso.
Tras la ducha hemos ido a comer a Casa Amparo, junto al hotel, y hemos degustado un estupendo menú, casero y a buen precio. Después nos hemos ido a la habitación y Mar y yo hemos buscado información para reservar lugares en las próximas etapas. Así hemos pasado un buen rato hasta que se ha hecho la hora de salir a dar una vuelta, comprar esparadrapo y compeed, un pacharán y cena en el mismo sitio del mediodía.
Resumen de etapa: ayer 22km en 4 horas y 24 minutos a una media de 5km/h