13ª Las Médulas – Villamartín de Valdeorras


Alegres y muy calurosas tardes acompañan nuestros descansos peregrinos. Hoy con el aliciente de una piscina pública que permite alegrar nuestras mentes y nuestros ojos a la par que nos gustaría rememorar a Edipo en algún otro momento de desenfreno explícito de la carne.
Así me siento hoy después de 37 km recorridos desde las seis y media de la mañana hasta casi las dos de la tarde más un añadido de vuelta completa a Villamartín buscando algún restaurante para comer y que hemos encontrado en la carretera a casi un quilómetro del centro del pueblo: frente a un Puti-club que, para desgracias mayores de transeuntes y viajeros, duerme el sueño de los justos desde antes de que la nacional hubiera ensanchado los arcenes. Eso sí: desde las 8 bajo un sol abrasador que consumía nuestros cuerpos evaporando en forma de sudor todos los litros de líquido que íbamos metiendo cada vez que podíamos. Esta última frase la he construido para poder utilizar el verbo meter por primera vez en todo el camino.
En resumen podemos describir la ruta como un infierno de calor dado que atravesamos una ola sahariana (manda huevos, y no de los antimosquitos, que llegue hasta estas tierras). La etapa ha sido muy larga para poder cuadrar las siguientes y como sabíamos que sería así nos hemos tomado todo muy en serio desde el principio.
La salida de las Médulas es una preciosidad a esas horas ya que va ascendiendo suavemente hasta darnos unas imágenes impresionantes de despedida de la zona. Después un fuerte descenso nos lleva hasta Puente de Domingo Florez que representa el límite entre León y Galicia y nos adentra en la tierra del buen vino, del pulpo y los pimientos de Padrón, entre otras muchas cosas.
De puente de Domingo Flórez nos queda la duda de saber cuál es su puente de todos los que hemos pasado entre tantas vueltas como el camino da para coger la orilla del río. Vueltas y revueltas van sorteando centrales hidroeléctricas y otras variadas estructuras a las que no hemos sabido dar acomodo.
La etapa transita hasta El Barco sin grandes novedades por la orilla derecha del Sil. Siempre va por pistas de tierra muy cómodas de andar aunque con alguna que otra subida durilla sin mayores consecuencias. Hemos visto las primeras viñas cultivadas en terrazas, como se hace por aquí y varias explotaciones de pizarra que hacían mucho ruido y generan bastante polvo oscuro. La etapa no es demasiado bonita en el paisaje salvo por las vistas del río ya que el monte está bastante pelado y siempre vemos enfrente la carretera nacional.
En Sobradelo hemos parado a tomar algo fresco y rellenar botellas de agua. A esas alturas de unos 20 km yo había agotado ya un litro de agua que había rellenado al salir. Hemos recargado con una botella cada uno y yo he añadido un montón de cubitos de hielo.
Nueva parada en El Barco para tomar fuerzas y parada para comprar una pulsera antimosquitos que solucione mis problemas con esos bichos infames. He resulto el problema en parte ya que no sé si los mosquitos se irán pero Joseba no se acerca ni casi yo por el insoportable olor que desprende (y dura 15 días).
Del resto de la etapa casi nada más que quilómetros por una pista paralela a la carretera y a la vía del tren a pleno sol y casi al límite de nuestro ánimo. Hemos llegado muy bien a Villamartín a pesar de la hora y de nuestra evidente deshidratación. Para colmo el albergue está al final del pueblo al lado del río y nos ha costado bastante encontrarlo porque no aparecía ninguna referencia. Está en las piscinas.
El albergue es del tipo «los horrores». Una señora que debió perder la simpatía en estos lugares derretida bajo el sol nos ha recibido para colocarnos en una nave con 10 literas y unos baños. Las camas están fatal porque los colchones son muy viejos aunque por 3 euros adicionales hemos podido colocar sábanas de las de casa de la abuela. Al menos el sitio está aceptablemente limpio en el suelo (baños desde luego no y debajo de las camas y en los rincones tampoco porque están llenos de telarañas.
Ante las pocas alternativas que nos daba el lugar hemos salido a las 2 y media a buscar un sitio para comer. Nos hemos ido al centro del pueblo hasta un hostal que ponía que era restaurante pero al entrar la señora nos ha escupido a la cara que «lo había cerrado y que lo único que había estaba fuera del pueblo a 500 metros». Nosotros tenemos claro lo que significa 500 metros para un lugareño así que nos hemos dispuesto a terminar de derretirnos para llegar por la carretera hasta el puti-club que hay en la carretera y que tiene enfrente un estupendo restaurante donde hemos comido bastante bien una sopa y una chuleta de ternera aceptable.
El regreso ha sido más cómodo porque hemos podido venir directamente por el río y algo mejor si era que a pleno sol.
La siesta ha sido algo horrible hasta que me he salido fuera mientras un enano entraba dentro del albergue cada dos por tres a pasearse con su bici de niño de mierda. Fuera se estaba algo mejor y he acabado metiendo los pies en el río para refrescarme algo. Hemos ido mejorando algo con la temperatura y ahora parece que algo de viento se ha levantado: es caliente pero, algo es algo. Tras varios refrescos «sin alcohol» parecemos algo más hidratados y ahora nos iremos a cenar al mismo restaurante del mediodía, única opción viable por lo que hemos visto. Tampoco es que vayamos a investigar mucho dado el día que ha hecho.
Resumen de la etapa: 37 km en 7 horas y 31 minutos a una media de 4,91km/h.

Vistas del Sil

Vistas del Sil

Valle del Sil

Valle del Sil

Orquesta para fiestas

Orquesta para fiestas

Señall del Camino de Invierno en Galicia

Señall del Camino de Invierno en Galicia

Vissta del Valle

Vissta del Valle

Llegando a destino

El Barco de Valdeorras

Pulsera Anti-mosquitos

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12ª Ponferrada – Las Médulas


Después de dar algunas vueltas por la ciudad del castillo y de cenar en una pizzería, como conté ayer, nos fuimos a dormir al hotel en el que nos alojábamos. Escribir entrada y fin de jornada.
Hoy hemos amanecido a las 6 para comenzar pronto y así aprovechar bien el día que se nos presentaba: muchos quilómetros, mucho calor y visita turística a Las Médulas.
Como teníamos casi 30 km nos hemos propuesto hacer la etapa rapidito con el fin de llegar pronto y así poder hacer alguna ruta aquí. Todo se ha puesto de cara desde el principio.
Al bajar de la habitación nos hemos encontrado con la agradable sorpresa de que el bar estaba abierto y podíamos desayunar opíparamente. El camino de invierno está muy bien señalizado desde el principio a la salida de la ciudad. Transita casi todo el tiempo por pistas de tierra con bastantes tramos entre arbolado y evitando los principales problemas del camino. La etapa de hoy incluía algún que otro problemilla como el par de subidas de un desnivel de más de 300 metros así como que no había nada para parar hasta Borrenes.
Pese a las dificultades todo ha salido perfecto, incluso la dura subida al castillo de Cornatel pasando antes por el increíble pueblo de Villavieja y sus peligrosos perros sueltos.
Hemos tenido una desastrosa parada en Borrenes, cuando la señora del bar no nos ha querido ofrecer su hospitalidad a cambio de un puñado de euros. Se trataba del mismo bar en el que fueron tan amables hace unos años cuando estuvimos de vacaciones allí, parece que mucho han cambiado las cosas desde entonces. Al final nos hemos podido tomar un refresco comprado en la tienda de enfrente aunque al sentarme en el banco me he pegado un chicle en el pantalón.
El tramo final desde Borrenes es una subida constante no muy dura pero que se atraganta algo, por carretera y con mucho calor ya. De todos modos la etapa la hemos hecho muy bien y hemos llegado a Las Médulas sobre las 11:30 y nos hemos ido directos al hotel para dejar mochilas e informarnos de las distintas rutas para hacer aquí.
Mientras yo iba a informarme de todo Joseba me esperaba en el bar dando cuenta de un par de «refrescos» y unas tapitas de cecina y embutido. El plan es el siguiente: Visita al lago inmediata, comida en el hotel, visita guiada a la zona baja de las Médulas y final subiendo al mirador y los canales de Orellán.
Todo ha salido a la perfección incluyendo una comida estupenda y una siesta de la que ha disfrutado Joseba mientras yo me peleaba con la wifi intentando hacer un trabajo que me habían pedido sobre el abiesweb.
A las cinco, con la fresquita, nos hemos ido a la oficina de información a esperar la visita guiada que nos ha llevado casi dos horas entre castaños entre las explicaciones «profesionales» de la guía de turno sobre romanos, astures y capas de sedimentos con niveles de oro para explotar.
Al finalizar la visita hemos tomado la senda que sube directamente al mirador. Se trata de 900 metros de recorrido con una subida de 250 metros con rampas de más del 20%. Arriba hacía aún mucho sol y no hemos podido aprovechar la sesión fotográfica ante las espectaculares vistas. Hemos podido visitar las galerías tomando un refresco después de la deshidratación de la subida y del infame picoteo de las mosca incluso en nuestras zonas más íntimas, sobre todo cuando la naturaleza me ha obligado a hacer una pequeña parada sobre la marcha.
Una vez completados los casi 8 quilómetros de rutas por la zona hemos bajado al hotel para darnos una ducha, revisar la etapa de mañana y tomar una clarita. La cena la hemos hecho en el hotel, algo suave pero muy aceptable: sopa y bacalao para mí y bocata de lomo con pimientos para Joseba.
Al terminar la cena hemos tenido que entrar en el bar porque fuera nos comían los mosquitos, sobre todo a mí. Esa ha sido parte de nuestra perdición porque a mi querido compañero se le ha ocurrido la brillante idea de charlar con un lugareño que ha resultado ser de bilbao. El resultado han sido dos orujos de hierbas «de los que hacemos nosotros caseros» ofrecidos por la dueña del hotel.
Estamos en el Hotel Agoga, en una suite estupenda a un precio algo caro para lo que es una vida peregrina (75 euros) aunque nos han tratado muy bien y nos han hecho descuento en las consumiciones por ser peregrinos.
Tras nuestra hidratación hemos regresado a la habitación entre calores sin fin (vaya broma lo de camino de invierno) para Joseba ir directo a dormir al compás del ventilador y yo para escribir la entrada.
Mañana nos espera un día complicado ya que no tenemos claro cómo lo vamos a planificar: tenemos la opción 27 km, la opción 36 ó la opción 43, ya veremos.

Señal del camino de Invierno en León

Señal del camino de Invierno en León

Puente de salida en Ponferrada

Puente de salida en Ponferrada

Vista del castillo de Cornatel

Vista del castillo de Cornatel

Lago de Sumido

Lago de Sumido

Vista general de Las Médulas

Vista general de Las Médulas

Vista desde el mirador de Orellán

Vista desde el mirador de Orellán

Vista general de las Médulas

Vista general de las Médulas

Desde la  cuevona

Desde la cuevona

Vista desde la galería de Orellán

Vista desde la galería de Orellán

Galerías

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