Desde el Magestic de O Porto


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Os pongo al día de todo lo sucedido, siempre de lo que se puede contar, que la censura lleva intentando actuar desde hace días y usando métodos perversos a la vez que persuasivos. No digo más.
La etapa desde Abergaria se desarrolló sin incidencias, a buen ritmo y sin grandes dificultades, salvo por una pequeña ampolla que le ha salido a Mar pero que no parece algo complicado.
Después de leer la etapa del año pasado nos fuimos a dormir algo asustamos por lo que vivimos el año pasado.
Toda la etapa está muy bien descrita en el blog salvo en una pequeña diferencia: el año pasado hizo un calor terrible pero este nos ha hecho un tiempo estupendo. La primera parte discurre entre bosques por caminos de tierra y hemos encontrado un bar abierto en la carretera en Albergaría a Nova. Se trata de un café, sala de juego, pastelería, restaurante y muchas cosas más regentado por dos señores, una pareja de muy avanzada edad. Ella se encargaba de la parte de los juegos de azar y no paró de mojar un bizcocho en el café durante todo el tiempo que estuvimos allí. Él nos preparó las tostadas al ritmo salsero de un viejo moviéndose en la luna sin gravedad y con escafandra. Todos los intentos de Mar fueron inútiles para conseguir que el señor hablara, lo más que pudo hacer fue esbozar una ligera sonrisa, o quizás fuera un gesto de dolor al desplazarse la dentadura postiza. Pero su color de piel siguió siendo blanco, como de otro mundo.
Al poco de llegar aparecieron los italianos que habíamos visto el primer día. A lo largo de las últimas etapas hemos ido coincidiendo con ellos circunstancialmente y sin mucha relación (vamos, que ni nos saludan).
Después de que el tiempo se hubiera detenido en el desayuno y de una bajada a los servicios muy a la altura de la bajada a los infiernos de Eneas en busca de su padre (pero sin Can), nos volvimos a poner en marcha por carreteras secundarias que viran y reviran constantemente subiendo y bajando valles,casi todo asfalto y con un fresquito genial hasta Oliveira de Azemeis. Lo único problemático ha sido el tema de la fisiología de Mar ante tantas casas por todos lados.
Sin mucho problema hemos llegado a Sao Joao da Madeira con ánimos para continuar los 7 quilómetros restantes hasta Malaposta. Nos ha sorprendido que el pueblo estaba lleno de gente por todas partes con bici, andando y con aspecto deportivo. Al principio no le hemos prestado mucha atención y hemos llegado hasta una plaza al final casi de la ciudad para descansar y retomar el camino.
Al llegar a la plaza toso estaba lleno de cintas marcando un recorrido ciclista y por la otra punta de la plaza salían los peregrinos José y Gerard (Zumaia e irlandés). Mientras tomábamos algo yo he llamado al hotel para reservar pero…. Estaba lleno.
Ante la perspectiva hemos decidido, muy a pesar nuestro, buscar alojamiento en Sao Joao y al día siguiente hacer los 37 hasta Oporto. Todos los hoteles de la ciudad y de las ciudades cercanas están llenos porque lo que hay en el pueblo es una concentración deportiva juvenil con miles de participantes que han llenado todos los sitios para dormir, desde hoteles a plazas de la ciudad.
Desesperados ante la situación hemos tomado una decisión de urgencia: buscar un tren a O Porto y alargar nuestra estancia un día allí. Por suerte la estación estaba cerca de la plaza y salía un tren a las 2:55. Hemos ido a comer algo y hemos encontrado un asadero de pollos (por fin mi sueño hecho realidad).
Tras 30 minutos de infarto, un pollo comido y dudas ante la aventura del tren, nos hemos montado en un vagón que hace referencia a un mundo pasado, muy pasado. El tren acaba en Espinho y allí hay que tomar otra estación a unos cien metros desde la que tomamos la línea a Porto.
Sin mayores incidencias, salvo por haber parado en la estación de Porto-Campanha a casi 45 minutos a pie del hotel en lugar de llegar a Porto Sao Bento a menos de 5, hemos llegado a Malaposta, pero al hotel de Oporto.
Ducha rápida y visita a la ciudad que nos ha descubierto que el hotel está muy bien situado, cerca del centro y de todas las cosas. Hemos cenado en la Ribera y luego hemos dado un paseo romántico (sobre todo por el frío) hasta Gaia, que está en fiestas para variar. Después de varios intentos de Mar por comprar churros portugueses de muy buena pinta, hemos regresado al hotel a descansar.

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El día de ayer lo pasamos visitando la ciudad, por la mañana tuvimos crucero por el Duero y por la tarde una copa de Oporto en una terraza en Gaia (5 euros copa y cerveza).

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Por la noche cena que prometía romántica pero se truncó gracias a las aperturas económicas de Mar que decidió sacrificar el glamour por las sardinas a buen precio (nuestros estómagos y nuestros bolsillos lo agradecieron.
La mañana de hoy promete más de lo mismo con vista al mercado, a la librería que inspiró la biblioteca de Harry Potter Lello e Irnao

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Ahora escribo desde el café Maiestic mientras a mi alrededor el glamour y el lujo se sirven en forma de desayuno especial que incluye copa de champagne.

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Ver resumen de la etapa

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Muchos quilómetros, mucho asfalto,mucho calor


De la noche pasada mejor no decir demasiado. El olor a fritanga que sube desde las cocinas del restaurante hace muy desagradable el ascenso y descenso por las escaleras así como el tránsito por los pasillos por las zonas en las que no hay una caja de madera que impide el paso. Al acostarnos y mientras yo me organizaba para leer un rato el grupo de peregrinos a Fátima se puso a hablar a gritos delante de nuestra habitación, de repente Joseba lanzó un grito de silencio que me dejó a mí más mudo que a los de fuera. Bajaron el tono pero mantuvieron la conversación un buen rato. Cinco minutos después Joseba roncaba a pierna suelta mientras yo vencía un nuevo juego de apalabrados y acababa las últimas páginas del volumen I de Juego de tronos y escuchaba a Mariza.
Como a las dos de la mañana nos despertaron las voces de gente que llegaba al hotel con bastante poco cuidado. El resultado ha sido una noche de pesadilla añadido que desde las 5 tenía ganas de ir al servicio y por no salir fuera de la habitación he esperado al despertador.
Resumir la etapa de hoy es sencillo: 38 quilómetros por terreno sube y baja casi todo el rato por carretera y bajo un sol abrasador a partir de las 9 de la mañana. Y eso que al principio parecía que el camino nos iba a dar un respiro cuando salimos de la casa de los horrores y vimos la mañana cubierta por una espesa niebla y además el camino comenzó llevando nuestros pasos por terreno de tierra entre eucaliptos.
Hoy la etapa no nos lo iba a poner fácil y ha añadido constantes tramos de fuerte subida, rodeos absurdos para llegar al mismo sitio y mala señalización que nos ha hecho dudar en muchas ocasiones y depender más de la cuenta del GPS del iPhone.
Al menos el desayuno ha sido el previsto, a unos 11 km de la salida y de primera calidad. Parece que le vamos pillando el truco también a esto y hemos comprobado que en las padarias se desayuna bien con buen café tostadas de bollos recién hechos con mantequilla y pasteles o magdalenas muy ricas.
Al salir del bar yo quería ir a ver la iglesia pero hemos tomado el camino directo así que nos hemos tenido que desviar algunos metros ante mi insistencia y la amenaza de Joseba de recordar este paseo si sus pies al final de la etapa pagaban este rodeo en forma de ampollas.
Pocas más anécdotas hasta cruzar Oliveira de Azemeis y Sao Joao de Madeira. Son dos enormes poblaciones que hacen que durante gran número de quilómetros las casas no desaparezcan del todo por urbanizaciones y polígonos que hacen ascender y descender el camino para castigo de nuestros cuerpos.
En Sao Joao hemos hecho parada técnica de cerveza y recarga de agua fresca puesto que yo había agotado la mía al entrar en la ciudad y Joseba también iba muy justo. La travesía la hemos hecho por un camino diferente al track ya que mi querido compañero ha decidido poner el turbo y sin mirar flechas ni señales se ha tirado adelante llevándome con la lengua fuera todo el rato. Al final he tenido que preguntar porque no sabía ni dónde andaba y yo ya estaba bastante retrasado.
Tras la parada la última parte de la etapa ha sido lo más cercano al infierno que puede ser el camino, un calor insoportable que nos hacía sudar por lugares en los que yo pensaba que ni había glándulas sudoríparas, asfalto todo el tiempo que destrozaban nuestros ya machacados pies y junto a la carretera nacional pasando constantemente camiones, coches y demás haciendo un ruido terrible y que pasaban rozándolos. Al menos había una acera por la que transitar que nos protegía algo.
Casi al borde del colapso no hemos alcanzado a ver el hotel hasta casi el momento en el que ya estábamos allí. Se trata del hotel Pedra Bela en Malaposta, ciudad definida en la guía como «localidad de servicios en la N-1 que cruzamos por el arcén», es decir nada. El hotel es bonito y tiene delante un restaurante-marisquería. Nada más dejar las mochilas nos hemos ido a dar cuenta de un arroz con marisco estupendo regado con un vinho verde muy adecuado para la situación. De aperitivo una ensalada de pulpo estupenda de la que hemos dado cumplida cuenta delante de unas cervezas bien fresquitas. Después ducha, lavar ropa y mini siesta que yo he disfrutado mientras Joseba hacía zaping para no quedarse dormido.
Feo detalle el del hotel de cobrar 2,5 euros por un día de servicio wifi que además sólo sirve para un aparato y para colmo de males tienen en bar cerrado por lo que nos hemos tenido que venir a un bar enfrente en el que estoy pasando un calor que me hace recordar la etapa de hoy. Las perspectivas son, varias cervezas más en el hotel, si nos abre el camarero que se había ido a tomar algo, y cena en el restaurante en el que nadan los bueyes de mar entre bogavantes y otras delicias de mar a las que veremos de paso porque no creo que esta noche tengamos ganas de mucho tute para la cena después de lo cansados que vamos.
Resumen de la etapa: 37,73 km en 6:31 horas a una media de 5,8 km/h con sol de justicia, asfalto y carretera nacional.
Por cierto, he descubierto nuevas propiedades de la aplicación Maps 3D: puedes seleccionar llegada para saber los km que faltan y tiene un desplegable de datos que te da mucha información similar a un GPS de mano tipo Garmin. Cada día me gusta más y merece la pena comprarla para este tipo de actividad.

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