5ª Salvatierra-Vitoria: con los amigos del camino


De esta etapa podemos señalar varias cosas interesantes a la par que enriquecedoras en nuestra ruta. Vitoria era el punto de encuentro previsto con nuestros amigos peregrinos Maxi (Goliat de Portu) y Estíbaliz, su sufrida compañera de fatigas.
Desgraciadamente el paisaje ha cambiado definitivamente y hemos dejado los maravillosos bosques de hoja caduca para adentrarnos en un mar llano de cereal. Nuestro camino se hace plano y algo aburrido recorriendo pistas asfaltadas que comunican pequeños pueblecitos con iglesia y poco más.
Además nos acompaña la lluvia sin descanso. Es cierto que está mañana las previsiones de tiempo.es se han ido cumpliendo y hemos ido salvando la lluvia hasta llegar a Vitoria salvó algunas pequeñas gotas que nos han obligado a poner en chubasquero. Pero el diluvio ha caído, según lo previsto, a partir de las 3. También es verdad que para esa hora los efectos amortiguadores del alcohol han suavizado mucho el impacto del agua, sobre todo a partir del segundo orujo de hierbas con hielo.
Hemos comido estupendamente en el bar el 7, en la calle cuchillería porque nos han aconsejado el lugar una pareja que Maxi ha encontrado por la calle. Pero lo cierto es que nosotros ya conocíamos el sitio, ahora os cuento.
Para llegar hasta aquí tuvimos que hacer frente anoche a uno de esos momentos «especiales» del camino. Habíamos decidido cenar en el albergue comprando algunas cosas en el súper. A la entrada encontramos una máquina expendedora de leche fresca y decidimos usarla para proveer nuestro desayuno matinal. En el súper compramos nuestros berberechos, tomates, espárragos (chinos), jamón York, bonito para Joseba y un par de botellines de cerveza (Alhambra 1925). Tras poner cara de buena persona desesperada logré que nos regalaran algo de azúcar para el café con leche y también añadimos unas galletas a precio de saldo.
En el albergue encontramos a una peregrina que había llegado hacia un rato y que salió al poco rato hasta regresar sobre las 9, ducha rápida y a dormir. Nosotros nos pusimos a cenar y a disfrutar del concierto. Resulta que el albergue está junto a un campo de fútbol que además debe ser centro social o algo así. Tienen un bareto en el que varios lugareños se habían juntado y disfrutaban de la típica fiesta «metomounascopasypongomusicapachanga». Hasta ese momento todo parecía normal hasta que Joseba me avisa de que uno de los festivos trae un altavoz enorme. A partir de ese momento los acontecimientos se precipitaron entre sevillanas, música del Fari y demás españoladas tipo «tengotalcogorzaquemedalomismoloquepongan». Resultaba curioso escuchar el «torito bravo», «amigos para siempre» y similares en zona Komantxe tan alejada del reino de Felipe «uve palito». Asombrado de tales manifestaciones de fervor etílico patrio en tierra hostil acompañamos nuestros cansados cuerpos hasta la litera esperando un fin de fiesta a la altura del momento bailando los lugareños «pakito el txokolatero» en plan provincias vascongadas.
La verdad es que Morfeo vino a visitarnos antes de llegar al clímax festivo y nos hemos quedado sin saber si el fin de fiesta estuvo a la altura del proceso.
Esta mañana hemos despertado ante la amenaza de nada para tomar en 28 km y lluvia a partir de las 9. A la hora marcada hemos puesto al aire nuestros chubasqueros pero los cielos han sido generosos con nuestro camino y nos han evitado el diluvio que parecía llegar en cualquier momento.
Después de 5 horas de ruta sin parar hemos llegado a Vitoria con idea de tomar una cerveza y un pincho antes de llegar al albergue. Aquí comienza nuestra historia con el 7. Hemos visto un bar abierto y hemos entrado para disfrutar de una regeneradora cerveza y un pincho de tortilla especial consistente en una tortilla rodeada de todo tipo de maravillosos productos de consumo que han hecho que rápidamente recuperáramos el tono muscular y alcohólico mientras en la tele daban rienda suelta al chuponas o pamplonica: era «el 7».
El siete ha sido lugar reparador tras el camino, punto de reencuentro gastronómico con Maxi y Estíbaliz y ahora se convertirá en lugar de cena «algo sencillito».
La tarde ha pasado contando aventuras y anécdotas del camino los cuatro entre adelantamientos de Fernando Alonso y ha acabado con más orujos de los recomendables, aunque no tantos como demasiados.
Ahora escribo en «el 7» sobre una etapa bajo la lluvia, pero menos, recordando a nuestros amigos que ya se han marchado y mientras en la calle diluvia hasta las 3 de la mañana, según nos asegura tiempo.es.
Estamos como cuando el sobrino de Noé le dijo a su tío: «no te preocupes, que esto son cuatro gotas».
Resumen de la etapa: 27,8 km a 5,56 de media en 5 horas. Os dejo enlace en wikiloc

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4ª Zegama-Salvatierra: un paisaje maravilloso y mucho calor


La etapa de hoy era la reina de este camino vasco interior. La transición entre Guipúzcoa y Alava, entre la Euskadi profunda y la castellana, la transición entre el bosque y la meseta.
No ha defraudado la subida a San Adrián en ningún sentido y además hemos podido disfrutar de un tiempo maravilloso con el sol, por fin, como protagonista.
La etapa sale de Zegama entre bosques de hoja caduca en el que predominan los trasmochos (ver Wikipedia) junto al río Oria. Es una subida dura y constante que casi no tiene descansos en los más de 7 km hasta el túnel con un desnivel de más de 600 metros.
Se trata de dos partes muy diferenciadas con una primera parte de ascenso duro entre bosques hasta llegar al túnel. Seguimos un poco más subiendo hasta que el camino desciende por calzadas empedradas y llenas de agua que hacen algo complicado su tránsito.
Una vez se completa el descenso de unos 200 metros el resto de la etapa cambia completamente su aspecto ya que se convierte en recorrido por carreteras secundarias entre campos de cereales y por terreno completamente llano. El calor se ha hecho notar toda la jornada hasta que hemos hecho una parada en Zalduondo para tomar algo líquido ya que sólido no ha sido posible ante la falta de empatía que hemos tenido con la mesonera del lugar.
Con calor y cansancio hemos llegado hasta Salvatierra y hemos preguntado en la oficina de turismo por el albergue. Nos han puesto en contacto con la persona que actúa como voluntario y os ha abierto la puerta para instalarnos. El albergue bastante sencillo, no muy bien cuidado y sucio. Cobran cinco euros y la verdad es que no se corresponde con lo que se ofrece.
Hoy casi no hemos podido disfrutar de las clases de euskera porque el paisaje y el camino no daba para mucho más y además ya salimos de territorio komantxe.
Sin duda una de las etapas más bonitas de todos los caminos que hemos hecho y además cuenta con la belleza del paisaje y la importancia histórica del entorno.
Seguimos sin encontrar peregrinos en este camino. Esta tarde ha aparecido por el albergue una señora con mochila que parece que hace camino pero se ha marchado enseguida sin hablar nada.
Esta noche toca cena en albergue porque hemos comprado cosas en el súper para hoy y para desayunar mañana ya que es domingo y no hay nada desde aquí hasta Vitoria.
Mañana probablemente no escriba porque vienen a vernos a Vitoria Maxi y Estíbaliz. Seguro que pasamos una tarde estupenda y que los excesos brillan entre nuestro descanso vespertino.

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