
Imagen del camino
El resto de la tarde transcurrió sin grandes novedades a no ser porque llegaron nuestros dos compañeros alemanes para contarnos que un nuevo peregrino había llegado al albergue en nuestra ausencia. Este peregrino nos dijeron que se llamaba, ya después de su segunda cerveza, Federico. Al instante nos miramos asombrados y pensamos en el Federico que habíamos conocido varias etapas atrás y que había marchado el día del pantano. Después de cenar un arroz a la cubana y un San jacobo y Joseba un bocata de no sé qué (llevar la cuenta de sus bocatas es muy aburrido), todo esto regado con un poquito de vino del terreno (pero poquito). Nos sentamos un ratito con los alemanes que estaban muy intrigados por eso de que yo lleve portátil y todos estos instrumentos de precisión. Debían ir ya por la cuarta cerveza y se les empezaba a mezclar el poco castellano que saben con su alemán ébrio. Les contamos algo de la historia y quedaron alucinados con que tuviera acceso a internet y llevara los tracks metidos en el ordenador y en el gps. Ellos se limitan en su infraestructura a llevar una navaja suiza y buscar un albergue en el que poder cocinar cualquier cosa para ahorrar dinero: la verdad que es un poco absurdo porque lo que se ahorran en comida se lo gastan después en cerveza.
Intrigados por la noticia recibida nos fuimos rápidos al albergue para comprobar que ciertamente el peregrino llegado era Federico: así era. Lo hemos encontrado aún más perdido que la vez anterior, con dificultad y poca coherencia nos ha contado como antes del arco de Cáparra se perdió y acabó llegando a Plasencia aunque quería ir a Oliva de Plasencia. Nos contó que había estado tres días perdido sin saber encontrar el camino y que había incluso pensado en quedarse dormido en una cuneta hasta morir (sic); finalmente un taxista le llevó de nuevo al camino tras convencerle de que no abandonara y que terminara su proyecto y así lo hizo. Hoy había llegado al albergue a las 9 y se había comido los restos de macarrones y salsa extraña que habían hecho los alemanes a media tarde. Nosotros nos quedamos alucinados y nos mirábamos sin querer decir nada. Nos parece tremendo que una persona así pueda arriesgar hasta su vida y no valorar los riesgos que se pueden correr en esta aventura. Es cierto que no es muy complicado, pero venir aquí requiere cierta preparación física y mental y unos conocimientos básicos para andar. Federico no sabe muy bien si va o si viene y no parece que en su vida vaya mucho más allá.
En definitiva, le dimos las buenas noches y nos dispusimos a terminar el día: Joseba se fue a la cama enseguida y yo me quedé un rato grande en la sala que hay en el albergue intentando leer el periódico en internet, contestar al correo y subir las fotos a la entrada. Desesperado de lo lento que iba la conexión me fui a la cama, cansado ante el día pasado y frente al que se venía hoy.
La noche ha ido normal hasta amanecer a las 7. Hoy me ha llamado Joseba porque no he oído el reloj. Al momento ha llegado Andreas a ofrecernos un café con leche; la verdad es que llamar a eso café con leche es bastante generoso ya que más bien era un poco de agua caliente con algo de descafeinado y una gota de leche, además sin azúcar. Pero hemos de agradecer el detalle porque no había ningún bar abierto en el pueblo a esa hora y el más próximo estaba a 13 km.
Tras terminar de preparar todo y dar buena cuenta del agua sucia de Andreas hemos abandonado el Cubo de la tierra del vino: pueblo perdido en Zamora, sin nada que ofrecer y en el que no hemos visto nada referente al vino.
La etapa de hoy ha sido agradable. El camino se aparta de carreteras y va por un paisaje agradable y más variado que en estos días pasados. Hemos comenzado a ver vides por todas partes y el vino toma protagonismo en estas tierras. Los caminos que hemos pisado eran de tierra bastante cómoda de pisar y casi todo en cuesta abajo. Quizás el único problema ha sido que el camino da muchas vueltas para ir respetando los terrenos. Hemos ido alternando algo de dehesa con la vid y también con zonas de cereales.

Largas rectas en el camino
A los 13 km hemos parado en un pueblo a tomar algo. En el bar había una señora que no ha entendido mis bromas desde el principio. No las pillaba de ninguna manera y he tenido que desistir de hacerlas porque se estaba mosqueando. Nos ha ofrecido un café con leche y una tapa de jamón que nos ha dicho era excelente y de corte pero era malo y de bolsa de plástico. Tras pagar 5 euros hemos salido pitando a recorrer los casi 20 km que nos quedaban.
Así hasta llegar a Zamora: campos de vid, ganados de ovejas, bastante fresquito (vamos un frío del carajo) y amenaza de tiempo que va cambiando. Las vistas de Zamora eran preciosas desde varios quilómetros antes de llegar. Primero se pasa por un barrio de casas muy pobres y viejas hasta entrar en la zona del puente en la que las vistas son preciosas.

La entrada a la ciudad

Vista desde el puente medieval
Tras cruzar el puente he llevado a Joseba a la Hostería Real para que la viera y para preguntar por el precio de la habitación por si no subía mucho. Hemos decidido coger hoy una habitación para descansar y poder ver el partido esta tarde. Tras dar un vistazo y enterarnos del precio de la doble (80) hemos salido de allí a buscar algo más normalito (tampoco estaba tan mal). Ya en la zona alta una amable pareja mayor que paseaba nos ha indicado un hostal sencillo pero limpio junto a la plaza del ayuntamiento y hemos conseguido una habitación doble con tele incluida por 30 euros. No está mal y la señora es bastante amable. Nos ha explicado que va mucho a Saint Come d′Olt y nos ha pedido la ropa para lavarla ella.
Tras la ducha hemos buscado un sitio para comer. En un restaurante nos ha gustado el menú: setas a la zamorana, arroz a la zamorana y canutillos zamoranos. Comida típica muy rica. El arroz a la zamorana es algo especial: es un arroz hecho al horno de leña que lleva un montón de cosas de cerdo, desde oreja, careta, chorizo y costillas. Está muy rico aunque algo pesado.
Tras la comida nos hemos dispuesto a realizar las cosas pendientes que eran comprar el billete de tren para el final del viaje, mirar en Vodafone para cargar mi tarjeta de internet y buscar calcetines para mí. Como era temprano nos hemos acercado a la catedral pero estaba cerrada.

Catedral de Zamora
Antes de llegar hemos visto una farmacia y he comprado la crema hidratante para la piel ya que algunas zonas las tengo bastante secas.
Nos hemos ido para la estación que está en la otra punta de la ciudad a más de 2 km. Al llegar no había nadie en la taquilla y hemos tenido que esperar un buen rato allí (Joseba ha aprovechado para visitar al sr Roca de la estación). Tras arreglar lo del billete nos hemos ido hacia el centro en busca de un Vodafone pero todo estaba cerrado. Al llegar ya casi al centro hemos tenido suerte: un Vodafone abierto y con dos chicas muy majas (a la par de guapetonas) que nos han atendido amablemente. No les ha sentado muy bien que dijera que su pueblo era muy bonito y han respondido rápido que Zamora es capital de provincia, yo les he dicho que no se preocuparan que mi pueblo también es pueblo aunque sea más grande que Zamora. He recargado la tarjeta para cuando se gaste el bono que está casi listo. Como eran tan amables les hemos preguntado, sin mucha convicción por una tienda de deportes y nos han dicho que había un forum justo enfrente y que estaba abierto. Con la suerte de cara hasta este momento he comprado dos pares de calcetines y una camiseta.
Más contentos que unas castañuelas nos hemos ido hasta la catedral para completar nuestra visita turística. En esos momentos llevábamos más de 6 km hechos en toda la tarde aunque hemos hecho todo lo previsto.
Diversas bromas han sido hechas por Joseba de dudoso gusto en el recinto sagrado sobre una mesa y sus posibilidades para jugar al mus. Hemos admirado la belleza de la catedral con su imaginería y su coro y además hemos agradecido al portero que nos dejara pasar gratis por ser peregrinos no sin antes preguntarle si nos había identificado por el aspecto o por el olor a peregrino. Nos ha confesado que ha sido por la indumentaria y nos ha dejado pasar aunque no llevábamos encima las credenciales.
De regreso al hostal me he puesto la crema y he descubierto que yo también tengo una erupción en las piernas similar a la de Joseba, más suave y más abajo que él (tranquilos que no peligra mi entrepierna) pero estamos super moscas porque no sabemos lo que puede ser. Quizás una reacción alérgica al sol, quién sabe.
Luego yo he trabajado un poco y hemos salido a cenar a un bar cercano. Joseba bocata (para variar) y yo sopa castellana muy rica y un rape en salsa que no era rape, aunque estaba bueno. Luego de regreso aquí para sufrir con el partido y al acabar he decidido escribir el blog. Joseba ya duerme desde hace un buen rato y yo lo voy a hacer en pocos minutos. Mañana tenemos etapa larga y no sabemos qué nos encontraremos en el pueblo al que pretendemos llegar, quizás tengamos que continuar hasta el próximo y hacer 42; espero que no sea así. Los pies van bien aunque algo machacados en estos días.
Como podéis ver ni hemos llegado a Zamora en una hora, ni hemos tardado una hora en recorrerla, ni en ir a la estación, ni en hacer las compras… Día muy duro con poco descanso aunque contentos por lo bonita que es y por haber hecho todas las compras.
Cher Juan,
Je suis attentivement ton Camino et celui de Joseba. Je suis très content de voir que tout va bien pour vous deux. Les photos sont magnifiques…
J’espère que le moral est bon et le physique aussi !!
Je pense fort à vous deux et vous adresse un abrazo muy fuerte!
Hasta pronto,
éric
¿Qué os pasa en la entrepierna? ¿Es por exceso de uso o por defecto? ¿Ha llegado la gripe porcina al camino?. Lamento que hayas encontrado calcetines: mi maldición no se ha cumplido. Continuad alegres y dicharacheros, cual Don Quipanza y Sanchojote, según dijo Blancanitos, las de los siete enanieves.
Ps.: cuidado: Joseba es un «crack» del mus.
Abrazos, y, como simpre, buen camino.
Otro Ps: gracias por tener ampollas por nosotros: tengo los pies perfectos.
Tranquilos, amados lectores de este humilde blog, el problema de la entrepierna es sólo de Joseba y es por defecto (¿alguien podrìa dudarlo?), tranquila Tere que yo lo vigilo y, a pesar de las múltiples tentaciones, yo le impediré caer. De la gripe esa no tenemos ni idea y por aquí lo único parecido es el alemán marrano resfriado. Lo del mus lo explicaré: se trataba de una mesa muy alta que había en la sacristía y que daba pie a pensar en trabajos bajo el tablero.
Sanchojote y quipanza siguen bebiendo con moderación para poder conducir la mochila y llevamos bien lo de vuestras ampollas: seguid trabajando mucho, besos.
Nosotros aqui pasando hambre y penurias por la crisis y vosotros gastando dinero sin pensar en vuestras pobres familias…que vergüenza !!!! XD
P.D.Joseba da pena jugando al Mus
Queridos hijos, soy vuestro padre aunque firma Juan:Lo del hambre y la crisis se lo podeis contar a otro que yo no os creo.Por lo demás tened en cuenta que nosotros no disfrutamos sino que penamos por los pecados de nuestros más allegados. Vosotros a estudiar y a ayudar a vuestra madre que yo seguiré sufriendo la compañia de este granaino-murciano que soporto con resignación