La tarde se fue consumiendo entre orujos y mirar cosas en internet. Joseba parece haber encontrado un vuelo para regresar a casa y lo comprará en cuanto tenga acceso a internet con un mínimo de velocidad. Estaba convencido de que en Lubián lo encontraría y yo he podido reír un buen rato a su costa. Aún así continúa pensando que encontrará un centro de internet en este lugar en el que deben traer la señal de telefonía con burros.
Los catalanes se despidieron de nosotros porque se marchaban a cenar a otro sitio ya que decían no tener muchas ganas de cenar y a nosotros nos esperaba una buena sesión: y así fue. A la hora en que el hambre comenzaba a hacerse notar nos subimos al restaurante y nos colocamos en una mesita los dos solos amablemente atendidos por la señora que había estado toda la tarde abajo en la barra. El restaurante tiene un comedor muy bonito y bien cuidado, la carta es bastante atractiva y presenta una carta de vinos bastante digna; en definitiva una oportunidad de disfrutar de una buena cena tranquilos y a buen precio.
Yo tomé sopa castellana riquísima y Joseba sopa de fideos; de segundo los dos carne de corzo en salsa. Regado con un vinito, fresas con nata y un par de orujitos para reposar la cena.
Después de una tarde completa y una cena digna de reyes hemos encaminado nuestros pasos al hotel de los horrores que ya había cerrado el bar. No hemos visto a nadie más y nos hemos acostado rápido.
La noche la hemos pasado regular y a las cinco ya estábamos despiertos los dos. A la hora de siempre nos hemos levantado y nos hemos bajado a desayunar ya que el señor del hotel nos esperaba a partir de las 7:15. Así ha sido y nos ha abierto la puerta Santiago que ya estaba allí también para desayunar. Parece difícil creer que tanta mierda se pueda acumular en un lugar y también es difícil de creer que una gente que lleva un bar tan marrano tenga unas habitaciones limpias y bien preparadas, pero así es. Cuando hemos llegado estaba todo sucio de ayer sin recoger ni colillas, ni palillos, ni nada de nada. El solitario futbolín permanecía impasible sin vida aparente y recogiendo el polvo que se acumulaba por doquier.
Yo no he desayunado más que un café porque me dolía la cabeza y no me encontraba muy bien, Joseba sí ha desayunado un par de magdalenas y hemos emprendido ruta con algo en el cuerpo para evitar lo de ayer.
La mañana era muy fría y no ha subido la temperatura hasta pasado un buen rato. Por lo demás todo despejado en un día precioso para subir el puerto. Sin duda hubiera sido algo terrible en un día como el de ayer, pero hoy una gozada.
Para mayor gozo de nuestro camino hemos encontrado abierto un lugar en Requejo. Al llegar estaban recogiendo un bote espárragos que se les había caído al suelo y yo les he comentado que eso les pasaba por limpiar y que no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia. Con esta entrada nos hemos ganado la simpatía del personal y hemos pasado un agradable rato ante un café con unos roscos caseros riquísimos que tenían allí. El lugar era como un corte inglés en miniatura con tabaco, alimentación, ferretería, periódicos y bar… todo en uno.
Con el cuerpo bien dispuesto nos hemos enfrentado a la subida del Padornelo. Tendida y sin grandes dificultades y muy bonita en algunos tramos. El bosque aún está bastante parado por esta zona a causa del frío. Hay agua por todas partes y en algunos tramos tenemos que cruzar por arroyos y zonas muy embarradas. Se mezclan los castaños con los robles en un paisaje típico de zonas de considerable altura. Los helechos comienzan a brotar ahora y seguro que en unas semanas todo estará mucho más verde por aquí.
La subida no presenta grandes pendientes y va cerca de la autovía hasta llegar a Padornelo pueblo. Allí hemos hecho una nueva parada para tomar una cerveza con un platito de lomo adobado riquísimo. Hemos parado en una tienda que vende todo tipo de embutidos, jamones, legumbres y demás productos típicos además de bar. El señor nos ha dado una disertación sobre la crisis y el problema que los inmigrantes plantean para la economía española, todo esto habiendo dejado claro que él no tenía nada contra ellos (menos mal que era así porque si no…)
Con gasolina en el cuerpo hemos comenzado el descenso hasta Lubián. Hemos pasado por el hostal en el que Santiago nos tenía reservada la habitación y tiene buena pinta aunque nos pilla muy lejos: hemos considerado mejor opción encontrar algo en Lubián. El descenso es suave salvo en pequeños tramos y también presenta zonas con mucha agua y con dificultades de paso. Tiene tramos muy hermosos y todo el rato hemos ido acompañados por el ruido del agua por todas partes.
Así hemos llegado hasta Lubián. El albergue está a la entrada y allí hemos coincidido con dos alemanes que entraban, en el interior otro alemán nos ha abierto la puerta y se ha puesto a charlar con los alemanes (en alemán, claro) pasando completamente de nosotros. Ante la perspectiva de pasar una velada entre ellos y en vistas de lo poco educados que son y lo poco que se molestan en intentar integrarse con nosotros, como ya hemos visto en otras ocasiones, hemos visto un cartel en el que la encargada del albergue ofrecía habitaciones. He llamado y nos ha dicho que nos fuéramos hacia su casa.
En su propia casa tiene alguna habitación: todo muy limpio y muy bien cuidado. Se trata de un matrimonio sobre los 60 muy majos y serviciales. Cuando les hemos planteado el tema de la comida nos han dicho que sólo el bar del pueblo ofrecía bocadillos pero que ella misma podría hacernos algo de comer si queríamos. Le hemos agradecido enormemente el detalle y hemos vuelto a agradecer la buena suerte que nos acompaña cuando esta gente nos ha adoptado en su casa. Yo me he dado una ducha caliente de auténtico vicio y, tras lavar la ropa, nos hemos metido en el cuerpo un buen plato de espirales de pasta con chorizo y unos huevos fritos con jamón y una ensalada (los huevos eran de sus propias gallinas y la lechuga también de producción propia). La señora nos ha hecho un café y nos ha invitado a un orujo de hierbas casero (ya empezamos con lo de destilarlo todo en estas tierras).
Nos hemos venido a descansar a la habitación porque estamos muertos, hace bastante fresco y yo tengo alguna molestia en los pies. Mientras Joseba duerme he mirado el correo y las cuentas como he podido (internet va de pena) y estoy escribiendo la entrada. Acaba de llegar un grupo de peregrinos a la casa: son dos señores y una señora mayores que empiezan hoy el camino, tipo coronel tapioca. Dicen que son de Zamora y se han quedado muertos al contarles que venimos desde Sevilla. Dan la sensación de turigrinos típicos del francés con camisas de franela, pantalón columbia… igual hasta llevan mochilas. Están en la habitación de enfrente y en otra que hay por alguna parte de la casa.
Ahora nos vamos a dar una vuelta para ver el pueblo después de que Joseba se afeite la cabeza (por fuera claro).
Es nuestro último día en Zamora, mañana llegamos a Galicia. Se nos ha hecho bastante largo cruzar esta provincia. Nos ha sorprendido lo variado del paisaje y lo cambiante. Muy bonito en algunos trozos y muy monótono en otros. La gente por aquí es bastante diferente a lo que hemos visto, se nota que son un poco más gallegos. En los días anteriores eran secos, poco dados a la palabra y no dados a la cordialidad. Aquí sí son mucho más simpáticos y atentos.
Resumen: 30,8 a 5,7 en 5:22 de media y estamos a 1003 metros de altura.
Hola Juan,
merci de continuer à écrire et mettre des photos !
j’espère que le soleil va revenir et éclairer votre Camino 😉
plein de bonnes pensées pour Joseba et toi !
un abrazo fuerte,
éric