Días de vino…, y arroz con pulpo


Etapa año pasado
Nuestra jornada de peregrinos VIP terminó con la cena en el restaurante del mediodía y después con una cerveza viendo el concierto de D’Callaos.
Como teníamos incluido el desayuno en el hotel y la etapa de hoy era corta decidimos levantarnos más tarde y desayunar. He puesto el reloj para las 7 menos cuarto aunque la verdad es que a partir de las 5 ya estábamos despiertos.
Después de dar cuenta de un desayuno completo con huevos revueltos incluidos nos hemos puesto en marcha a las 7:30 un poco más espesitos que de costumbre. La mañana ha estado muy cubierta y con amenaza incluso de lluvia. Aunque hemos salido con las camisetas de manga larga las hemos descartado ya en la puerta del hotel porque, aunque húmeda y fresca, la mañana era calurosa.
Hemos hecho los 16 quilómetros sin grandes dificultades. El camino transita estos días paralelo a la nacional 1 entre vías secundarias con mucho asfalto y casi todo poblado. Esta situación dificulta en gran medida una de las mayores aficiones de mi compañera de viaje, regar el campo. La abundancia de casas y la ausencia de recodos apartados en el camino hace que sus necesidades fisiológicas lleguen a convertirse casi en una cuestión de urgencia.
La búsqueda constante de un lugar apropiado para evacuar comparte el tiempo de Mar con su otra obdesión de este camino (dejo a un lado el tema huerto, que sigue latente). Se trata de la enorme preocupación que le produce ver que las casas por las que pasamos tienen siempre las puertas y ventanas delanteras cerradas a cal y canto. No sabemos si es una costumbre del terreno o si responde a otras cuestiones de seguridad o de preservar la temperatura interior, pero el caso es que están habitadas casi todas (vemos bolsas de pan en la puerta y los jardines perfectamente cuidados) pero ventanas y puertas aparecen cerradas a cal y canto. No es que el tema me preocupe a mí lo más mínimo pero parece que mi compañera sí tiene esa intranquilidad ya que suele hacer ese comentario cada vez que pasamos por una casa así con ventanas y puertas cerradas. Yo, como mucho recuerdo aquella frase de la plata de que no es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia y pienso que están cerradas para que no les entre polvo (y no el de 8 patas).
A mitad de etapa hemos visto de lejos al peregrino irlandés que descansaba en un bar y poco después hemos alcanzado al peregrino vasco que habíamos visto en estos últimos días. Hemos compartido parte del camino con él y nos ha contado que se llama Joseba y vive en Zumaia.
Al llegar a Albergaria hemos buscado habitación en Casa Alameda que sigue igual que el año pasado, sobre todo vieja pero muy limpia. Este año tenemos habitación con baño por 35 euros. Para detalles de este hostal, restaurante, ferretería, agencia de viajes, banco, etc. Ver etapa del año pasado.

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Tras la ducha y el lavado de ropa hemos ido a dar una vuelta para sacar dinero y hemos encontrado al peregrino irlandés. Se llama Gerard y ha vivido algún tiempo en España, además ha hecho ya algún camino antes.
La comida ha sido un verdadero encuentro peregrino con José, Gerard y nosotros, una buena dosis de vino y el famoso arroz con pulpo. La sobremesa se ha acompañado por un par de bagazos y una larga conversación sobre variados temas peregrinos mientras en la tele Contador ponía el Tour de vuelta al revés sacando un minuto a From.
Después de los Bagazos se ha hecho imprescindible una buena siesta que ha destrozado toda posibilidad de visita turística a la ciudad (los 10 minutos de rigor).
A las 8 hemos ido a cenar algo suavecito, hemos dado una vuelta al pueblo «sic» y vuelta al hotel para Jugar un ratito al Candy, escribir la entrada y preparar la etapa de mañana, que se presenta dura. Ya os contaré
Ver resumen de la etapa

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El fondo de la foto es real, no está retocado.

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Lujos peregrinos


Hoy hemos llegado a Águeda, lugar en el que rememorar la vida VIP del peregrino, como puedes leer el la entrada del año pasado.
Por fin un lugar a la altura de lucimiento para mi compañera y su indumentaria nocturna. Me refiero al camisón que se ha traído al camino. Se trata de un salto de cama de raso. Podría pensarse que una prenda así es poco apropiada para una mochila peregrina pero si lo miramos de forma más detenida podemos comprobar que tiene sus ventajas. El tejido es más ligero que cualquier prenda con la que dormir tipo camiseta, es fresca a la par que permite cierto grado de coquetería tan necesaria en su vida y de la que tanto se carece en un viaje como el que estamos haciendo. El caso es que ella duerme con su delicada prenda mientras yo me limito a una camiseta quechua de las de 6 euros de Decatlhon.
En un hotel como el de hoy resulta especialmente adecuada su indumentaria dado el nivel del hotel en que nos alojamos, el Conde de Águeda (como el año pasado),
Pero vayamos por partes. La cena de anoche completó una jornada de descanso y gastronómica en un Oasis del camino (el residencial de carretera se llama El Oasis). Una chuleta de novillo para mí y una estupenda merluza para Mar nos llevaron al deleite gastronómico absoluto y sin pasar del presupuesto asignado a cada día (menos de 100 euros)
La etapa de hoy ha sido sencilla y cómoda en lo que se refiere a la parte física, pero fea por el mucho asfalto y el paso constante por polígonos industriales en los que los coches suelen ir a más velocidad de la deseada. La etapa discurre por un rosario de pequeñas poblaciones sin casi ningún servicio y sin demasiado encanto.

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Han sido 25 quilómetros casi planos, bien señalizados aunque con constantes giros y desvíos evitando la nacional 1. El tiempo ha acompañado casi hasta el final en el que ha acabado saliendo el sol. El resto de la mañana ha sido fresquito. Yo no recordaba casi nada de esta etapa salvo el,lugar en el que desayunamos, una gasolinera junto a un complejo deportivo impresionante que pertenece a algún equipo de fútbol, según pone en los carteles. En el bar nos ha encontrado el peregrino irlandés al que ya ha abandonado su compañera. Él sigue el camino a buen paso y es el único que sale a una hora similar a nosotros porque el resto se ponen en marcha a partir de las 4 de la mañana. Se trata de una pareja de italianos con la que coincidimos el primer día pero luego casi no hemos visto y un peregrino español, vasco. Ellos van a un ritmo más lento y a media etapa los acabamos alcanzando.
Hemos llegado a Águeda y nos hemos dirigido directamente al hotel: negociación similar al año pasado para llegar al mismo precio del año pasado: 65 euros con desayuno. La habitación está de lujo con aire acondicionado y wifi.
Tras la ducha y el lavado nos hemos ido a comer también al mismo sitio en el que cenamos el año pasado y hemos disfrutado de sopa, lulas para Mar y un lenguado para mí, acompañamiento de patata y ensalada, vino, ensalada de frutas y café por 20 euros los dos.

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Luego hemos vuelto a la habitación para hablar con las niñas con el face time y Mar ha disfrutado de una estupenda siesta con su camisón de raso mientras yo he visto el final del tour y he jugado un rato Ana Candy Crush saga.
Ahora saldremos a dar una vuelta por el pueblo y nos iremos a cenar al mismo lugar disfrutando de nuestra velada VIP de peregrinos ya que para mañana nos espera el contrapunto perfecto al día de hoy en la casa de los horrores puesto que el plan es el mismo que el del año pasado.
Mañana se cumple la 6ª etapa pequeña que nos quedaba, hemos hecho seis duras y seis relajadas, a partir de ahora irán alternando.

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Una de cal,otra de arena


Un día completo a la altura de peregrinos VIP es lo que disfrutamos ayer en Águeda. Lo cierto es que el pueblo no tenía mucho más que la iglesia, los paraguas de la calle y el paseo junto al río del mismo nombre.
Después de las cervezas para animar la escritura en el mismo bar en el que habíamos comido y del que sólo recordaré esos pollos cojos que nos ofrecieron, nos fuimos a buscar una alternativa gastronómica algo más adecuada a nuestra residencia, es decir, un lugar donde comer algo decente. Ya a medio día habíamos echado el ojo a una churrasquería con buen olor a frango que nos defraudó nada más llegar porque era sólo uno de los lugares que en Portugal ofrecen pollo a la brasa similar a lo de los pollos para llevar en España pero sin salsa apestosa. De aroma muy bien pero sólo pollo y de eso ya habíamos tenido bastante al mediodía.
De pasada habíamos visto un sitio con buena pinta y tras un debate en la puerta nos lanzamos a la aventura. La verdad es que dimos plenamente en el blanco y disfrutamos de una de las mejores comidas de todo el camino. Yo me decidí por unas tetinhas de vaca tras confirmar que no eran nada similar a lo que parecía y Joseba se decidió por un secreto de porco. Un vino del terreno aconsejado por el camarero acompañó nuestros platos y una discusión política sobre la reforma de la ley electoral a muy buen nivel y animación creciente a medida que la segunda jarra de vino se evaporaba sin saber muy bien cómo. Una especie de crema catalana quemada y todo dio el broche al que nosotros añadimos un cubata en la terraza del hotel.
Resulta que había leído que el hotel tenía una terraza preciosa pero en el ascensor decía que abría a partir de las 9. Nos subimos arriba y nos pedimos dos ron con cola. Sólo el raterío del camarero enturbió algo la velada ya que nos ofreció una mísera lata de cola para los dos cubatas y eso por casi 9 euros.
Reparador sueño previa lectura de casi el final de Juego de Tronos mientras mi compañero de habitación, y casi de cama, me entonaba su cantinela roncadora y esta mañana a las 7 puesta en marcha ya que hoy la etapita era de 16 km y teníamos el desayuno,concertado a las 7:30. Al llegar hemos visto que había dos parejas con toda la apariencia de peregrinos y que luego se ha confirmado ya que nos han pasado durante la etapa en bicicleta. De allí al camino en una etapa bonita entre eucaliptos, casi todo asfalto salvo un precioso tramo poco antes de llegar al final de tierra que ha servido para que tenga que lavar el pantalón del polvo del camino. La única dificultad ha consistido en una cuestas bastante duras que hay nada más salir de Águeda y que sirven para dejar el valle del río pero que no esperábamos porque no estaban indicadas en el perfil de la etapa.
Hemos hecho una parada técnica en Serem, a unos 5km del final en una pastelería que ha servido para que yo de cuenta de un pastelillo de crema delicioso, caliente y recién hecho. Joseba, para variar, se ha tomado una cerveza para mantener su nivel etílico u contrarrestar la impotencia sexual que le produce la medicación.
Y así hemos llegado a Albergaria a Velha en el que todo se reduce a casas desperdigadas en torno a una plaza que parece ser el lugar en el que está todo. Al cruzar las vías abandonadas del tren se encuentra Casa Alameda, lugar descrito en la guía como «un sitio curioso (y un tanto caduco) que es a la vez ferretería, casa de comidas y posada». Con esas perspectivas ya hemos sospechado que hoy el día nos ofrecía el contrapunto perfecto al lujo peregrino de ayer. Desde la puerta del lugar hemos comprobado que el lugar no iba a defraudar nuestras expectativas. Una puerta de cristal esconde la entrada a un lugar de aspecto descuidado atendido por un señor descuidado entre unas escaleras descuidadas que son la alternativa a entrar a unas cocinas industriales a las que impide el paso una caja de madera, también descuidada. He de reconocer que todo parece bastante limpio y que los 25 euros de la habitación doble sin baño son un precio justo una cama cómoda y limpia, una tele pequeña y…, nada más. Parece ser que un grupo de peregrinos hacia Fátima tiene reservadas todas las habitaciones y sólo nos queda esta sin baño. Quizás la parte más cutre sea el baño común con una ducha a la que es peligroso cerrar su triple puerta ya que está desencajada y en cualquier momento te puede aplastar bajo su peso y el de la roña acumulada durante décadas (e incluso siglos si por entonces la gente se hubiera duchado).
Salvado el momento ducha hemos usado el lavabo común para lavar la ropa. El grifo estaba a punto de cobrar vida propia y el tapón automático de cierre dejó de tener esa virtud hace demasiado tiempo y ahora sólo puede ser abierto por manos con uñas fuertes y ágiles como las de mi compañero de fatigas (yo intenté durante un buen rato abrirlo sin éxito y ante el peligro de inundarlo todo.
Hemos intentado llegar hasta el lugar indicado para tender la ropa pero ha sido imposible ya que los accesos a todos los,lugares se encuentra cerrados al paso por cajas desvencijadas, al final una señora nos ha pedido la ropa y se la ha llevado ella para tenderla.
El resto del tiempo lo hemos consumido en el bar-comedor-ferretería-bodega-medioCorteInglés en el que hemos apurado dos cervezas y después un arroz a polvo en el que no ha habido nada de sexo. Alucinados por el local y por los lugareños que daban cuenta de todo tipo de maravillas gastronómicas tamaño maxi hemos dado cuenta de una buena jarra de vino sacada directamente de los toneles que nos rodeaban mientras yo no dejaba de mirar la calidad de las conexiones eléctricas del lugar.

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Una mouse de chocolate, un café con hielo y dos bagazos han puesto el fin a semejante festín por 22 euros.
Siesta en la habitación escuchando el partido de baloncesto en el que hemos ganado a los franceses (aunque hemos perdido en balonmano con ellos) y salida a recorrer la plaza y escribir.
Nada más llegar nos hemos puesto a analizar la etapa de mañana para alargar los 27km que están programados y así recortar un poco a la llegada a Oporto. Hemos conseguido una habitación en un lugar en medio de la nada 7 km más allá lo que nos deja 34 mañana y 26 pasado. Estando en esas me he quedado sin conexión así que he tenido que buscar un vodafone que había visto en la plaza y en el que me han orientado sobre cómo recargar la tarjeta del iPad en la papelerías ya que la simpática chica que me ha atendido sólo me ofrecía una tarjeta de 20 euros por 40 horas pero no por descargas. El problema ha sido que en la papelería no han sido capaces de hacerme la recarga y he tenido que volver a la tienda vodafone previo altercado con perro tipo Pepito que casi me deja sin piernas dada su fiereza. Al final por 15 euros y una sonrisa he conseguido una nueva tarjeta para el iPad con la que vuelco a tener un giga de descargas.
Cena en el restaurante-ferretería… aceptable, sin más y paseo nocturno hasta la plaza del pueblo.
Resumen de la etapa: 16,65 km en 3:00 horas a una media de 5,5 km/h casi sin darnos cuenta.

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Cuestiones de infraestructura doméstica


Como habréis podido comprobar llevo dos días sin escribir en el blog, las causas han sido varias pero la más importante ha sido un repentino ataque de gandulitis que me ha asaltado en las últimas horas. De cualquier modo también es cierto que no es que estemos viviendo un carrusel de aventuras y además hemos ocupado buena parte del tiempo en resolver algunos asuntillos domésticos que teníamos que arreglar y que os contaré ahora.
Para empezar os diré que la noche acabó tranquila cenando en el mismo restaurante en el que habíamos dado cuenta del arroz al mediodía. Por la noche un plato de sopa fue generosamente acompañado de cabrito mientras Joseba se lanzaba por bacalao. Lo único destacado fue que ligué: una pareja de atractivos caballeros cenaban en una mesa frente a la nuestra a la suficiente distancia para que el que tenía enfrente no parara de hacerme ojitos, imagino que su frustración debió ser grande al ver a mi apuesta pareja charlar amigablemente conmigo todo el tiempo sin darle el menor signo de tener alguna oportunidad conmigo (la realidad es que Joseba no dejó de hablar en todo el rato y el otro debió pensar que después de tal rollo no estaría yo para aventuras extra conyugales).
De ahí a la cama a rezar nuestras oraciones y mi ratito de lectura mientras mi compañero de cama plancha la oreja a ritmo de bolero cantado por voz cazallera de estibador portuario.
La mañana se levantó fresquita y la niebla cubría casi todo el valle. El camino sale paralelo a las vías del tren entre canales y agua por todas partes, la etapa transcurre por paisajes bonitos con mucho asfalto y población muy dispersa.
Según el plan previsto encontramos un café de la moral a la distancia adecuada en una de las aldeas perdidas por las que el amigo nos hacía ir y venir sin mucho sentido, allí yo me quité la camiseta de manga larga que llevaba desde el inicio porque comenzaba a subir la temperatura. El local no habría pasado ningún control de sanidad y la mezcla de agua turbia con leche que nos tomamos en café de «a cuarto» para lo que sí vendría bien es para facilitar la evacuación intestinal, algo que Joseba sufre de manera muy especial casi cada día y ese mucho más. La clientela también era de lo más pintoresca con una señora de mediana edad, o de total edad, que no paraba de fumar mientras nos enseñaba el culo tras unas mallas color negro que el tiempo habían llevado a no dejar casi nada a la imaginación. Para colmo llegó una anciana a comprar pan con atuendo tipo postguerra mundial (la española se queda corta) y que como característica tenía un calcetín en la pierna izquierda a medio caer y pierna descubierta a la derecha. Dos parroquianos animaban la fiesta en portugués profundo que no entendíamos ni para el «obrigado».
Lo que más nos está sorprendiendo del camino en estos últimos días son las casas que vemos por todas partes, se trata de verdaderas mansiones preciosas, nuevas y de diseño creadas por arquitectos muy modernos. Son construcciones impresionantes, grandes, bonitas, con mucho terreno y materiales de primera calidad. Están por todas partes, sobre todo en el campo, en los caminos… Están por todos lados y llaman verdaderamente la atención sobre todo a alguien como yo tan a la última en el tema de la carpintería de aluminio y el monocapa desde hace unos meses. El tema es que si sorprendentes son las construcciones más lo es que casi todas parecen vacías y cuando vemos a gente en ellas suele tratarse de parroquianos nada acordes con la modernez del lugar (se diría que ellos estaban ya allí antes y que las casas las hicieron a su alrededor). Para colmo aparecen urbanizaciones rodeadas de nada, en medio de nada, y los pueblos suelen mantener un estado de pobreza que llama mucho la atención con las casas estas que describo.
Sin mucho más llegamos a Mealhada con tiempo de tomar una cerveza y unas patatas fritas mientras buscábamos lugar para dormir. Tras varias vueltas encontramos en la carretera un residencial de muy buena pinta por 30 euros y con wifi que estaba cerrada pero a la que vino el dueño en 5 minutos largos tras llamarle al teléfono que estaba en la puerta. Habitación estupenda con wifi y a la que hasta media tarde y dos duchas por medio se podía entrar sin necesidad de barca. Y digo esto porque mi querido Joseba tuvo la ocurrencia de ducharse por segunda vez mientras yo bajaba a buscar wifi y al llegar noté que los pantalones los llevaba empapados por los bajos. La ducha tenía una cortina hasta abajo y mi compañero no sé qué había hecho pero el agua había inundado el baño y salía por el pasillo hacia las camas. Después de utilizar todas las toallas disponibles para secar de desastre nos dispusimos a organizar las etapas que nos quedan. Pero antes he de contar la comida porque resulta que al llegar al restaurante descubrimos que en ese pueblo es típico el leitao o, lo que es lo mismo, el cochinillo. Una oportunidad así no puede ser desperdiciada por dos veteranos peregrinos como nosotros con el siguiente resultado.

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No creo que sea necesario contar más.
Después de la inundación nos pusimos a comprobar las etapas porque tenemos un problema: para llegar a Oporto la guía marca una etapa de 35 km pero las dos anteriores son de 24 y 16 respectivamente. Hemos intentado cambiar el quilometraje con la intención de hacer la pequeña para Oporto pero no es posible, no encontramos nada para dormir que nos permita alterarlas y ayer, tras varias horas de dar vueltas tuvimos que desistir de modificarlas porque no hay nada. La cosa fue que se nos pasó la tarde entre el paseo en barca y la etapa y sólo tuvimos tiempo de dar una vuelta para ver el pueblo (10 min. y cerveza en la plaza), luego cena en el mismo sitio de la comida para un bacalao tamaño familiar para mí (antes la sopa de verduras con fideos familiares para mí) y Joseba cordero.
Y hoy más de lo mismo hasta Águeda. Casi todo asfalto, no demasiado calor y casas dispersas por todas partes muchas del estilo súper lujo con bicho dentro. Quizás sólo ha sido algo diferente que la zona está llena de polígonos industriales en los que se hacen muebles. El café de hoy en una gasolinera y ha incluido tostada con mantequilla como lujo añadido a una apuesta camarera a la par que simpática y que ha ofrecido esta alternativa al bollo que Joseba le había pedido y que tenía apariencia de prehistórico.
Al llegar a Águeda nuestros pasos nos han llevado hacia el Hotel Conde de Águeda puesto que la alternativa no nos ha parecido muy allá, juzgad vosotros mismos:

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Al llegar me han pedido 75 euros por habitación pero al decirles que se lo iba a comentar a mi compa que estaba fuera mientras ponía carita de pena me ha dicho «espera un momento» y se ha metido a hablar con alguien dentro a comentarle que éramos peregrinos. Al salir el precio era 65 euros y el desayuno incluido. Así hemos aparecido al momento con nuestras mochilas para meternos en una estupenda habitación con wifi estupenda que me ha permitido incluso videoconferencia con la familia por skype y que Joseba no ha inundado.
Comida tipo portugués en un sitio sencillito del pueblo con sopa y pollo (por cierto que aquí se ve que los pollos sólo tienen pechuga porque no vemos un muslo ni a las camareras).
Después hemos vuelto al hotel a ver el tema del coche de alquiler para la vuelta. De todas las opciones parece que lo más barato es Goldcarque se recoge el en aeropuerto de Santiago y yo lo puedo dejar en Águilas. Por 83 euros puedo alquilar un clase D (no Mercedes, que conste) que es mucho mejor precio que Avis y Atesa.
En eso hemos pasado la tarde salvo pequeña excursión por el pueblo con visita a la iglesia y resto en unos 15 minutos. Lo más llamativo que el pueblo está lleno de colores por todos lados desde los paraguas tipo toldos hasta el vía crucis psicodélico.
Resumen de las etapas: 09 Coimbra-Malhadada, 23,7 en 4:08 a una media de 5,7km/h y casi lana. Hoy hasta Águeda aún más llana 24,7 km en 4:17 minutos a 5,7 km/h.

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