4 agosto
Este fue un día en carretera porque nos trasladábamos desde Snaefells hasta nuestro siguiente destino en Akureyri. Aunque íbamos a estar un buen rato en el bus eso no quiere decir que íbamos a perder el tiempo porque nos aguardaba una sorpresa muy agradable.
Se trata de una granja museo que está preparada para poder contemplar cómo era la vida tradicional en Islandia. Las casas están hechas con bloques de césped compactado y seco lo que proporciona muy buen aislamiento y las hace muy ligeras. A pesar de lo que podría parecer son bastante amplias y daban alojamiento a un gran número de personas. El museo se fundó en 1948 y pretende mostrar la vida y el ambiente rural en el siglo XIX. La historia que se cuenta en la propia granja habla de que fue construida por Snorri Porfinnsson (se considera el primer niño europeo nacido en América) en el año 1000. El uso de la turba se debe a la falta de piedras en esa zona para construir. El armazón y el revestimiento sí son de madera que se conseguía normalmente de la que llegaba a la deriva por el mar junto a madera importada. En el techo el propio césped se mantiene vivo y podemos verlo verde, en contraste del compactado y seco de los muros.
La estructura de la granja presenta dos edificios alejados que sirven de taquillas y de regalos (casa Gilsstofa) y un salón de té y zonas de exposiciones (Casa Áshús). El núcleo de la granja son un conjunto de edificaciones unidas por el interior por un pasillo y que tienen distintas dependencias como almacenes, cocina, dormitorios, herrería, etc.
La visita concluye con un paseo hacia la cercana iglesia y el cementerio que la rodea. Hemos aprovechado este lugar para comer lo que llevábamos preparado antes de continuar ruta.