Ruta Del Cantábrico etapa 3ª: Foz – San Ciprián

Después de la organización de ayer y de que él quilometraje era parecido hemos decidido tomarnos las cosas un poco más en serio. Para empezar hemos puesto el despertador a las 6:30 y a las 7 estábamos desayunando. Al salir antes hemos ido algo más adelantados que ayer y hemos procurado también ir a buen ritmo.

La primera parte de la etapa de hoy ha sido muy similar a la de ayer. Es difícil imaginarlo pero si cabe hoy ha sido aún más bonita por ser zonas de acantilados y playas pequeñas: una maravilla hasta Burela. 

Esos primeros 20 quilómetros han ido muy bien, siempre perfectamente señalizados y de trazado muy sencillo por empedrados y carreteras secundarias. El problema se nos ha planteado llegando a Burela porque el camino está cortado sin avisar junto a la vía del tren. Hemos tenido que dar marcha atrás para poder cruzar la vía porque las obras del tren han cerrado el camino. Es lamentable que no haya ninguna indicación ya que el desvío es grande. La única alternativa ha sido cruzar la vía y tomar la carretera hasta Burela.
Burela es también una ciudad grande y muy extensa. Hemos tardado una eternidad en cruzarla y nos ha costado trabajo encontrar algún sitio en que tomar algo y hacer un descanso. Para como a Mar han comenzado a darle problemas los pies y el machaque de asfalto y piedra comienza a pasar factura.
El tramo final hasta San Ciprián no presenta ninguna dificultad hasta los últimos 5 quilómetros. De repente se pierde el recorrido y comienza a adentrarse por el interior perdiendo la referencia de la carretera. Si esta situación nos complicaba algo las cosas se nos ha añadido la amenaza de lluvia. Poco a poco las nubes se acercaban peligrosamente con amenaza real de acabar mojándonos. Hemos procurado retomar la carretera para llegar lo más pronto posible pero al final 10 minutos de intensa lluvia nos han calado hasta los huesos. Suerte que llevábamos los paraguas y algo nos hemos protegido. 
Al llegar a San Ciprián ha dejado de llover y hemos podido cruzarla buscando el hotel que tenemos para hoy. Se trata del Hostal Buenavista. Sobre las dos y poco hemos llegado con tiempo para una ducha y bajar al restaurante a comernos un estupendo menús a 12 euros. Luego descanso un rato y playa con baño incluido por mi parte.
Hemos ido hasta el faro para hacer le recorrido por la Atalaya desde el puerto. El lugar es impresionante con una península que tiene un paso muy estrecho, en el que se encuentra nuestro hotel.
Tarde escribiendo y tomando algo mientras empieza a refrescar más de la cuenta. Ahora miraremos el trazado de mañana hasta Viveiro porque se nos complica un poco el tema del recorrido, suerte que llevamos el track y que creemos que la señalización seguirá tan bien como hasta ahora.
Al llegar a la plaza hemos visto que están montando un escenario y nos han informado de que esta noche hay concierto hasta las 5 o las 6 de la mañana. Nuestra habitación da directamente a esa plaza y empezamos a esta muy preocupados por el hecho de que no nos dejen dormir. En fin, ya veremos.


Resumen de la etapa: 30,4 km en 6h 16 min a 4,53 km/h. Spades ivel sube do de 117 m. Etapa en wikiloc.

Ruta del Cantábrico Etapa 2ª Puerto de Rinlo – Foz

Es evidente que este camino es diferente a cualquiera de los otros que he hecho por muchas razones. A la realidad de mi cambio de compañero con respecto al Olvidado, hemos de tener en cuenta que hemos cambiado montaña por playa y estar perdidos a vivir entre turismo y carriles de paseo marítimo.

Las diferencias en el tipo de trazado y en lo fácil de la señalización han hecho que estas dos etapas primeras transcurrieran más como un agradable paseo que como una etapa de camino. Es verdad que el primer día eran 9 quilómetros y no nos dimos casi cuenta pero en la etapa de hoy hemos pagado el precio de este ritmo. Empezamos porque decidimos levantarnos más tarde para ir tranquilitos y salir a las 8. Luego el paseo junto a las playas y los acantilados, las Catedrales, el cafecito en el chiringuito, las fotos ante lo espectacular del terreno y la conversación abundante hicieron que nos encontráramos en San Cosme a las 12 tomando una cerveza y con Foz enfrente a tiro de piedra. El problema es que a pesar de que en línea recta no hay más de un quilómetro nosotros teníamos que bordear toda la ría hasta llegar al puente y eso eran más de 1o quilómetros por el interior, el calor, las pistas de tierra y el mar olvidado.

Está claro que no podemos tomarnos las etapas así porque al final han sido 30 quilómetros totales y hemos llegado casi a las 3 de la tarde, gracias a que la brisa nos ha permitido aguantar aceptablemente el calor porque la llegada a Foz se convierte en una pesadilla.

Por lo demás la etapa no tiene ninguna complicación y está perfectamente señalizada como ruta do Cantábrico con postes y paneles en todas partes. Llevar el track de Jagasso y estas indicaciones hace que no tengas ninguna dificultad. Los caminos están arreglados y muchas zonas están empedradas. Para colmo no hay prácticamente desnivel y, sobre todo, el paisaje es impresionante desde el primer paso hasta el último.

Hoy el camino transita por toda la zona de playas: Xuncos, Os Castros, Illas, Esteiro, Carricelas, Catedrales, Augas, Arealonga, As pasadas, Lóngara, Fontela, Balea, Benquerencia, Remior y San Bartolo hasta llegar a la entrada del Río Masmar, inicio de la Ría de Foz. El paso por todo ese tramo es una verdadera maravilla que incluye, además, algún que otro Castro celta.

La última parte transita por sendas y pistas en medio del bosque ya por tierra adentro bordeando la ría hasta alcanzar el puente en Espiñeira, luego el otro lado en dirección a Foz por el Rego de Xinzo.

Hemos llegado a Foz con la hora justa y hemos decidido ir a comer primero y buscar el hotel después. Foz es una ciudad enorme y muy desperdigada. Hay grandes distancias entre los distintos puntos y hasta el puerto hemos tardado bastante porque no encontrábamos restaurantes. Al final hemos comido en casa Damián un menú muy digno por 12 euros. Luego hemos cruzado la ciudad en dirección contraria para llegar al Hostal O Norte, casi a la salida en dirección a Viveiro. Al menos nos queda el consuelo de que las playas están cerca y mañana nos vamos a ahorrar un buen tramo de camino desde el centro. El sitio está bien aunque los 60 euros de la habitación doble parecen algo caros, hemos de tener en cuenta que estamos en zona de turismo.

Hemos descansado un rato y después nos hemos ido a la playa a mojar los pies. Yo he acabado dándome mi primer baño de la temporada en el Cantábrico a pesar de la temperatura del agua: al final me voy a convertir en un auténtico bilbaíno.

Después teníamos que ir a buscar un banco porque íbamos casi sin pelas y otra vuelta completa de varios quilómetros desde la playa por toda la costa y luego vuelta hasta el centro. Para colmo no había nada para cenar por la zona y hemos tenido que volver al puerto a ver el restaurante del mediodía. Como no daban menús por la noche nos hemos inclinado por La Quinta, que está al lado y tenía buena pinta. La realidad es que hemos comido muy bien porque las raciones son enormes y el precio bueno.

Otro paseo hasta el hotel nos ha dejado con un recorrido final de casi 40 quilómetros en el día, que para ser el segundo no está nada mal.


Resumen de la etapa: 29,3 km en 6 h 53 min. 4,25 km /h de media con una subida acumulada de 84 metros. Etapa en wikiloc.

Ruta del Cantábrico Etapa 1ª Ribadeo – Rinlo

Comienza una nueva aventura en esta segunda parte del verano. Después de completar nuestro Camino Olvidado y despedir a mis compañeros a las 4 me monté en el tren rumbo a Santiago de Compostela.
Allí me reencontré con mi nueva compañera de viaje y pudimos aprovechar unas pocas horas en Santiago para cenar y tomar una copa en el Momo.

Esta mañana hemos salido temprano del hotel hacia la estación de autobuses porque a las 9 tomábamos nuestro transporte hasta Ribadeo. Tras un largo pero cómodo camino que nos ha dado un paseo hasta Coruña hemos llegado a destino a las 12.

La idea era salir de la misma estación y hacer los 9 quilómetros que hay hasta Puerto de Rinlo para acortar un poquito la etapa de mañana y aprovechar para comernos un arrocito típico de aquí.

Va a ser muy difícil poder describir todos los días lo que será el camino: un maravilloso paseo a la orilla del mar por sendas y caminos muy bien tratados y fáciles de caminar. El paisaje maravilloso entre el mar a la derecha y el monte a la izquierda. Una temperatura ideal y un camino muy fácil de seguir gracias a que está muy bien señalizado y a que nosotros, además, llevamos en track de nuestro amigo Jagasso, que lo ha hecho varias veces.

Después de algo más de 9 quilómetros disfrutando del paseo hemos llegado al precioso rincón del Puerto de Rinlo. Allí teníamos reservada habitación y también mesa para disfrutar de la gastronomía de la zona: arroz con bogavante.

El hotel Puerto de Rinlo es un lugar muy agradable con gente muy amable. El precio de la habitación es algo subido pero el restaurante compensa. Una muy aceptable relación calidad-precio dado que estamos en zona turística.

Después de comer y descansar un rato hemos ido a dar una vuelta para recorrer la Costa de alrededor y para meter los pies en el mar. Hay pocos lugares propicios para bañarse y al final hemos decidido regresar al hotel para descansar y escribir un rato. Rinlo es un precios rincón de veraneo sin mayores opciones que las de comer, pasear y disfrutar del fresco de la tarde.

Después de un buen descanso hemos salido a la terraza a tomar alguna cosa y hacer tiempo hasta la cena, que ha sido algo sencillo teniendo en cuenta el nivel del medio día. Por supuesto no he podido renunciar a un par de necoritas y un platito de percebe de la zona, muy bien cocinados ambos.

Después hemos arreglado cuentas y nos han proporcionado alguna cosa para el desayuno de mañana, puesto que ellos abren tarde.

¡Pinta bien este camino!



Resumen de la etapa: 9,4 km en 1h 55 minutos a 4,92 km/h. O metros acumulados subiendo. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado Etapa 18ª Congosto – Columbrianos

Con la etapa de hoy concluye nuestro camino olvidado y la primera parte de mi viaje, es hora de despedidas, de reencuentros y de balance de lo vivido y lo caminado. Para empezar un recuerdo muy especial para mi compañero de siempre, Joseba que ahora está en un tren rumbo al punto de destino y su remanso de paz: Mundaka. Hemos disfrutado, como siempre del camino, de la amistad y de todo lo que nos ofrece nuestra cita anual. Este año tampoco ha defraudado y esperamos nuestro próximo camino el verano próximo.También un recuerdo especial para José, nuestro caminante experto. Ha sido todo un placer compartir camino, mesa y bromas durante todos estos días. Eres un compañero de viaje estupendo y hemos aprendido mucho de tu experiencia, pero sobre todo, hemos disfrutado de tu compañía. Tómate una coca-cola a nuestra salud mientras esperas tu tren de regreso a casa y espero que pronto nos veamos por cualquiera de los muchos caminos que nos quedan por hacer a los tres.

Bueno, vamos a hacer una pequeña descripción de la etapa de hoy. Habíamos quedado a las 7:25 en la habitación de José para dejar nuestras cosas porque íbamos a andar sin peso y nosotros dejábamos la habitación pero él no. El plan era dejarlo todo y poder tomar una ducha al regresar de andar, lo que seguro que agradecerían nuestros compañeros de viaje en el tren. 

A las 7:30 hemos bajado a desayunar y después un taxi nos ha llevado hasta el principio de la etapa, justo donde ayer lo dejamos en el bar de Congosto.

La etapa de hoy era sencillita y corta así que nos lo hemos tomado con tranquilidad pero sin olvidar que el día iba a apretar de calor a medida que nos acercáramos al final de la mañana. Un agradable paseo hasta la presa de Bárcena por carreteras secundarias casi sin tráfico, apenas una conductora que nos ha parado para echarnos en cara que no habíamos subido a no sé qué cerró en el que ganabas indulgencia como en Santiago y decirnos que somos unos peregrinos blanditos por no haber hecho el auténtico camino. 

En todo este tramo sólo una pequeña subida rompe la monotonía de andar con el pantano y la central térmica como paisaje de fondo.

A partir de la presa se sigue por la carretera pero se abandona pronto para entrar en una pista grande y sencilla. Es un tramo duro porque el desnivel es fuerte, sobre todo al principio. Una vez tomada la pista todo el tiempo se va bien menos en un tramo en el que el bosque se ha quemado y el camino está sin limpiar. Se trata de una zona cubierta de ramas y árboles quemados que te llevan hasta un campo en el que el camino ha sido arado hasta hacerlo desaparecer. Aquí es imprescindible llevar el track para evitar problemas. No es un terreno difícil de pisar pero debemos tener en cuenta esta circunstancia.

Desde aquí ya todo pistas hasta San Andrés de Montejos y a continuación Columbrianos, lugar de destino de nuestro camino al ser el punto en el que el camino Olvidado y el camino francés se unen.

Hemos tomado algo en Columbrianos y hemos continuado andando haciendo el camino francés en dirección contraria hasta Ponferrada para llegar hasta el hotel. La relajación de haber terminado el camino, el paso constante de peregrinos en dirección contraria a la nuestra (o nosotros a la suya) ha hecho que nos equivoquemos en varias ocasiones hasta que yo he decidido tomar las riendas y he puesto en marcha el Google maps para llevarnos directamente al hotel.

Luego ya todo ha sido seguir lo planificado: nos hemos dado una ducha en la habitación de José y hemos acompañado a Joseba a la estación porque su tren salía a las 2. Nosotros hemos regresado a comer al restaurante y después he sido yo el que he puesto rumbo a la estación tras despedirme de José y desearle un buen regreso a casa, ya que él sale a las 10.

Como conclusión podemos decir que el camino olvidado es una ruta con muchas posibilidades pero a la que le falta mucho para estar a nivel de poder realizarla sin problemas. Para aventurarse a caminar estos 503 km desde Bilbao a Columbrianos hay que tener algo de experiencia y hacer una buena planificación. El terreno es sencillo y hay tramos muy bonitos pero la infraestructura es escasa y el camino está mal señalizado y mal trazado en algunos lugares.

Aunque hay gente interesada en lanzar el camino hace falta coordinación y, sobre todo, apoyo institucional. Hay mucho trabajo que realizar sobre trazados, señalizaciones e infraestructuras básicas. Por lo demás es un camino precioso con tramos muy bonitos desde el valle de salida de Bilbao hasta el paso por la montaña leonesa. Una aventura en la que también hemos conocido a gente muy maja como Chuchi y Nerea, Angels, Patri, la gente de la Fasgarecha y todos los que nos han ayudado de una o de otra forma a hacer que nuestro camino haya sido estupendo.

Ahora voy en el tren rumbo a Santiago para mañana comenzar mi segundo camino del verano desde Ribadeo hasta Finisterre por la costa. Además de cambiar de camino y de paisaje cambio de compañero de ruta y retomo después de algunos años a la peregrina lorquina que más quilómetros lleva recorridos con un servidor. Nos reunimos en Santiago y desde allí continuaré escribiendo las nuevas aventuras y desventuras.

Resumen de la etapa: 14,8 km en 3 h 4 min con 139 metros acumulados subiendo. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado etapa 17ª: San Justo de Cabanillas – Congosto

Hemos amanecido con el pie cambiado hoy porque desde el principio Joseba me ha engañado y me ha hecho levantar antes de la hora acordada. El caso es que no me he dado cuenta hasta que hemos salido y he visto la hora que era: casi media hora antes de lo deseable y lo aconsejable para los humanos.

Si ayer el problema eran los osos hoy nos habían avisado del peligro de los lobos. Nos dijeron que es fácil ver sus excrementos y que se distinguen muy bien de los de los perros porque los primeros suelen tener pelos dentro. Yo he pensado que si se comen a Joseba hoy pelos no van a encontrar en sus heces.

La etapa de hoy ha sido más o menos igual que ayer pero más corta y menos bonita. Subida fuerte con Joseba tomando distancia y acumulando puntos en el premio de la montaña. Cuando íbamos subiendo iba a tal velocidad que se nos han cruzado dos corzos y por poco si los atropella sin verlos salir.

Arriba el camino se une ya con la pista que viene desde Quintana y es todo descenso hasta Labaniego. Un descenso y una subida bastante cómodos por pistas anchas y cómodas de seguir. De cualquier modo hay pocas señalizaciones y conviene llevar el track para evitar perderse ya que no hay cobertura en casi ningún sitio.

En Labaniego el camino marca descenso fuerte por un lugar en el que un curso de agua lo inunda todo, hay piedras y tiene pinta de ser una encerrona. Hemos vuelto al pueblo y hemos decidido tomar la carretera hasta Arlanza. 

El resto de la etapa tramos de carretera, pistas anchas y constante sube y baja con un sol insoportable. En Losada hemos podido tomar algo en el bar de la salida del pueblo muriendo de envidia al ver la piscina preparada.

Hemos llegado a Congosto a las 12:30 y después de recorrer el pueblo por todos lados hemos encontrado el bar. Allí hemos esperado a José porque habíamos quedado con el para tomar un taxi que nos lleve a Ponferrada. En Congosto no hay alojamiento disponible y el mesón del pueblo está cerrado, la idea es ir a dormir a Ponferrada y mañana regresar a Congosto y hacer la etapa final desde allí.

Una hora después y dos cervezas más tarde ha aparecido José medio deshidratado. Ha llamado al taxi y nos hemos instalado en el Hotel El Temple. Tenemos organizado llegar hasta el hotel y coger las cosas para irnos en tren: Joseba a Bilbao y yo a Santiago. El hotel está junto a la estación y eso nos soluciona mañana el problema.

Hemos ido a comer al restaurante del hotel y luego a descansar. Joseba ha ido a la estación para coger su billete de tren y luego nos hemos metido en un bar cerrado que tiene aire acondicionado porque en la calle no se puede vivir. 

El resto del día ha sido hacer tiempo hasta cenar cerca del hotel los tres. Luego hotel con aire acondicionado para soportar el insufrible calor que tenemos en Ponferrada.

Resumen de la etapa: 24,6 km en 5 horas 23 mn con 378 metros de subida acumulada. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado etapa 16ª: Fasgar – San Justo de Cabanillas 

Fasgar es un pueblo que nos ha sorprendido en muchos aspectos, creíamos que no tenía nada porque mirando en Google habíamos visto cuatro casas mal puestas. Resulta que es un pueblecito muy coqueto con todas sus cositas y un río en medio con puentes, molino y todo lo demás. Un típico pueblo de montaña muy similar a los del Bierzo que vamos a encontrar en las últimas etapas. Además de la sorpresa del pueblo, otro de los elementos que mejor nos ha dejado ha sido nuestra estancia en La Fasgarecha. Una gente muy amable con un servicio estupendo que se acompaña de unas habitaciones cómodas y un restaurante con una cocinera estupenda. Todo esto lo que ha hecho es que nuestra estancia sea muy cómoda y acabáramos contando aventuras y anécdotas al caer la tarde con la gente de la terraza y delante de una cerveza fresquita.

La gente del pueblo nos ha dicho que en la zona hay osos y que es fácil verlos el monte de enfrente. Da la casualidad que es por esa zona por donde sale el camino así que imaginad el cuerpo que se me ha quedado teniendo en cuenta que no puedo contar con la defensa de mi compañero ya que suele ir varios quilómetros por delante para ver si gana el premio especial de la montaña. El caso es que estoy convencido de que si un oso lo ve pasar lo va a dejar ir ante la perspectiva de una mísera comida y chuparle un poco los huesos. En cambio cuando me vea a mí seguro que se tira a comer, que conmigo sí encuentra carne.

Pues entre aventuras y tras una cena tranquilitas nos hemos ido a dormir para levantarnos temprano porque la etapa de hoy prometía por dureza y por el calor que está haciendo.

Sobre las siete nos hemos puesto en pie para bajar a desayunar ya que nos habían ofrecido generosamente levantarse para prepararnos el desayuno, a pesar de ser domingo y que abren a las 11. La etapa sale directamente con subida fuerte ascendiendo por el Valle Gordo hasta remontar y descender al siguiente valle que es el del río Boeza. Llegamos hasta los 1630 metros sin casi descansos aunque por una pista muy cómoda. Afortunadamente el oso no ha aparecido, lo que es evidente dado que estoy escribiendo esto. Desde arriba la vista del valle es impresionante ya que se trata de un antiguo glaciar rodeado de montes enormes con riscos y vegetación abundante. Al fondo los Picos de Europa que casi se pueden tocar desde aquí.

Pero si bonita es la subida por la vista lo que viene es aún más espectacular: el valle que se divisa desde arriba al otro lado es un impresionante circo glaciar que es conocido como la Campa de Santiago. Vacas y una ermita dan un toque precioso a uno de los rincones más bonitos que hemos visto en el camino.

El recorrido a continuación se complica un poco bajando siempre junto al río por una senda con bastante desnivel en descenso y con mucha piedra. Se hace algo incómoda teniendo en cuenta que es difícil no dejar de mirar los impresionantes riscos que hay a uno y otro lado en un valle que siempre va muy cerrado y que parece no tener salida.

En un impresionante recorrido se llega hasta Colinas del Campo de Martín Moro a 1066 metros ya. Al entrar en el pueblo nos hemos topado con una carrera de montaña y nos hemos metido entre los corredores hasta llegar al bar del pueblo a tomar algo y disfrutar un ratito de wifi porque llevamos ya casi dos días sin cobertura.

El camino sigue de modo muy agradable en suave descenso y sin grandes dificultades hasta Igüeña, final marcado de etapa en las guías. Nosotros hemos decidido seguir ya que nos espera la casa rural de la Jara Blanca. La etapa hasta Igüeña se nos hacía muy corta y así también hacemos más cortita la de mañana a Congosto.

En Igüeña el albergue está recién montado y tiene muy buena pinta. Para colmo está junto a un bar estupendo y delante de una playa fluvial que yo sólo he rehusado usar después de convencerme de que lo que queda de etapa es bastante aún.

Si la primera parte hasta Igüeña ha sido maravillosa el resto de la etapa se ha convertido en un infierno. El calor era insoportable y los quilómetros se han ido acumulando hasta dejarnos bastante cansados. Para colmo el tramo hasta Quintana de Fuseros se hace por una pista con un fuerte ascenso y sin una sombra en la que refugiarse.

Y el final hasta San Justo de Cabanillas lo más cercano al infierno que uno puede imaginar. Una ola de calor nos está cascando cada día más.

A pesar de todo hemos llegado bastante bien y gracias a que alguna que otra vez encontrábamos cobertura hemos conseguido quedar con Angels para que nos recibiera y nos llevara a la casa. También he hablado con Patricia, la chica que lleva el bar en el polideportivo y que prepara comidas a la gente si se lo encargas primero.

Hemos llegado sobre las dos y después de instalarnos rápidamente nos hemos ido hasta el poli a comer. Varias jarras de cerveza helada han mejorado nuestro nivel de hidratación y nos ha permitido disfrutar de una estupenda comida casera. 

El polideportivo es una instalación absurda ya que se trata de un campo de fútbol y una pista polideportiva para un pueblo en el que la persona más joven está cerca de la treintena y nosotros hemos mejorado la media de edad del pueblo con nuestra presencia. Una impresionante instalación que no sirve para nada y que no se puede usar ni para pasear a los perros por mandato municipal, según nos han contado tanto Angels como Patricia.

Tras la comida hemos ido a la casa bajo un sol insoportable, más aún cuando nos hemos perdido por el pueblo y hemos estado más de media hora dando vueltas hasta encontrar la casa. Después ducha y yo he puesto la ropa a lavar (Joseba ya no lava ropa porque ha decidido ir tirando las cosas directamente para renovar algo el material). Dos horas después tenía mi ropa lavada y tendida en la calle para secarse en un momento. Mientras he visto un capítulo de «Juego de Tronos» y Joseba en la parte de abajo veía su programa favorito: el canal 24 horas «todo noticias».

Tras un merecido descanso mientras esperábamos que bajara un poco la temperatura hemos bajado a casa de Angels porque tiene wifi. En el resto del pueblo no hay cobertura y hemos aprovechado para organizar la etapa y alguna cosa más. También hemos aprovechado para charlar un ratito allí «al fresco» haciendo tiempo hasta la hora de la cena.

La cena también ha sido en el poli según habíamos quedado con Patricia. Al principio hacía mucho calor pero luego la temperatura ha ido bajando hasta hacerla agradable.

La última aventura de la noche la ha protagonizado mi compañero de viaje ya que había decidido no usar la cama de matrimonio que la casa tenía. Él es independiente hasta para dormir y así había preparado una cama supletoria que hay debajo de la grande. El caso es que decía que no podía soportar el calor que hacía en el piso de arriba y ante mí negativa tajante a que abriera las ventanas (no estaba yo dispuesto a que los bichos me comieran por todas partes) ha cogido el colchón y se ha bajado a dormir al sofá de abajo. Imagino que cuando me he quedado dormido ha aprovechado para volver a poner la tele y confirmar si la presentadora del canal 24 horas había ya cambiado de blusa o seguía con la misma toda la noche.


Resumen de la etapa: 30,1 km en 6 h 43 minutos con subida acumulada de 479 metros. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado: Etapa 15ª: Pandorado – Fasgar

Hoy podemos confirmar que os hablamos desde un lugar cercano al paraíso. Cercano por la altura a la que ya nos encontramos pero también, sobre todo, por la belleza del paisaje. La etapa de hoy ha sido una verdadera maravilla cruzando todo el valle Gordo junto al Río Omaña y luego el Río Vallegordo.

Una de las etapas más bonitas de todo el camino que hemos hecho hasta ahora por un terreno sencillo aunque con bastante calor. Vamos por partes.

La cena anoche fue una agradable tertulia con nuestro compañero José sobre anécdotas de los caminos. Todo eso acompañado con un buen platito de callos hechos por la señora del restaurante (nivel alto) y una botellita de vino con la que favorecer la conversación y aligerar la parte sólida. Un par de copitas de color amarillento con hielo y a la cama.

La mañana nos ha amanecido pronto porque a las seis ya estábamos los dos con los ojos como platos. A las 7 menos cuarto nos hemos puesto a arreglar todo y a desayunar lo que habíamos comprado anoche: leche y unos sobaos.

A las 7:15 hemos salido con mucho frío por la carretera que sale enfrente de la casa de Resthy y que pasa por detrás del hotel. Es una carretera secundaria que a esas horas no tenía tráfico (creo que a otras tampoco) y que nos lleva desde Pandorado a la altura del río, con un desnivel de unos 100 metros que se bajan muy cómodos por la carretera. Al ir todo el rato por la sombra ha llegado un momento en que el frío nos tenía para tomar un camino.

La carretera termina en La Omañuela, precioso rincón junto al río. Desde allí se comienza la subida que ya no para hasta el final de etapa para superar un desnivel de 300 metros. La primera parte del camino va por una senda ancha junto al río Omaña recorriendo rincones preciosos. A esa hora de la mañana todo estaba tranquilo y seguía haciendo mucho frío. 

Poco después volvemos a tomar la carretera hasta llegar a El Castillo donde nos hemos desviado para intentar tomar un café que no ha servido para nada porque el bar estaba cerrado. Desde allí hemos vuelto a salir de la carretera para tomar una pista ancha sin ninguna dificultad salvo un paso con bastante agua pero que se podía sortear sin grandes dificultades. 

Más carretera hasta llegar a Cirujales: allí nos hemos vuelto a salir de la carretera para tomar el camino que estaba indicado y ha comenzado nuestra odisea del día. Para empezar hemos encontrado un montón de vacas ocupando todo el camino que no nos dejaban pasar, de repente se han asustado y han montado una estampida que casi se lleva por delante al pastor que estaba al otro lado del camino. Solventado el problema de las vacas nos hemos encontrado con una parte del camino completamente inundada. Joseba, que es del norte, se ha lanzado a la aventura de cruzar «a pelo» y al llegar al tercer paso el agua ya le llegaba casi a la rodilla. En vistas de que no había alternativa y que yo no estaba dispuesto a meterme con botas allí he decidido descalzarme y ponerme mis crocs para cruzar. Si hubiera tenido neopreno lo hubiera usado. Yo he cruzado sin problemas y pasado el río de camino me he secado los pies y me he vuelto a poner mis botas secas mientras Joseba ha tenido que hacer el resto de la etapa con los pies encharcados.

En Villaverde hemos recuperado la carretera con el firme propósito por parte de ambos de no volver a tomar un desvío fuera de carretera a no ser que lo veamos muy claro. Al poco rato nos hemos encontrado con José que venía haciendo el camino al revés. Resulta que nuestro compañero se quedaba hoy también en Pandorado y esta mañana lo que ha hecho ha sido venir en taxi hasta Fasgar y desde aquí hacer el camino a la inversa. Es una manía que tiene él eso de hacer alguna etapa al revés para ver la gente que hay por el camino. Como dice mi compañero Joseba: ¡cada uno se droga con lo que quiere!

Desde aquí todo carretera en suave ascenso constante pasando por alguna que otra pequeña aldea sin servicios de ningún tipo. Mucho calor y cansancio acumulado por el cambio brusco de temperatura. Sin grandes dificultades hemos llegado hasta Barrio, Posada y en Vegapujín hemos salido otra vez a una pista muy agradable que nos ha traído hasta Fasgar.

Fasgar está metido en medio del valle rodeado de impresionantes cerros cubiertos de vegetación. Casas de piedra que ya hacen intuir el Bierzo que mañana alcanzamos. Hemos ido pasando desde los llanos de los días pasados hasta la montaña leonesa en todo su esplendor.

Nos alojamos en la Fasgarecha, maravilloso rincón que ofrece todos los servicios con un servicio muy atento y agradable. Hemos comido de lujo unas fabes con almejas y una carrillera de ternera regado con un Ribera del Duero. Luego Joseba ha ido a hacer sangre al colchón de la habi mientras yo charlaba y aprovechaba la wifi ya que no tenemos teléfono porque no hay cobertura.

Hemos preparado un poco la etapa de mañana que se presenta como muy bonita aunque algo larga. Ahora estamos esperando que baje un poco la temperatura para ir a dar una vuelta por aquí para disfrutar del paisaje que nos rodea.


Resumen de la etapa: 24,9 km en 5 h 21 min. 298 m de subida acumulada. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado Etapa 13ª: Boñar – La Robla

Aunque creía que por la mañana iba a estar muy molesto en la costilla después de la tarde de ayer la realidad es que me he levantado estupendo tanto de la parta superior como de la inferior (obviaré el tema central).

Hemos amanecido a las 6:30 gracias a mis suplicas de anoche ante Joseba que acabó dignándose a cambiar la alarma a última hora. A las 7 estábamos tomando un zumo de naranja de bote, cuyas consecuencias ha sentido a media etapa mi compañero de camino, y un sobao del tamaño de una plaza de toros-sin toros.

Decir que la mañana estaba fresquita es mentir como bellacos porque la realidad es que hacía un frío del carajo hasta para un vasco de «másomenospro» como mi compañero. Abrigados incluso con braga yo (de las del cuello, claro) hemos salido de Boñar por la carretera junto al camping para tomar una pista que nos ha llevado hasta Barrio de las Ollas. Después un suave ascenso constante por un valle estrecho y cerrado muy fresquito hasta coronar la subida en Otero de Curueño. A partir de aquí el camino transita ya casi siempre por la carretera o por pistas paralelas a la carretera.

En La Vecilla hemos encontrado un bar estupendo en el que hemos tomado café y hemos disfrutado de la alegría y amabilidad del servicio. Yo me he permitido, incluso, leer el «Mundo Deportivo».

El resto de la etapa más de lo mismo Carretera con coches pasando a toda velocidad y algún que otro desvío para sacarnos un momento y volver a meternos. En Robles de la Valcueva hemos podido parar otra vez a tomar algo en un bar en el que parece que el servicio fue contratado en el mismo sitio que el del bar anterior (parece algo generalizado de la zona). Desde allí otra subidita hasta completar la etapa en La Robla poco antes de las 2.

Nos hemos venido directos al albergue de peregrinos que los dos conocemos porque nos hemos alojado en él cuando hemos hecho el camino del Salvador. Es un albergue estupendo y muy bien cuidado y limpio. Hemos llamado al teléfono de la puerta y en pocos minutos ha llegado Sixto, el hospitalero, a atendernos e informarnos muy bien de todo lo relativo al albergue y al pueblo.

Después de la charla nos hemos marchado rápido a comer a un mesón del centro del pueblo que está muy bien y que Joseba conocía porque comió allí hace tres años, cuando pasó por aquí. Cuando estábamos comiendo ha aparecido José porque había completado su etapa ya: se marcha a León a dormir y mañana regresa para continuar la etapa aquí.

Al regresar al hotel han ido llegando algunos peregrinos nuevos, imaginamos que todos del camino Del Salvador. A medida que pase la tarde iremos confraternizando con ellos en la medida de lo posible ya que dos son italianos y uno brasileño.

Se espera tarde tranquila y de recuperación. Mañana más en quilómetros. Pocas esperanzas tenemos de novedades.

Resumen de la etapa: 31, 6 km en 6 h 50 min. Con 217 metros de subida acumulada. Etapa en wikiloc.

Camino Olvidado Etapa 12ª Cistierna – Boñar

La etapa de hoy ha sido una nueva oportunidad de disfrutar del camino plenamente. Una temperatura ideal para andar, un terreno muy cómodo con suaves subidas y bajadas y, encima, por caminos y carreteras secundarias muy sencillas y sin tráfico. La distancia total era de unos 25 km y para rematarlo hemos encontrado un bar (o algo parecido) para tomar un café a media etapa.

Hemos ido cambiando el paisaje desde la planicie de Palencia a un terreno de pequeños valles cerrados que se abren para dejar una visión impresionante de los Picos de Europa siempre al fondo, a nuestra derecha. Se alternan los bosques de hoja caduca con algunos pinos. Parece un terreno con mucha agua aunque en estas fechas todo está bastante seco.

La salida de Cistierna es junto al río Esla y coincide hasta el puente del Mercadillo con el camino Vadiniense; a partir de ese punto se toma una pista de tierra que nos conduce por un estrecho valle con una suave y constante subida hasta Yugueros.   Hasta La Ercina una carretera secundaria y allí nos esperaba un café en un antro-pub que incluso aparece en Google.

Después de descansar un poquito y tomar café (Joseba lo ha regado con un líquido transparente que había en la barra y que tenía como una barrita metálica con un tubo en la boca) hemos seguido hasta que el camino se aparta un momento para pasar junto a la preciosa iglesia románica de Santa Marina, cerca de Barrillos de las Arrimadas. Tour de vuelta a la iglesia de Barrillos amenazados por un perro al que los jamones se le señalaban apetitosamente (este comentario se lo he hecho a la dueña pero no parece que le haya hecho mucha gracia).

Desde allí una pista ancha y fácil en suave descenso nos lleva hasta La Losilla. Al pasar por allí un señor nos ha llamado para que le arrancáramos el coche para mirar no sé qué de los inyectores. Yo he sido muy obediente y lo he puesto medio en marcha aunque tenía serias dudas de que aquel cacharro tuviera inyectores o algo parecido. De todos modos los dos nos hemos alegrado porque al llamarnos habíamos pensado que lo que quería era que empujáramos el coche.

Y desde allí ya hasta Boñar por una pista que va junto a la vía del tren entre cultivos y acequias llenas de agua.

Tras el agradable paseo hemos llegado a Boñar a buscar nuestro alojamiento del día: Hospedaje Casa Inés. No hay mucho que elegir aquí y la verdad es que es bastante sencillo, aunque por 35 euros tiene baño y los servicios básicos y, sobre todo, está limpio.

Tras ducha y lavar ropa hemos bajado al mesón de abajo a tomar algo hasta que José ha llamado para decir que había llegado. Él ha salido más tarde y no lo hemos visto en toda la etapa porque ayer estábamos en hoteles distintos y en el suyo el desayuno era a partir de las 8.

Hemos comido en el mesón de debajo del hotel muy bien un menú de 10 euros los tres y luego nos hemos ido a descansar. La tarde la hemos pasado entre la charla por vídeo con juanmacapa’s family aprovechando la wifi abierta en la primera planta del hotel y luego venir a tomar algo a un bar del pueblo.

Al levantarme de la siesta he notado un dolor bastante fuerte en el costado derecho y he tomado la decisión de ir a urgencias porque era muy bastante intenso. Es curioso porque después de tantos años de camino es la primera vez que soy yo el que tengo que ir a un médico o un servicio de urgencias. No es que la cosa pareciera grave (el médico ha descartado rápidamente el infarto) aunque sí muy molesto, teniendo en cuenta que al día siguiente tenía que coger la mochila. Lo dicho: un dolor por una mala posición durmiendo y nada más. Me ha mandado anti-inflamatorios y le he dicho que ya estaba tomando para la rodilla, así que ahora tomo 3 pastillas en lugar de una al día y mi rodilla está agradeciendo mucho tal dosis. Por supuesto que también le he pedido un protector estomacal: ¡Que yo no soy un loco suicida!

Tras un altercado con la señora mayor que regenta el hospedaje, que se ha empeñado en cobrarme cinco euros de más, hemos decidido pasar la tarde de la forma más relajada posible (al final he pagado el precio acordado: tampoco está para para mucho más el sitio).

Después de mi visita a urgencias y el paso por la farmacia aprovechando por primera vez las recetas de Muface que llevo siempre encima, hemos ido a tomar algo a uno de los bares del pueblo y luego hemos ido a cenar al mismo restaurante del mediodía acompañados de José. La cena ha sido muy agradable entre la comida abundante y las anécdotas de unos y otros sobre nuestros caminos. 

El frío es cada vez más intenso y la previsión es de bajar de 5º, una locura en julio. Hemos comprado también algo para desayunar mañana porque queremos salir temprano ya que tenemos más de 30 km.

Resumen de la etapa: 25 km en 5 h 10 min con 194 metros acumulados de subida. Etapa en wikiloc.