Son las ocho de la mañana y estoy en el aeropuerto de Santiago esperando mi vuelo a Barcelona que sale en unos minutos.
Como os avisaba ayer después de la salida de Joseba (dios lo tenga en su regazo por mucho tiempo) yo me fui a superar su ausencia por las calles de Santiago. Qué Tere nos lo conserve por mucho tiempo y nosotros lo veamos.
No puedo decir que la tarde fuera perfecta: para empezar empezó a llover poco después de irse y no ha parado desde entonces. Ya es mala suerte hacer 1000 km sin agua y en las últimas horas calarse vivo.
Lo siguiente fue el partido del barça, no voy a comentar nada pero podéis imaginar que no pensaba terminar la tarde así sino celebrando la liga, la semana que viene será. Estuve viendo el partido en el casino entre peregrinos y ciudadanos de todo tipo que por allí campan a sus anchas.
Ante la intensidad de la lluvia y la copiosa comida del mediodía la cena se presentaba suavecita: un caldito gallego y un centollito de despedida. Me fui al mismo sitio en que habíamos cenado la noche anterior y el señor se empeñó en que Joseba llegaría más tarde, le tuve que decir tres veces que iba a cenar solo para que se diera cuenta.
Al terminar un orujo de despedida (era de los de verdad, de la destilación artesana) y regreso al hotel bajo la intensa lluvia de Santiago, una última visita a la plaza de obradoiro y vistazo a la fachada de la catedral.
La noche una pesadilla por los ruidos de la habitación de al lado (¿sexo?) y por mi propio nerviosismo ante la partida ya inminente.
El reloj ha sonado a la hora de siempre, esta vez no he encontrado a mi amigo con la mochila preparada. Ducha y recoger todo. Taxi y llegada al auropuerto donde ya me han tocado los cojones (también el resto del cuerpo en un cacheo) y ahora tomo un café en la zona de embarque que me ha costado dos euros (¡Qué fuerte! y encima está malo)
Espero la salida del vuelo mientras escribo y recuerdo, luego os cuento ya en Barcelona cómo ha ido todo.
Joseba, hoy me he acordado yo de la pastilla. Familia, preparaos que ya voy para allí y con las pilas cargadas para un tiempo
Gracias a todos los que nos seguís, ya ha pasado el contador de 2000 y ahora el reto son los 3000.