Una de las ideas que más claras me está quedando en este camino, aparte de la transformación de Mar hacia terrenos peregrinos, es que este camino corre serio riesgo de convertirse en un segundo parque temático al más puro estilo del francés. Tiene dos ventajas que le hacen acercarse peligrosamente al modelo de desarrollo de su hermano mayor: la belleza de su recorrido y la facilidad de la orografía.
En estos últimos días venimos observando cómo los errores en la gestión que llevaron a una masificación absurda se repiten en demasiados lugares a partir de Tui. Lejos quedan la hospitalidad de los portugueses, la tranquilidad de sus caminos y lo ajustado de sus precios en una relación de calidad más que aceptable.
Es verdad que existe mucho listillo que intenta aprovechar el tirón peregrino pero no es menos cierto que los propios caminantes suelen ponerlo fácil buscando una aventura de selva amazónica limitada por el saldo de la visa. El resultado es una variada serpiente multicolor de razas, lenguas costumbres que viven el espíritu peregrino detrás de una tortilla de patatas precocinada y un vino de brick servido en taza cutre de riverio, eso sí a precio de marisco de ría.
Un ejemplo de las guerras entre bares lo hemos vivido hoy en el camino en San Amaro: lo típico de uno que monta un cutre bar y se forra un tiempo porque está colocado justo el único en 10 quilómetros sin nada y con una buena cuesta para abrir apetitos y de pronto otro más listo que le monta la competencia cinco casas más arriba y se lleva a todos los peregrinos porque está antes. Ejemplos de esto los hemos visto en el francés desde hace más de 20 años. Recuerdo uno de los más célebres entre dos bares el Cowboy en El Ganso.
Una chica nos espera justo delante del primer bar para decirnos que el segundo es mejor y más barato. Mi primera intención ha sido pasar de largo de los dos pero ha prevalecido la necesidad de sellar a mitad de etapa y hemos tomado café en el segundo.
El camino está lleno de peregrinos y la etapa de hoy es quizás la más sencilla de las hechas hasta ahora. No tiene casi desnivel y es muy cómoda de terreno, salvo por algún que otro tramo por la general muy peligroso y los desvíos por obras de la línea de tren que imagino que estarán acondicionando para el AVE.
A buena hora hemos llegado a Caldas y allí hemos vuelto a comprobar lo de las guerras del camino. Nosotros teníamos claro que nos íbamos a quedar en el hotel del año pasado O Cruceiro y hemos ido directos. Nos llamaba la atención la guerra de pegatinas entre un albergue llamado O Cruceiro que es del mismo hotel y otro que decía ser un albergue oficial del camino. El caso es que en Caldas no hay albergue público de peregrinos desde hace años y sorprendía ver cómo algunos de los carteles estaban arrancados en clara señal de guerra.
Al llegar al hotel nos lo han contado todo, tras saludar a esta estupenda gente y recordar nuestra visita del año pasado. El Cruceiro es un hotel estupendo, trato genial, amable y muy profesional. Ofrece unos precios estupendos para el peregrino y para cualquier otro que venga aquí y además ha montado un albergue. Se trata de una parte del hotel que han habilitado con los servicios fundamentales para el peregrino a un precio de 12 euros muy bien invertidos. Son las habitaciones del mismo hotel con su baño incluido con 2, 4 y 6 plazas. Todo está muy limpio y cuidado y además con wifi, salón, cocina básica y demás.
El otro albergue es un antro infecto, La posada de doña Urraca, pinta deprimente y no hay más que leer los comentarios en la guía Eroski Consumer. Parece que los segundos intentan llevar peregrinos a toda costa allí y han plagado todo el pueblo de pegatinas diciendo que es un albergue oficial. Que cada uno decida lo que quiera pero nosotros nos quedamos en O Cruceiro donde además la cocina del restaurante es excelente y tienen un menú de 9 euros digno de restaurante de primera y en el que te dejan servirte todo el caldo gallego que quieras y no son rácanos con el vino de mesa del menú, que además está bastante bueno.
Como conclusión decir que este es el camino, un lugar en el que algunos disfrutamos del paisaje, de la cultura, del aire libre, de caminar o de una conversación entre nosotros o con cualquiera que se molesta en saludarte. Este es el lugar en el que otros se machacan los pies con botas imposibles, duermen en antros de dudosa condición higiénica o se obsesionan buscando un transporte para la mochila (algunos llevan maletas de más de 30 quilos que parecen tener vida propia porque aparecen en cada albergue día a día esperando a sus dueños).
Por cierto, ayer disfrutamos de una cena estupenda en compañía de mi compa de Insti Inma y su marido, que están pasando unos días en Combarros. Me mandó un mensaje y quedamos para cenar en Pontevedra. Una agradable velada lejos de de nuestros queridos niños del PCPI y demás.
A Mar esto de ir caminando sin ampollas, sin molestias y con buena forma física, además de comer todo lo que pilla (incluidas mis patatas fritas) y beber a mi ritmo… le está sentando muy bien. Ya incluso me pide subir el ritmo cuando pillamos cola de peregrinos hasta haber superado la media de 5,5 en la etapa de hoy. Y eso que con este programa las medias son más bajas que las mediciones de otros años por lo que sí los comparamos aún será mayor. Sólo le tengo que decirle que se adelante un par de veces al día (creo que se queda atrás para verme ese culete que se me está quedando de tanto andar) e incluso se saca las piedras de las sandalias en marcha. Ya sólo le falta evacuar sin pararse y será como Joseba, eso y lo de dormir con mochila, que por las mañanas le cuesta ponerse en marcha. Tanto es así que hoy incluso le he lavado la ropa mientras ella se duchaba compensando que el otro día ella hizo lo mismo por mí, sin que sirva de precedente, que no se acostumbre.
Que agradable quedar con compañeros de trabajo en un entorno tan diferente¡¡¡ Saludos a todos.. sigo el viaje cuando puedo, que tengo muy poco tiempo de wifi…