Después de tres duros días de etapas de más de 30 quilómetros la tarde de ayer en la Casona supuso una recompensa a nuestros fatigados cuerpos. Dos Gin-tonics de color azul suavizaron los efectos de la copiosa comida aunque no acabaran suponiendo una solución para mi compañero de fatigas (y de cama).
Abordo el tema que todos estáis esperando con inquietud sobre qué ha pasado esta noche en esa enorme cama de matrimonio ocupada por nuestros fatigados cuerpos. La realidad ha ido mucho más allá de lo que cualquiera pudiera imaginar. Es verdad que la retaguardia de Joseba ha trabajado mucho toda la noche pero no de la forma que algunos puedan imaginar ya que lo que ha ocurrido es que ha pasado todo el tiempo entre el baño y el borde de la cama hasta que el dios Fortasec ha calmado su fuego interior.
Para mí la noche ha sido algo más tranquila después de comprobar que Chile ganaba la final de la copa América, que el capítulo 7 de Juego de tronos tampoco es demasiado cañero y que mis Simpson siguen jugando al fútbol como si nada. Apenas he escuchado removerse un par de veces a mi compañero de lecho sin darle mayor importancia hasta que esta mañana me ha contado toda su odisea nocturna.
Hemos bajado a desayunar en un estupendo buffet del hotel del que yo he dado buena cuenta mientras mi sufrido y compañero calmaba sus tripas entre visita y visita al inodoro.
A las nueve y media y tras un pequeño lío a la hora de pagar la cuenta hemos salido bajo un cielo muy nublado y amenazante.
La etapa de hoy transita casi todo el tiempo por carretera, menos un trozo al final a partir de La fuente. Desde el principio comienza por una suave subida que va acompañando al río mientras el valle se va cerrando.
Al llegar a la Fuente y admirar su iglesia románica comienza lo más duro de la ascensión del día por una pista de cemento que atraviesa la aldea de Burio. Allí hemos encontrado a dos paisanos que nos han dado un buen rato de conversación explicándonos perfectamente lo que nos quedaba de ruta a la vez que nos hablaban de su vida como camionero, su mili en Basauri y alguna historia más del lugar. Da gusta parar un rato a charlar con la gente y descubrir que aún hoy en día hay personas que transitan por este valle de lágrimas sin prisas.
La dura ascensión por la pista de cemento lleva hasta la carretera que abandonas poco después para transitar entre prados en fuerte descenso hasta Cicera.
El día ha estado lluvioso todo el tiempo y con nubes que nos mojaban tanto desde fuera como nosotros íbamos soltando sudor desde dentro. No hemos necesitado el chubasquero pero siempre lo hemos tenido a mano.
Cicera es una pequeña aldea que tiene un albergue, un bar y poco más. Hemos tenido que esperar al señor que tiene las llaves del albergue porque una peregrina del día anterior había tenido un problema y han tenido que ir a rescatarla. El albergue está bastante bien, limpio y cuidado.
En el bar del pueblo hemos hecho tiempo hasta que ha llegado el del albergue y yo me he comido un estupendo menú peregrino a un precio razonable. No he usado la primera persona del plural porque sólo yo he tomado menú. Mi compañero de viaje se ha tenido que conformar con un par de cucharadas de arroz blanco para intentar calmar sus tripas y volver rápido al albergue a dormir la siesta y descansar.
Ahora parece algo más recuperado aunque va a todas partes con su botella de litro y medio de agua a la que ha añadido el zumo de dos limones y unos azucarillos. Yo mientras doy cuenta de un gin-tonic mientras escribo y escucho jugar a las cartas al grupo de peregrinos que ayer también estaba en la Casona.
La etapa ha sido cortita y eso nos ha permitido recuperar bien teniendo en cuenta la situación física de mi compañero y lo que nos espera mañana: una auténtica etapa de montaña hasta Potes y visita a Santo Toribio, primer objetivo de nuestro viaje.
Resumen de la etapa: 16,4 km en 3h 17 min a 4,99 km/h y con 601 metros de desnivel positivo acumulado.
Hola Juan:
Cuida bien de mi calvito que malo, malo lo quiero de vuelta enterito. Si le cuidas mal otro año no te lo dejo unos días.
Besos y espero que no te contagies.
Tere
A pesar de mantener contactos bastante íntimos no he sido contagiado. No te preocupes que te lo cuido y te lo devolveré en unos días, algo más delgado pero entero. Yo con unos días en verano tengo bastante, te lo dejo el resto del año que tú seguro que lo cuidas mejor y le das más mimitos que yo.
Seguimos caminando, abrazos.
Nos tomamos algún que otro vinito a tu salud y a la de Mar.